A pesar de todo y a pesar de todas: les hicimos el Encuentro
Pasó el 31° Encuentro Nacional de Mujeres (ENM). Tanto es el miedo que las redes del patriarcado se fortalecen entretejiéndose para resistir de una y mil formas para que no nos encontremos.
Por Redacción La tinta
Porque para muchas después del ENM y de la marcha del miércoles, hoy no nos da lo mismo que el patriarcado desde sus diversos ámbitos de poder y con sus voceras, se opongan una y mil veces a nosotras, a que nos juntemos, a que nos pensemos, a que nos cuestionemos. Nos tienen miedo porque rabiamos por todo lo que nos pasa, por todas nuestras muertes, por levantar nuestras voces bien en alto. Rabiando, sí rabiando y gritando una vez más: Alerta!
No duelen tanto los gases o las balas de goma que tiran
En Mar del Plata, el año pasado, encontraron la fórmula con los gases y en Rosario redoblaron la apuesta sumando balas. Resulta insólito y paradójico ya que en el mismo ENM el eje transversal fue “basta de violencia contra las mujeres”.
La violencia explícita que todas vivimos día a día, en Rosario se manifestó de la forma más dura. ¿Por qué? por la reacción a las pintadas denunciando la misoginia y el heteropatriarcado. Capaz cabe preguntarnos ¿cuáles deberían ser las formas «correctas» de manifestarnos, si las que el propio patriarcado nos indica no nos mantiene con vida?
La violencia explícita que todas vivimos día a día, en Rosario se manifestó de la forma más dura. ¿Por qué? por la reacción a las pintadas denunciando la misoginia y el heteropatriarcado. Capaz cabe preguntarnos ¿cuáles deberían ser las formas «correctas» de manifestarnos, si las que el propio patriarcado nos indica no nos mantiene con vida?
Es inaceptable que sea el segundo año que no nos dejan llegar a la catedral a manifestar nuestra bronca. Tantos años de domesticación de nuestros cuerpos, tantos años de moralidad cristiana que nos encarcela y nos esclaviza en función de los intereses del entronque patriarcado- capitalismo. Igual, ¿de qué nos sorprendemos? ¿Qué podemos esperar de quienes detentan el poder? cuando no les tiembla el pulso en atacar y disparar a las mujeres que los parimos.
Siempre difícil
Que prometan viandas que no llegan y después las dan, pero dan la mitad, entonces tenemos que salir corriendo a ver cómo resolvemos la comida de todas las compañeras. Que los recursos que tenemos son pocos porque hicimos 25 actividades para juntar dinero para que podamos ir la mayor cantidad de compañeras. Que los ómnibus que contratamos nos cobran lo mismo que un ómnibus de línea. Que a último momento te dice que no viaja y se quedan 60 compañeras sin viajar. Que dormimos apretadas en el piso y sin duchas; que tenemos que caminar 20 cuadras para acá, 20 cuadras para allá -con mujeres grandes y niñas que se cansan- porque no ponen todos los edificios públicos a disposición, termina convirtiéndose en parte de la mística del encuentro. Esos contratiempos, inconvenientes o incomodidades se van transformando en anécdotas y bromas.
«Es la manera en la que seguimos reproduciendo las lógicas masculinas, lo que no nos permite construir la política en femenino»
Pero… ¿con las que duelen qué hacemos? ¿las guardamos y las gestionamos entre nosotras, para adentro del ENM y el Movimiento Feminista? ¿O las hacemos públicas?
Bueno lo hemos decidido: algunas incomodidades las guardamos y las gestionamos para adentro, otras las vamos a contar. Porque entendemos que si no en algún sentido, estaríamos siendo cómplices de eso que duele. Ser voceras y cumplir los mandados del patriarcado es parte de lo que no nos permite avanzar como movimiento feminista. Es la manera en la que seguimos reproduciendo las lógicas masculinas, lo que no nos permite construir la política en femenino.
Es nefasto que aquellas que pertenecen a los partidos políticos vayan mandatadas por sus referentes masculinos, con órdenes claras de lo que tiene que sí o sí salir de las conclusiones del encuentro. Que tengan presencia en todos los talleres con el mismo mandato; que no permitan que la discusión fluya y confluya, y que no permitan crear y construir política en femenino y en función de nuestros intereses como Movimiento Feminista, en sentido amplio.
También, es inadmisible que estén sus referentes en la plaza dando discursos, pero que salgan post Encuentro a quebrarlo, que desconozcan la trayectoria de 31 años de Encuentro, de cómo elegimos la sede, generando ruidos y posibilitando un quiebre como encuentro de mujeres.
No chicas, así no.
Que la marcha, que tanta mística tiene y que tanto nos fortalece, se vea opacada por disputas tan inútiles como en qué lugar marchás, cuál es la pancarta más grande, quién lleva más banderines, quién tiene la batería más grande e impone sus cánticos partidarios. Que haya gritos y broncas por si el cordón de seguridad se pasó un centímetro para el lado de la otra columna. Es un sinsentido.
No estamos dispuestas a producir y reproducir esto. Porque las formas, lógicas e intereses patriarcales nos matan y no nos matan en sentido figurado, nos matan literalmente. Porque son tan impunes que tanto el año pasado como este, ocurrieron varios femicidios mientras sucedía el ENM. El año pasado inclusive en la misma ciudad donde lo estábamos haciendo. Nada es casual.
A pesar de todo, mucho para celebrar y celebrarnos
Celebramos la vuelta de las compañeras de AMMAR Córdoba al ENM, luego de ocho años de estar inhabilitadas a participar debido a los impedimentos de quienes se posicionan como abolicionistas del trabajo sexual.
Festejamos que cada vez somos más. Porque es mucho lo que vamos tejiendo entre nosotras, porque es mucho lo que vamos creciendo como movimiento feminista, porque somos muchas las que estamos hartas y dispuestas a dar vuelta el tiempo como la taba, y que el tiempo que viene sea el nuestro, el de mujeres libres.
Seguimos sin respiro
Del Encuentro hasta la fecha hubo 14 femicidios. Que duelen especialmente porque sentimos que son la respuesta al ENM. Es el miedo misógino y cobarde.
Pero una vez más como buenas nietas de las brujas, nos levantamos del dolor, recuperamos la fuerza que nos da el “entre mujeres” y salimos a la calle a escupirles la rabia, a mostrarles que juntas somos imparables, que estamos hartas y que no estamos dispuestas a seguir tolerando su violencia. El miércoles hicimos una primera muestra de lo poderosas que somos, de lo que de verdad vale nuestro trabajo cotidiano, el remunerado y el no remunerado.
La violencia se va a terminar: nosotras decimos ¡BASTA!
*Por Redacción La tinta. Fotografía: Victoria Giambruno
