Escuela Itinerante Docente: los guardapolvos blancos no se silencian
Cerca de 60 mil personas visitaron la última semana la Plaza de los Dos Congresos para acompañar el reclamo docente por la educación pública. Hace 20 años se instalaba la Carpa Blanca de la Dignidad. Hoy la Escuela Pública Itinerante está en el mismo lugar, con idénticos reclamos. Más que nunca, “la escuela argentina enseña, resiste y sueña”.
Por Florencia Ogas para La tinta
«Milito la aurora con mi ejército de pájaros» reza el cartel de una docente que observa la escuela itinerante desde lejos. Sonríe; charla con un compañero y responde con un sí a cada pedido de fotógrafos aficionados que se acercan.
– ¿Puedo tomarle una foto, profe?
Todos saben por qué decidieron ir: enseñar, resistir y soñar no es trabajo de unos pocos. Basta mencionar el repudio generalizado que desde los distintos sectores políticos, sociales, sindicales y estudiantiles recibió el Gobierno Nacional por su postura represiva y de no diálogo ante los reclamos de los maestros. En una plaza repleta, Sonia Alesso, titular de la Confederación de Trabajadores de la Educación (CTERA) expresó: «Queremos agradecerles que nos acompañen, que firmen los petitorios y que los abrazos solidarios a las escuelas continúen para que el gobierno escuche nuestro reclamo. Este gobierno que parece sordo y mudo pueda escuchar a los maestros y convoquen a la paritaria docente nacional y que cumpla con la ley. ¡Miren qué poco pedimos los maestros! Que el gobierno cumpla con la ley».
La escuela itinerante recrea un hito histórico en la lucha docente de los años 90′: La carpa blanca que se montó con el fin de lograr un aumento en los fondos destinados a la educación pública, a través de una Ley de financiamiento educativo. Por allí, pasaron y brindaron su apoyo más de tres millones de personas: escritores como Eduardo Galeano, músicos como Luis. A. Spinetta, Mercedes Sosa y León Gieco, entre otros.
Hoy la carpa docente itinerante invita y apuesta a una lucha que contenga todas las convicciones de ayer y hoy; y se logró. Casi 30.000 personas visitaron la escuela hasta el día viernes; docentes de otros distritos de la Ciudad de buenos aires, alumnos y alumnas acompañados por sus familiares, trabajadores de la cultura, músicos y turistas desprevenidos: todos dijeron presente y nadie quiso perderse la clase.
«Creo que educar es combatir y el silencio no es mi idioma». «Los maestros luchando también están enseñando» «Escuela Pública: por eso canto y por eso lucho» se pasean los guardapolvos blancos por la plaza, orgullosos y fortalecidos: la gente continúa llegando. Los autos que pasan por los alredores no quieren quedarse afuera y muestran su apoyo con bocinazos y levantando el puño desde las ventanillas; los maestros saludan -y en agradecimiento- entonan cánticos: «Y dale alegría, alegría a mi corazón venimos a defender nuestra educación. Ya vas a ver, que con los maestros vos no vas a poder. Y si señor, caer en la escuela pública es lo mejor».
Las rondas aparecen espontáneamente: algunos aprovechan la música de fondo y se animan a improvisar chacareras; otros responden a la pregunta de una profesora que quiere saber desde dónde llegan para apoyar la lucha docente: Luján, Morón, Mendoza, Zárate y la lista continúa. En el escenario, las actividades continúan: Sonia Alesso, recibe a Roberto Baradel -Secretario General de SUTEBA- para que se dirija a quienes los vinieron a acompañar: «Gracias a todos, vamos a seguir luchando con las razones que tenemos, con las convicciones y con la dignidad que es algo que ellos no conocen».
La referencia no sólo fue hacia los funcionarios del Gobierno sino también a los medios que buscaron deslegitimar el reclamo titulando a los maestros como meros sindicalistas escapistas de la ley y vagos sin causa. Según algunos sectores de la sociedad, la escuela itinerante se transformaría en un hobbye que no dejaría mucha tela para cortar. «Algunos diarios publicaban ‘los sindicalistas’, ‘los gremialistas’ y no los maestros. Han demonizado al sindicalismo en este país. Hay miles y miles de dirigentes sindicales y delegados de comisiones internas de fábrica que dieron su vida por construir un país: como Atilio López, Carlos Fuentealba, Estela Maldonado y Felipe Vallese. Sindicalistas -que ellos llaman despectivamente- y de los que nosotros nos sentimos orgullosos». Un aplauso fervoroso inunda la plaza.
Juan y Felipe son amigos, uno tiene 8 y el otro 10 años. Ambos asisten a la escuela pública y los dos llevan sus guardapolvos serigrafíados con una frase en apoyo a los docentes: su mamá -que es maestra- conversa con sus colegas sobre la situación actual que atraviesan. Ya son Vox Pupuli algunos argumentos que persiguen el deseo de abrir una grieta entre docentes y alumnos; deberíamos preguntarnos por qué no es posible percibir a los niños, niñas y jóvenes como sujetos políticos de derecho, con voz y voto.Son ellos quienes habitan la escuela pública de cada día; son ellos quienes sufren las condiciones precarias de sus instalaciones, la falta de insumos y también quienes desean que el conflicto se resuelva para regresar a clases. Allí están, apoyando la lucha docente que también es lucha estudiantil; saben que el triunfo se reflejará en las aulas.
«El Ministro de Educación, Esteban Bullrich, se fue de vacaciones mientras nosotros estamos acá. También el Presidente de la Nación. ¿Qué cosa es más importante en un país que resolver un tema que es de vital importancia para todos que es la Educación en Argentina? Deberían estar hoy, mañana, pasado y todos los días a resolver el problema de la educación, a mejorar la inversión educativa y a citar a los gremios docentes para que halla paritaria.» Sentenció Alesso. La gente va y viene; se detiene a escuchar atentamente a los docentes que toman la palabra; otros firman petitorios; y muchos se pasean por los bordes de la escuela itinerante observando los dibujos y mensajes de apoyo de los alumnos y las alumnas: 《la lucha dignifica》dice al pasar un grupo de jóvenes.
La Plaza de los Congresos encendió las luces otra vez; como aquel Abril de 1997, hoy mira el fulgor blanco de los guardapolvos rebeldes.