A las niñas se les cree
En el año 2015, una estudiante de 12 años contó sobre las situaciones de abuso ejercidas por quien era su profesor, Homero Rodríguez. Luego, se sumaron testimonios de otras dos estudiantes que también aportaron pruebas de haber sufrido abuso sexual por el mismo profesor. Todo ocurrió en la Escuela IPET N° 265, conocida como la “Escuela de Minería”, por ser una institución educativa técnica con orientación en minería. La misma se encuentra en un pueblo del Departamento de Santa María llamado José de La Quintana, a 22 kilómetros de la Ciudad de Alta Gracia y a 54 kilómetros de la Ciudad de Córdoba.
Por Redacción La tinta
Sexismo y machismo en la escuela
En la escuela, existen relaciones de poder muy verticales entre el personal docente y les estudiantes. El adultocentrismo no sólo se refleja en la relación pedagógica desigual que se ejerce a diario, sino que también en las condiciones desiguales para el ejercicio de los derechos de les estudiantes.
Cuando la primera estudiante de la Escuela de Minería contó lo que le estaba pasando adentro del colegio, el psicólogo, otros/as docentes y directivos no le creyeron. La esposa del profesor abusador era la directora de la escuela en ese momento. El personal directivo no dio lugar a los Protocolos que, obligatoriamente, una escuela debe activar. Todos los adultos responsables en proteger y garantizar los derechos de niñas, niños y adolescentes se comportaron como los verdugos que vulneraron sus derechos. El ejercicio del poder es irrisoriamente coercitivo sobre los cuerpos y subjetividades de les niñes.
Las familias acompañaron a las niñas para denunciar al profesor, la situación excedió a la escuela y llegó al sistema judicial, recayendo en la Fiscalía de Alejandro Peralta Ottonello. Al conocerse esta situación, Homero Rodríguez y la directora de la escuela fueron apartados y relocalizados en otras funciones dentro del Ministerio de Educación. Mientras transcurrían las idas y vueltas del sistema judicial, la perversidad del adultocentrismo sexista seguía en ejercicio, encarnada en ciertos varones abusadores de la misma escuela. Además de las denuncias al profesor abusador, se dio a conocer y se denunció en la Fiscalía de Emilio Drazile a Diego Aparicio, quien estaba ejerciendo el puesto de dirección dejado por la directora anterior. Aparicio fue denunciado por enviar mensajes de índole sexual al celular de una de las niñas que había sido abusada por el profesor Homero Rodríguez. Por segunda vez, el cargo de dirección de la escuela quedó vacío por denuncias de abuso sexual. Diego Aparicio fue alejado y puesto a trabajar en la sede del Ministerio de Educación, sin estar muy claras sus nuevas funciones.
Finalmente, luego de 4 años de que el litigio penal se desarrollara con todas sus pausas y dilataciones, propias del sistema judicial, se llegó al juicio oral. Homero Rodríguez se declaró culpable. La pena fue de 3 años en suspenso (excarcelable) e inhabilitación para ejercer en cargos públicos.
A las niñas se las escucha y se les cree
Las tres niñas que, en ese momento, tenían entre 12 y 14 años, fueron expuestas durante cuatro años a las miradas y discursos de una comunidad social y educativa que no las escuchó y puso en duda sus palabras. Cuatro años en los que sintieron la injusticia y la desigualdad de ser mujeres y niñas, cuatro años en los que, primero, se creyó en el supuesto de inocencia del acusado (un varón adulto) que en su palabra.
En la mayoría de los casos, niños, niñas y adolescentes no mienten. Si como adultos no escuchamos, dudamos o desestimamos lo que dicen, seguimos ejerciendo maltrato y atacando el derecho a la vida, la dignidad y la integridad física y psíquica de niños, niñas y adolescentes. Sabemos que el machismo también circula por el sistema educativo provincial y sabemos que, cuando estos varones machistas trabajan en cargos de poder, corren peligro niños, niñas y adolescentes.
Una de las herramientas que puede servir para que les niñes conozcan sus derechos es la Educación Sexual Integral. Cabe resaltar que en la escuela no se enseñaba y que el personal docente desconocía sobre la enseñanza de ESI que está establecida en marcos legales desde el año 2006. La Escuela de Minería fue una escuela que, ante la irrupción del abuso sexual, no enseñó el ejercicio de los derechos de niños, niñas y adolescentes ni en la teoría ni en la práctica.
Las escuelas, además de tener la obligatoriedad de enseñar sobre ESI, cuentan con guías y procedimientos para actuar en situaciones de violencia, maltrato infantil y abuso sexual.
*Por Redacción La tinta.
Dejamos los enlaces de tres guías que todo personal educativo debe conocer:
–Guía y orientaciones frente al abuso sexual de niñas, niños y adolescentes
–Pautas para la articulación y coordinación de acciones en el marco de la protección de derechos