Comprometidos e indiferentes
En los dos meses y medio que duró la incertidumbre sobre el paradero de Santiago Maldonado, el mundo del deporte experimentó una clara división que mostró a comprometidos e indiferentes. Entre los primeros, hubo clubes, planteles y jugadores. Entre ellos, Marco Bufano, campeón del mundo de lucha Lei Tai –variante del Kun Fu que practicaba Santiago. Lejos de los flashes mediáticos, supo colgarse por esos días la medalla de oro en Taiwán, junto a una bandera argentina y la imagen del joven desaparecido.
Por Agustín Colombo para Perfil
Si el mundo se divide, sobre todo, entre indignos e indignados, como decía Eduardo Galeano, el caso Santiago Maldonado condensó esa división –o esa grieta– también entre deportistas y personas vinculadas al deporte. Porque en estos dos meses y medio, desde la represión del 1º de agosto en la Pu Lof de Cushamen hasta la aparición del cuerpo esta semana en el río Chubut, el deporte actuó como un mosaico de lo que sucedía en la sociedad: hubo personas comprometidas, otras cuidadosas y otras indiferentes.
En El Bolsón, Santiago practicó durante dos meses el arte marcial chino Kenpo. Había empezado en junio en el centro El Recinto bajo las órdenes del profesor Juan Alberto Roca. Llegó y en su primer día probó distintas disciplinas: estuvo siete horas y finalmente eligió el Kenpo porque le remitía al Kung Fu que había aprendido en Chile.
Santiago nunca se hubiese imaginado que cuatro meses más tarde, el campeón mundial de lucha Lei Tai –una de las variantes del Kung Fu– iba a pararse en el podio con una foto de él. Porque el argentino Marco Bufano hizo eso en Taipei, la capital de Taiwán: subió para colgarse la medalla de oro con una bandera argentina en sus hombros, y un cartelito con la cara del Brujo.
Lo que hizo Bufano lo habían hecho otros en varios de los 78 días en que Santiago estuvo desaparecido. Uno de los primeros en reaccionar fue San Lorenzo, a través de su comisión de Derechos Humanos, que le solicitó un permiso a la AFA para que el equipo expusiera un banner con la leyenda “Aparición con vida de Santiago Maldonado”. Fue a fines de agosto, cuando el caso empezaba a instalarse en la agenda pública. El pedido generó revuelo mediático y político porque la AFA, en primera instancia y por la decisión de un gerente, lo desautorizó. Cuando se viralizó esa carta, con la firma y el sello, desde Viamonte retrocedieron y lo habilitaron. La situación generó tensiones y varias peleas entre dirigentes de AFA. Pero finalmente, minutos antes del clásico entre San Lorenzo y Racing, el cartel recorrió el Gasómetro.
Temperley y Belgrano fueron los otros clubes de Primera que exhibieron un banner para pedir la aparición de Santiago. Sucedió lo mismo en algunos clubes del Ascenso, como Claypole, Ituzaingó, Sportivo Barracas, Cañuelas, Talleres de Remedios de Escalada o Victoriano Arenas. A su manera, amplificaron un reclamo que sensibilizó a buena parte del país. En otras instituciones, lo que no dijeron dirigentes y deportivas lo hicieron sus hinchas, que colgaron banderas en varios estadios.
La remera de Nahuel Guzmán, uno de los arqueros de la Selección argentina, quizás repercutió mucho más que todos los clubes de Primera y de Ascenso juntos. La resonancia que tiene la Selección genera eso. La pregunta que se hacían muchos argentinos –¿Dónde está Santiago?– sobre el pecho de Guzmán fue el primero de los dos aportes que saldrían del predio de Ezeiza. El segundo salió de la boca de Jorge Sampaoli: “Me molesta que aún no esté resuelto. Ya vivimos una época así y lo de Santiago nos preocupa”, declaró el técnico del seleccionado. Fue su manera de no hacerse el distraído.
*Por Agustín Colombo para Perfil