Causa Montiveros: este martes se conocerá la sentencia
El juicio, que comenzó el 6 de noviembre del año pasado, culminará este martes con la lectura de la sentencia en Tribunales Federales I desde las 9:30 horas. Se juzga a miembros del Comando Radioeléctrico y dos policías de Alta Gracia por delitos cometidos contra 16 personas entre marzo y julio de 1976. El único militar imputado fue separado del juicio por razones de salud.
Por Florencia Ogas para La tinta
Los hechos que se juzgan fueron cometidos por el Tercer Cuerpo del Ejército, comandado por Luciano Benjamín Menéndez, entre marzo y julio de 1976. En el juicio, brindaron su testimonio dieciséis testigos y sólo tres imputados declararon: Miguel Ángel “El Gato” Gómez, quien ya fue juzgado y condenado en otras causas por delitos de lesa humanidad; Miguel Ángel Bustamante, Jefe del Cuerpo de Infantería, quien tenía a su cargo al personal que se desempeñaba en la Alcadía de la Jefatura de Policía (actualmente el Cabildo) donde se recibía y alojaba a los detenidos que llegaban de la D2; y Pedro Nolasco Bustos, miembro del Comando Radioeléctrico condenado en el año 2012 por el asesinato de tres militantes de la Juventud Universitaria Peronista (JUP).
El valor de los testimonios en la búsqueda de justicia
Desde el Informe de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP) en septiembre de 1983 hasta hoy, el valor de los testimonios en los juicios por delitos de lesa humanidad ha sido invaluable. En esta causa, quedó demostrado que la participación de los dieciséis testigos fue una pieza fundamental para reconstruir el horror del Estado represivo y genocida en Córdoba.
Una de la sobrevivientes y testigo del juicio, Ramona Angela Sánchez, fue detenida junto a Hugo Quiroga Pavón y Carlos Alberto Varella Alves en Alta Gracia el 30 de abril de 1976. Ramona y Carlos Alberto compartieron días de cautiverio en la D2 junto a Quiroga Pavón hasta que ambos fueron liberados. Antes de quedar en libertad, recordó las últimas palabras que le dijo su amigo: “Me sacaron la venda, corrí hacia la derecha y hablé con Huguito que estaba en muy mal estado, y lo último que me dijo fue: decile a mi mamá que me saque de acá porque no me la banco más”. Después de aquel día, no supo más nada de él.
Su testimonio también reveló los tratos a los que, en particular, las mujeres eran sometidas. “Un día, alguien se acercó a mí, era silencioso, como un gato. Este señor me llevó al baño, me sacó la venda, me miré al espejo y lo vi. Era una persona alta, morocha, que me recordaba a los tangueros, vestía de negro, tenía bigote y me atacó. Golpearon la puerta del baño y alguien le dijo: está el superior visitándonos, se escuchan los gritos, déjelo para más tarde”, recordó.
Raúl Berti, hermano de Carlos Berti, también declaró. Su aporte fue crucial para armar el rompecabezas de lo sucedido aquella mañana del 2 de julio de 1976. José María Villegas, Carlos Berti, Néstor Morandini y José Osatinsky -la víctima más joven de la represión, tenía sólo 15 años- fueron cercados y acorralados por once móviles del Comando Radioeléctrico, en Barrio Güemes. Dos pudieron escapar, Villegas y Osatinsky fueron asesinados. “Dispararon como alma que lleva el diablo, aterrorizados, subieron a los techos y corrieron. Mi hermano sintió los balazos contra la puerta. Saltaron al sur de la calle Brasil, entraron en la manzana por un patio, saltaron los techos nuevamente, consiguen salir corriendo hasta la segunda manzana. Allí, mi hermano y Néstor Morandini consiguen pasar a la segunda calle, José Villegas y el ‘Pibe’ -por José Osatinsky- se encuentran con una pared y no pueden saltar, se vuelven y ahí son acorralados por la policía y acribillados”, relató al Tribunal.
Santiago Nicola, hijo de José Luis Nicola y Lucía Esther Molina, fue otro de los testigos que brindaron testimonio. El 26 de marzo de 1976, el Comando Radioeléctrico asesinó por la espalda a su papá y a dos compañeros, Vilma Ethel Ortiz y Gustavo Gabriel Olmedo. Los tres militaban en la Organización Comunista Poder Obrero (OCPO). Al momento del tiroteo, Santiago se encontraba en la vivienda. Tenía sólo 45 días de vida. Cuando ingresaron al domicilio, lo encontraron envuelto en una manta dentro de un placard del baño. Se lo llevaron. Al día siguiente, su abuela Irma Ramacciotti, histórica luchadora por los Derechos Humanos de Córdoba, inició su búsqueda. Lo encontró en la Sala Cuna y fue devuelto a su familia, luego de varias audiencias con la monja Monserrat, quien se negaba a entregárselo. Ricardo René Perrin, Jefe de Coche de uno de los móviles que estuvieron a cargo del procedimiento, está imputado.
Santiago habló con La tinta sobre cómo fue testimoniar por primera vez: “Lo viví con sorpresa porque no esperaba un juicio por mi viejo. Declarar fue como quitarme una gran mochila de plomo. Dije todo o casi todo lo que quería decir, sobre todo delante de mis hijas, familia y amigos que me acompañaron en ese día”.
Expectativa por la sentencia
Betty Argañaraz, integrante de Familiares de Detenidos y Desaparecidos por Razones Políticas de Córdoba, Juan Dyzenchauz, integrante de H.I.J.OS Córdoba, y Santiago Nicola dialogaron con La tinta a horas de la sentencia.
