Ferocidades y esperanzas
Por Carlos Del Frade para Pelota de Trapo
En la Argentina crepuscular del tercer milenio, las mujeres y los hombres de la historia fueron reemplazados por animales en vías de extinción en las postales de los billetes que circulan en la vida cotidiana. De próceres a fieras. Quizás una de las tantas síntesis del capitalismo. La ferocidad del sistema que, en la realidad, se hace plural. Por eso, hablamos de ferocidades.
La palabra ferocidad, según el diccionario etimológico de Joan Corominas, sostiene que el vocablo original que aparece en castellano es el adjetivo “fiero”, alrededor del 1140. Venía del latín y significaba silvestre, feroz y fue sustantivado con el sentido de bravata, allá por 1599.
Ferocidad, en concreto, surge en el año 1438. Luego, irrumpe la palabra ferina, aplicado a una especie de tos que recuerda la de ciertos animales. Hasta que, en el siglo dieciocho, hacia 1718, también se usa el término fierabrás, nombre del gigante que se originó en los libros de caballería.
Así como sucede con los billetes, la fiereza del sistema se hace cotidiana.
Postales desgarradoras que parecen individuales, pero que responden a una lógica de concentración de riquezas y poder en pocas manos, y que, como consecuencia, multiplica el drama entre las y los que son más en esos parajes cósmicos.
Sin embargo, lo humano resiste.
La inverosímil tenacidad de la ternura, la solidaridad, la valentía, la alegría y la imaginación sigue mostrando que no hay historia terminada ni noche sin fin.
De allí, esta serie de noticias que marcan la lucha permanente entre las ferocidades y las esperanzas.
Con el deseo de que sean las esperanzas las que realmente se conviertan en moneda cotidiana.
Pornografía
A fines de mayo de 2019, un médico de uno de los hospitales más prestigiosos de la Argentina fue imputado por el delito de producir pornografía. Es un pediatra, jefe de inmunología y reumatología. Sus víctimas eran chicas y chicos de seis meses a catorce años. “Se pudo determinar que reproducían imágenes en donde había chicos abusados o expuestos con desnudez”, sostuvieron los investigadores. Imágenes que eran subidas a una red internacional llamada “deep web” con usuarios en Brasil y en los Estados Unidos.
-Hay cosas inimaginables. Eso es lo que les hacen a los chicos y tenemos que verlo para agarrarlos y que no vuelvan a tocar a ninguno más– dijo uno de los profesionales que participaron del proceso judicial.
La Argentina es uno de los países que más tráfico de pornografía infantil genera, con 185 videos por día.
Gatillo fácil
Juan Cruz Vitali tenía solamente 23 años cuando, el domingo 12 de mayo, esquivó un control vehicular y fue perseguido por la policía de la provincia de Santa Fe entre las calles de Capitán Bermúdez, a pocos kilómetros al norte de Rosario. Un oficial de La Santafesina SA, entonces, lo remató con un disparo en la nuca. El regreso del gatillo fácil en medio del proceso electoral que determinaría el nuevo gobernador en el segundo estado de la Argentina.
-El gatillo fácil se enmarca en una habilitación política de la mano dura… se crean enemigos internos y se desvía la atención. Se transforman los conflictos sociales en escándalos policiales… los policías no son cualquier civil que camina por la calle y esto debemos comprenderlo, en especial, el Poder Judicial. Son depositarios de la violencia legítima del estado, es decir, especialistas en el uso de la fuerza letal y no letal. Deberían detentar saberes específicos, ser altamente profesionales y, por eso, su quehacer está o tendría que estar protocolizado, ajustado a manuales de procedimientos para que no vulneren los derechos de las personas con quienes se vinculan. ¿Y esto por qué? Porque, en la calle, terminan siendo jueces de tu vida. Ahora, de nada sirven los protocolos si, al mismo tiempo, los policías no son llamados a rendir cuentas por sus acciones– opinó el abogado Santiago Bereciartúa, docente de la cátedra de criminología de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Rosario.
Los pibes desangelados
Carlos Viu Gut era un jubilado de 72 años y vivía en el FONAVI Parque Oeste, en la ciudad de Rosario, ex capital de los cereales y ex rosa crispada siderúrgica y obrera, como decía una vieja poesía.
El imputado de haberlo matado es un muchacho de solamente veintiún años, Ariel, devenido en consumidor consumido desde hace tiempo.
-Consume droga desde los 12 años, se cree impune y, en mi familia, tenemos miedo– dijo su mamá que colaboró para que su hijo fuera detenido.
Ariel mató a Carlos que era su vecino y le robó un televisor y un secarropas que, luego, ofreció a la venta en el mismo barrio. Además de aplicarle numerosos puntazos en el cuerpo del jubilado, quemó la casa con la intención de borrar rastros.
Los únicos privilegiados son los niños, decía una vieja leyenda argentina, una geografía que alguna vez pensó ser un país independiente, soberano y en cuyo himno se cantaba la necesidad de tener en el trono a la noble igualdad.
Hay números que demuelen aquellas consignas: el 51,7 por ciento de las chicas y los chicos entre cero y diecisiete años son pobres y el 13 por ciento pasa hambre. Hambre en el país de la carne, la leche y los cereales de fama y alcance mundial. Casi tres millones y medio de chicas y chicos empobrecidos.
Fácil de escribir en números, imposible ponerle una carita y conocer la historia de cada una y cada uno.
-El riesgo alimentario se incrementó de modo significativo en los niños: esto quiere decir que viven en hogares que tuvieron que bajar sus consumos alimentarios por problemas económicos– dijo Ianina Tuñón, investigadora de la Universidad Católica Argentina.
Las chicas y los chicos comen cada vez más en comedores o escuelas. Desde 2010 hasta 2019, aumentó 8,8 puntos la cantidad de niñas y niños que deben comer afuera de sus casas, alrededor de 3 millones de niñas, niños y adolescentes. Y hay un siete por ciento que no cena.
*Por Carlos Del Frade para Pelota de Trapo.