Un grupo de trabajadores y profesionales del Museo de Antropología de la FFyH viajó a Villa de Soto, con el fin de colaborar en la creación de la biblioteca del Museo Comunitario y conocer el trabajo realizado en la primera excavación en un sitio arqueológico de esta localidad cordobesa.
Por Damiana Cuello y Carlos Martoglio para Alfilo
La iniciativa de fundar el Museo Comunitario de Villa de Soto surgió en el año 2013, a partir de que un grupo de soteñxs, entre quienes se encuentra Soledad Ochoa, trabajadora del Museo de Antropología, motivadxs en promover y sensibilizar sobre la importancia de proteger el patrimonio material e inmaterial de este pequeño municipio, ubicado en el noroeste cordobés, a 170 km de la capital provincial.
Contar con un espacio para rescatar, valorizar y custodiar el patrimonio tangible e intangible, cultural y natural de esta región era una necesidad de quienes pensaron este proyecto. Por tangible se entiende a las piezas arqueológicas halladas y por intangible los relatos que a lo largo del tiempo se transmiten de manera oral.
La idea de crear un Museo comunitario estuvo acompañada por el Museo de Antropología de la UNC y a lo largo de 2014, bajo la coordinación de la antropóloga Mirta Bonnin, se llevaron a cabo talleres brindando nociones específicas de museografía. Así, junto a lxs soteñxs se llegó a determinar el carácter regional y comunitario que tendría el nuevo espacio en la localidad. A fines de ese mismo año, se concreta la iniciativa con la creación formal del Museo Comunitario y Regional para Villa de Soto.
Más tarde, en el año 2015, tras obtener la personería jurídica como “Asociación Civil Multicultural Chihimi-sis”, se fueron sumando más vecinos y vecinas, entusiasmadxs en participar de este nuevo espacio. Finalmente, el Museo Comunitario cobró mayor fuerza con el aporte de investigadorxs del Museo de Antropología de la UNC/IDACOR, como Andrés Laguens, Mirta Bonnin y Clara Quintero Bonnin.
La colección material del Museo de Soto se creó a partir de objetos y restos arqueológicos que fueron encontrados por la gente que vive en esta región y el préstamo de piezas del Museo de Antropología. Al mismo tiempo, los relatos que acompañan a esos objetos fueron escritos por lxs propixs vecinxs. Además, el Museo ubicado frente a la Terminal de Ómnibus, funciona como depositario judicial de aquellas piezas que son rescatadas o secuestradas, en diferentes procedimientos. El logo del pueblo es a su vez una de las estatuillas que se encuentra expuesta en una de las vitrinas principales de este Museo.
Una vidriera regional
Uno de sus fundadores y actual presidente del Museo Comunitario es Osvaldo Sánchez, quien señala que la biblioteca que se está formando es la única en su tipo. Nacida gracias a la colaboración del Museo de Antropología de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la UNC y vecinxs de Villa de Soto, cuenta con más de 500 libros que incluyen géneros de ficción, novela, poesía, humanidades, ensayos y enciclopedias, entre otros.
Por otra parte, Bernardo Aranguren, vecino de Soto y miembro de la comisión fundadora del Museo, cuenta sobre las primeras actividades impulsadas desde este espacio. “Una vez al mes, y con el apoyo de la Municipalidad, se organizaba el evento ‘Música y palabras’, una jornada dedicada a fusionar poesía con diferentes géneros musicales, como rock, folklore y ópera”. Incluso, en 2017, participó la artista Milena Salamanca. Con el tiempo, esta jornada fue creciendo y se incorporó la danza, con el fin de seguir promoviendo la fusión de las diferentes expresiones artísticas.
Aranguren, que además de formar parte de la comisión del Museo está al frente de una ferretería, es músico y escritor de poesía, relata que una de las metas principales del Museo es la promoción y reivindicación del arte regional. “La idea es posicionar al Museo como una vidriera regional de las expresiones culturales de Soto y sus alrededores”.
Uno de los objetivos que promueve el Museo de Antropología de la FFyH es difundir y acompañar en tareas de tipo museísticas vinculadas del patrimonio cultural en distintas localidades del interior de Córdoba y el país. De este modo, a mediados de 2019, trabajadoras del Área de Educación del Museo comenzaron a viajar, una vez al mes, a Villa de Soto para abrir el museo y realizar talleres educativos con diferentes escuelas de la zona.
En estos encuentros y con el objetivo de reforzar los vínculos entre la comunidad, el Museo y su patrimonio, se trabaja de manera conjunta entre el Área de Educación del Museo de Antropología, el Museo Comunitario de Villa de Soto y el Proyecto Arqueológico Soto del Instituto de Antropología de Córdoba (IDACOR). Hay que destacar que el Museo se sostiene gracias al trabajo voluntario de lxs vecinxs, y que aún no cuenta con un presupuesto fijo para su desarrollo. Sólo abre sus puertas para ocasiones especiales, tales como talleres, visitas guiadas y eventos locales. A su vez, la Comisión del Museo está integrada aproximadamente por unas 15 personas que cumplen diferentes roles y sostienen el espacio durante todo el año.
