Una marcha que fue un abrazo
El viernes pasado, al cumplirse el primer mes de la desaparición de Santiago Maldonado y pese a los intentos de acallar la lucha, miles de cordobeses salieron a la calle a marchar y pedir por justicia.
Por Redacción La tinta
Hay veces que las movilizaciones son pura rabia o alegría. Otras que son desconcierto y búsqueda de respuestas. O el espacio de encuentro para caminar las luchas, las que pasaron y las de la actualidad. Hay veces que las marchas son la respuesta natural a una injusticia, intentando sumar todas las voces en un único grito que no pueda ser ignorado. El viernes pasado, al cumplirse un mes de la desaparición de Santiago Maldonado, miles de cordobeses salieron a la calle a marchar y encontrarse en un abrazo.
Es que esta vez la marcha fue un gran abrazo. La angustia y el dolor de contar con un nuevo desaparecido en democracia, se sumaron a la jornada de violencia y hostigamiento que se vivió el jueves 31 con la serie de allanamientos simultáneos de más de diez locales de organizaciones sociales y partidos políticos.
El intento de amedrentamiento, fogoneado desde los medios masivos de comunicación y con un desmesurado operativo policial, no fue suficiente para acallar la necesidad de salir a la calle.
La respuesta fue contundente: 80mil personas marcharon desde Colón y Gral. Paz hasta el Buen Pastor. 80mil personas que no se dejaron intimidar por el accionar de las fuerzas de seguridad y exigieron la renuncia de la Ministra de Seguridad Patricia Bullrich y la aparición con vida de Santiago.
No faltó nadie. El gran marco de unidad comprendía organizaciones de Derechos Humanos, madres y familiares víctimas del gatillo fácil, pueblos originarios, estudiantes, centros culturales, sindicatos, organizaciones sociales, partidos políticos y un mar de gente que desbordó las calles de la capital cordobesa. La solidaridad como bandera y el rostro de Santiago multiplicado en la multitud.
Entre las whipala y junto a la comunidad comechingona del Pueblo de la Toma, la palabra pausada de Víctor Acebo, director del Instituto Superior de Lenguas y Culturas Aborígenes (ICA), arroja claridad sobre los discursos superficiales de los medios masivos.
“Acá estamos por la defensa de la vida. No queremos que haya más desaparecidos. Acá está en juego la vida del ser humano, de cada hombre, de cada mujer. Nadie tiene derecho de hacerse dueño de esas vidas. Y la principal responsabilidad es del Estado. Somos hijos de esta tierra. Por eso estamos acá: en defensa de la vida”, afirmó Acebo.
Las que sí faltaron fueron las banderas y carteles incautados durante los allanamientos del día jueves, en un claro intento por desmovilizar las acciones de solidaridad con la lucha mapuche y el pedido de justicia por Maldonado.
“Nos quitaron los bombos, la leche y las banderas, pero nunca podrán quitarnos la voluntad de trabajar, el apoyo mutuo, la solidaridad de clase y, sobre todo, nunca nos podrán quitarnos nuestras ganas de luchar por un mundo nuevo”, afirma el comunicado de la Federación de Organizaciones de Base (FOB), que esa misma noche cosieron una bandera nueva para usar en la movilización.
Otro elemento significativo fue la enorme cantidad de policías en una movilización pacífica. Además de los retenes en cada acceso al centro, un fuerte despliegue policial frente a la sede de Gendarmería, el vallado de decenas de edificios públicos, se contó con una cantidad de efectivos de inteligencia “infiltrados” filmando y sacando fotografías a los manifestantes.
“Hay una línea nacional de criminalización a la protesta, puntualmente por lo de Santiago, la lucha mapuche y las formas de repudio que se están generando por todos lados. Y hay una clara relación entre la Nación y el gobierno provincial para que sea Córdoba el puntapié de esta corrida represiva”, sostuvieron desde la Coordinadora por la Aparición con vida de Santiago Maldonado.
Seguramente vendrán nuevas distracciones, intentarán desviar la atención con temas superfluos o información falsa, pero el viernes el mensaje fue claro: Frente a la violencia del estado, las escasas respuestas del gobierno, el hostigamiento policial y judicial, el bombardeo mediático y la constante deslegitimación de la lucha social, un pueblo digno salió a la calle a encontrarse en un abrazo y preguntar: ¿Dónde está Santiago Maldonado?.
*Por Redacción La tinta. Foto: Colectivo Manifiesto.