Detrás de las palabras VI: La Batalla Cultural
Por Esteban Viú para La tinta
Con la campaña electoral a punto, esta columna se propone investigar qué hay atrás de las palabras que leemos o escuchamos por estos días: intereses cruzados, operaciones mediático-judiciales y fake news congestionando las redes sociales configuran un escenario complejo para los discursos e información contextualizada y verídica que circula en campaña.
Estas palabras no son la defensa de ninguna fórmula en particular, sino una pequeña contribución para esclarecer la información que se nos multiplica por estos días. Las prácticas periodísticas y de nuestros representantes no solo quiebran la confianza en la información o el sistema electoral. Hieren de muerte la confianza de la ciudadanía y rompen el debate público, y, por consecuencia directa, la calidad de nuestra democracia.
***
El panorama electoral parece estar resuelto a esta altura del año. De no mediar ninguna catástrofe (otra), Mauricio Macri abandonará la presidencia de Argentina el 10 de diciembre y, muy probablemente, Alberto Fernández sea su sucesor. En este contexto, las fuerzas políticas ya no disputan la gran masa electoral sino que se dedican exclusivamente a dos combates: el micro electorado (AF quiere rasguñar algunos puntos más en Córdoba y Mendoza, MM busca lo mismo en provincia de Buenos Aires) y a disputar el imaginario social. Es decir, la famosa Batalla Cultural, que se corporiza de maneras muy diferentes pero persigue un fin único: la construcción de un marco conceptual desde el cual interpretar lo sucedido pero, sobre todo, lo que sucederá. El poder se gana por las ideas, sugería Gramsci.
“La incertidumbre tras las PASO nos puso en una situación de mayor vulnerabilidad económica”
El 4 de septiembre, Macri comenzó un hilo en Twitter con esa frase. Así, se desentendía una vez más de sus políticas de estos casi cuatro años y planteaba de manera indirecta que la crisis fue resultado de las PASO del 11 de agosto. El achique de la economía local y la bicicleta financiera parecen no haber afectado la estructura económica de un país periférico con problemas históricos para la entrada de dólares.
«La incertidumbre tras las PASO nos puso en una situación de mayor vulnerabilidad económica. Como Presidente, mi foco es reducir esa vulnerabilidad y llevarles tranquilidad a los argentinos. Estas semanas tomamos una serie de medidas en esa dirección»
— Mauricio Macri (@mauriciomacri) September 4, 2019
La cruzada cultural comenzó exactamente 12 horas después de las elecciones. «Si el kirchnerismo gana, esto es solo una muestra de lo que puede pasar. Es tremendo lo que puede pasar», decía Macri sobre la disparada del dólar a $58. Pero no fue el único. Veleta Pichetto aseguró que AF juega “al bombero y después al incendiario” y Patricia Bullrich dijo que “Alberto Fernández tiene mala intención y lo que dice es poco serio”. La corona de este ruinoso neoliberalismo que escupe culpas es de Elisa Carrió. La diputada fue el ariete para instalar, en una porción considerable de la población, que hubo fraude en las elecciones por falta de fiscales.
Con su discurso, el oficialismo buscaba cargar la responsabilidad en la principal figura de la oposición pero también largaba las primeras (y únicas) medidas para las clases media y baja. Antes de eso solo se dedicaron a nutrir las arcas propias y la de los especuladores. El resultado de esa brutal transferencia de recursos es la crisis actual.
Que el consumo de carne este en un mínimo histórico (49,6 kg por habitante por año) no es algo que el macrismo desconozca, solo pretende que las consecuencias de ese hecho las paguen el pasado y el futuro. Nunca el presente que ellos escriben.
Crear, recrear y moldear la historia es una de las armas más eficientes que tiene el neoliberalismo para encontrar cualquier borde de donde sujetarse, resistir y reproducirse. “El neoliberalismo resignificó términos y estableció nuevas asociaciones, por ejemplo afirmando que la democracia se basa exclusivamente en un sistema procedimental de elección de representantes, desestimando su valor como gobierno del pueblo. El Estado, considerado ineficiente y burocrático, debe dejar de “mantener vagos” por lo que conviene achicarlo, cambiando su rol proteccionista y solidario”, asegura Nora Merlin, psicoanalista y magíster en Ciencias Políticas. Además, agrega que la igualdad fue reemplazada por la meritocracia, y la libertad pasó a significar ausencia de restricciones para el mercado. La nula existencia de las limitaciones a la hiperconcentración económica, política y comunicacional, dice Merlin, produce severas restricciones a la mayoría social.
El neoliberalismo no solo no nos hizo sujetos más libres, sino que nos permite cada vez menos. Las ideas que sedimenten en estos meses formarán parte de las que definan si en un futuro no muy lejano volvemos a las catástrofes neoliberales o si avanzamos hacia un modelo de sociedad más justa y equitativa.
Los límites del Frente de Todos
El último revuelo que tuvo el frente opositor fueron las palabras de Juan Grabois, que planteó la posibilidad de una Reforma Agraria. Se puede discutir el momento que eligió el dirigente social para plantear la discusión: en el medio de una campaña de tergiversación y mentiras que impulsó el gobierno a través de sus trolls bajo el hashtag #VienenPorLoTuyo.
Tenes 2 casas o 2 coches?…una casa y un coche serán para el kumpa que no tiene.!!! ✌️#VienenPorLoTuyo
— #Gabriel ⭐️🇦🇷⚓️ (@G4briel_8) September 3, 2019
Todo lo que se dice campaña del miedo. Por eso, quizás, a Grabois se le puede cuestionar el momento que eligió para la discusión, que le sirvió a los medios hegemónicos para dispararle las últimas municiones pesadas a lo que ellos reducen como “kirchnerismo”.
Si marcaron tu casa con cartel de EXPROPIACION YA mandá foto >>>>>>>>>> #VienenPorLoTuyo pic.twitter.com/te7zuB27yV
— Carl Bonifatti 🐱 🐾 (@carlbonifatti) September 3, 2019
Sin embargo, lo que no podemos tolerar es que se niegue una discusión al respecto. Que se pueda hablar de Reforma Jubilatoria, Laboral o Impositiva pero no de una Reforma Agraria o una Junta Nacional de Granos es producto de una cultura dominada por la derecha que empuja incluso a los sectores de centro-izquierda a cuestionar a Grabois antes que a la concentración de la tierra.
Los límites impuestos en el Frente de Todos parecen claros: “No alterar al poder para salir de esto”. Los movimientos sociales empujan para marcar su agenda y el gobierno nacional los reprime como único método para saciar el hambre que le queda de acá a diciembre. Esto también es Batalla Cultural.
***
Hasta aquí, la sexta entrega de esto que intenta poner el ojo sobre algunas operaciones mediático-judiciales y fake news que están a la orden del día en esta campaña que arrancó con todo.
*Por Esteban Viú para La tinta.