“Los familiares nos encontramos en el camino de la justicia hace muchos años. Siempre apostamos que la verdad saldría a la luz sólo a través de los juicios públicos donde la sociedad participe y conozca otra historia, construyendo la memoria entre todos. Este juicio, en particular, lo preparamos acompañando a los familiares y difundiendo sus historias. Siempre con sentimientos encontrados por recordar episodios de terror como los vividos por jóvenes adolescentes, pero siempre con la esperanza de arribar a fallos justos”, contó Betty Argañaraz.
Por su parte, Juan Dyzenchauz comentó que «en este juicio, estuvimos acompañando a nuestras querellas por el caso de Osatinsky. También haciendo mucho hincapié en la comunicación, en poder transmitir los juicios a la población y a las nuevas generaciones para que puedan entender la importancia de los juicios, de la memoria y de la construcción del presente y futuro. Para la sentencia, esperamos que la gente acompañe en la calle, porque los juicios los hacemos entre todxs. Vemos con preocupación el pedido de penas que hizo el fiscal, aún así, confiamos en que la justicia va a seguir haciendo un buen papel en memoria, verdad y justicia. Valoramos que los juicios de lesa humanidad sigan, vamos a luchar hasta que los últimos partícipes de la dictadura cívico militar y judicial sean condenados”.
“El fiscal estuvo bien al hacer su alegato demostrando el abuso policial que dejó tres hermosos jóvenes mutilados a balazos. Espero y creo que el Tribunal le va a dar la máxima condena. Esto sería un granito de justicia por mi viejo, Vilma, Gustavo y para mí en lo personal, aunque 43 años tarde”, concluyó Santiago Nicola.
El pedido de penas de la Fiscalía
Miguel Ángel Gómez : 9 años
Miguel Ángel Bustamante: 3 años
Roque Osvaldo Cámara: 3 años
José Antonio Cuello: 3 años
Fernando Rocha: cadena perpetua
Ramon Salazar: absolución
Roberto Isaía: absolución
Pedro Nolasco Bustos: cadena perpetua
Jose Acevedo: cadena perpetua
Hugo Oscar Pérez: absolución
Victor Hugo Núñez: absolución
Antonio Astrada: cadena perpetua
Delfín Barrionuevo, absolución.
Gilberto Antonio Montivero: absolución
Ricardo René Perrín: cadena perpetua
Aurelio Gallego: absolución
Raúl del Prado: absolución.
Jorge González Navarro: separado del juicio por razones de salud
Presentes ahora y siempre
Hugo Alberto Pavón Quiroga (21 años)
Nació en 1955 en Buenos Aires. Estudió allí y en Alta Gracia. Era artesano. Fue secuestrado el 30 de abril de 1976 en su casa en Alta Gracia junto a dos compañeros. Permaneció cautivo en la Comisaría de Alta Gracia, el D2, en Alcaldía de la Jefatura de la Policía y nuevamente en el D2.
José Osatinsky (15 años)
Nació el 26 de agosto de 1960 en Tucumán. Su padre Marcos fue fundador de las Fuerzas Armadas Revolucionarias. Militaba en Montoneros con su hermano. Fue asesinado junto a José Villegas en su casa de Brasil 659 el 2 de julio de 1976, por el Comando Radioeléctrico. Sus restos fueron enterrados como NN en el Cementerio San Vicente. Su padre fue asesinado en 1975 y su hermano -cuyos restos fueron recuperados por el EAAF en 2003-, el 26 de marzo de 1976. Sara Solarz permaneció cautiva en la ESMA.
José María Villegas (23 años)
Nació el 2 de septiembre de 1952 en Río Cuarto. Comenzó Psicología en la UNC. Vivía con Carlos Berti con quien compartía la militancia en la Juventud Universitaria Peronista. Fue asesinado por personal del Comando Radioeléctrico el 2 de julio de 1976. Sus restos fueron enterrados en una fosa común en el Cementerio San Vicente como NN.
José Luis Nicola (25 años)
Nació el 16 de marzo de 1951 en Santa Fe. Hizo el secundario en la Escuela Inmaculada de Santa Fe y estudió Medicina en la UNC. Estaba casado con Lucía Esther Molina, desaparecida en abril de 1977. Tenía un hijo. Militaba en la Organización Comunista Poder Obrero. Fue asesinado el 26 de marzo de 1976 junto a Vilma Ethel Ortiz y Gustavo Gabriel Olmedo Su cuerpo fue recuperado por su familia.
Vilma Ethel Ortiz (22 años)
Nació el 20 de agosto de 1954 en Capital Federal. Estudió en Córdoba y realizó la carrera de Asistencia Social en UNC. Militaba en la OCPO. Fue asesinada el 26 de marzo de 1976 junto a José Luis Nicola y Gustavo Gabriel Olmedo. Su cuerpo fue entregado a sus familiares. En la sede de la Facultad de Ciencias Sociales, hay una placa en homenaje a lxs estudiantes asesinados y desaparecidos, y allí está Vilma.
Gustavo Gabriel Olmedo (20 años)
Nació el 8 de junio de 1956 en La Rioja. Hizo el secundario en Chilecito y estudió Ingeniería Civil en la UNC. Era soldado conscripto. Fue asesinado el 26 de marzo de 1976 junto a sus compañeros Vilma Ethel Ortiz y José Luis Nicola en su casa en el Pasaje Bello 1477 de barrio San Vicente. Su cuerpo fue enterrado como NN en el Cementerio San Vicente y, en 2003, fue identificado por el EAAF y entregado a sus familiares.
*Por Florencia Ogas para La tinta / Imagen de portada: Colectivo Manifiesto.