Una de las principales metas por las que están trabajando desde el Área de Educación del Museo de Antropología es la capacitación de vecinxs de Villa de Soto, para que en el futuro puedan llevar adelante las tareas requeridas en el Museo de su comunidad. Otro objetivo es la vinculación de esta institución con públicos más diversos. Por el momento, quienes más visitan al Museo son jardines de infantes, escuelas públicas, primarias y secundarias, centros de jubilados y la comunidad en general.
Osvaldo Sánchez rescata la importancia de vincularse tanto con niñxs y adultos mayores y las personas de los centros de jubilados porque son los dos extremos de la vida. En uno, se siembra la pasión por la historia y el otro se pueden transmitir de manera oral las vivencias y relatos del pueblo.
Los originarios de Soto
El director de este proyecto arqueológico que se desarrolla en la localidad de Villa de Soto es Andrés Laguens, quien se desempeña como docente, antropólogo, arqueólogo e investigador del IDACOR- Museo de Antropología de la UNC.
Desde hace dos años, Laguens coordina un equipo compuesto por arqueólogos y estudiantes de esta especialidad en la carrera de Antropología de la FFyH, quienes el sábado 23 de noviembre realizaron trabajos de excavación en los márgenes del río de Villa del Soto. Este grupo de trabajo transcurría gran parte del día desafiando las altas temperaturas de la región, con momentos de descanso a la sombra en pleno bosque nativo.
El proyecto tiene como propósito recuperar las formas de vida tradicionales de los pueblos originarios y autóctonos de la región. Laguens comenta que “se comenzó a excavar en el sitio para obtener restos arqueológicos de esta región en las zonas donde se habían encontrado materiales en trabajos de campo y visitas anteriores”. Además, precisa, que “en el sitio arqueológico donde se están realizando estas búsquedas ya se encontraron restos pequeños de cerámicas que dan cuenta de la forma de vida de los pueblos originarios de Soto”.
El proceso de trabajo comenzó con la tarea de prospección, que consiste en la identificación del lugar como posible sitio arqueológico. Laguens explica que “uno de los criterios que se tuvo en cuenta para la selección del terreno fue su accesibilidad”.
Así, a 2 kilómetros del centro de Villa de Soto, con un equipo de 24 personas se comenzó el proceso de apertura del sitio arqueológico. Laguens explica que “dicha excavación se realiza en el orden inverso en que se formó el sitio”. Es decir, “se comienza por la última capa y hay que recuperar la forma natural del territorio”. “Así -precisa-, se encontró el rastro de una raíz de un árbol a partir del cual se formuló la hipótesis de un bosque que ya no está. Entre uno de los hallazgos se encuentra un sector del terreno que da la idea del piso de una vivienda”. Se estima que lo descubierto en el sitio data de aproximadamente 1000 años atrás.
Para poder asociar luego los materiales encontrados se registra minuciosamente toda la información que puede servir para el posterior trabajo en laboratorio. Por ejemplo, se marca el lugar de hallazgo con la referencia que brinda una estación total que es un dispositivo que localiza tridimensionalmente el lugar donde se encontró dentro de la cuadrícula de trabajo.
El director del proyecto recupera parte de la historia de esta localidad. “Originalmente -dice-, Villa de Soto fue un pueblo de aborígenes con una fuerte tradición relacionada a la tejeduría. De hecho, algunos de los hallazgos principales de la región son tejidos, que fueron exhibidos durante un año en la muestra inaugural del Museo Comunitario de Villa de Soto”.
A su vez, Laguens señala que “el proyecto se propone dar cuenta de la vida cotidiana de las comunidades que habitaron estos territorios e identificar otros mundos posibles que son distintos a los nuestros”.
Los hallazgos de esta investigación, serán exhibidos posteriormente en el Museo Comunitario de Villa de Soto. Incluso, Laguens plantea la posibilidad de exponer estos restos en el Museo de Antropología de la UNC, en Córdoba.
Conciencia ancestral
Hoy me imagino el silencio del monte, me imagino el sentir de su habitante, me imagino la raíz que es el soporte, me imagino estar ahí. Hoy estamos todos juntos en el valle, como el hecho inevitable de un presagio, de un encuentro casual en la semilla, hoy estamos aquí. Sin la música, ni el canto de la brisa, ni la danza sensual de aquella rama, pero el árbol está con la memoria, testimonio ancestral de las tinajas. Y lo escucho en mí, escucho su latir adentro mío, los convido a escuchar ese lamento, de este pueblo de colores tan distintos. Sí, vinimos a un ritual, en el encuentro de la historia en el tejido, en la lana, en la flecha, en la greda y su vasija. Los convido a conocernos, a estar ahí, a ver el monte, a andar el río, a sentir la brisa, a doblar el barro, el mismo barro que grabará las líneas de nuestras manos. De las mañanas, de los tejidos y los cacharros…
Bernardo Aranguren.
*Por Damiana Cuello y Carlos Martoglio para Alfilo. Fotos: Irina Morán.