Todavía cantamos
Nosotras, las que podemos, las que todavía estamos, algunas de nosotras, nos juntamos.
Por Paola Gigante para La tinta
La convocatoria fue el 7 de mayo, en Cabana. Nos invitó la Ceci. Ella tejió una canción con el grito de muchas, de todas. Ese grito incansable multiplicado en cada paso que vamos dando sobre las cientos de calles, en cada una de las marchas de todas las ciudades, de todos los países. Ese grito que atraviesa fronteras, que desenmascara, que retumba por todas partes, incontenible.
Nos juntamos para reconocernos, nos reencontramos. Nos juntamos nosotras, las que todavía podemos. Nosotras, las que estamos obligadas a luchar y a reír, las que tenemos la tarea de reinventarnos por nosotras mismas y por nuestras hermanas, por las que ya no están, por las que quedan.
Nos juntamos a denunciar, a llamar las cosas por su nombre, a decir: femicidio, estigma, peligro, decadencia, machismo, explotación, violencia, cuerpo, objeto, medios, manipulación, culpa, mujer, feminismo, organización, supervivencia.
Nos juntamos a contar las miserias, a cantar las muertas. Nos juntamos porque es urgente y porque es necesario. Es necesario gritar una y mil veces el grito crudo y sin metáfora, real, visceral, en espera: ni una menos. En espera de justicia, ni una menos. En espera de una más, ni una menos.
Nos juntamos para reír, nos juntamos para ensayar y tomar mates, nos juntamos para gozar cada ápice de libertad conquistada, porque las que quedamos del lado de la vida tenemos el derecho y también la responsabilidad de pelear y de gozar, de re-inventar el placer entre las ruinas, porque a este mundo patriarca y capitalista le revienta, porque no nos soporta empoderadas, porque le asusta nuestra belleza, porque no entiende nuestra fortaleza.
Nos juntamos para hechizar el mundo, para lamer heridas, para cantar, para decir juntas que nos queremos vivas, nos queremos fuertes. Nos juntamos una tarde de sol en las sierras, entre los árboles, nos miramos para recordarnos, para decirle a otras, a otros, para decirnos a todas, para decirnos a todos: ni una menos.
*Por Paola Gigante para La tinta