Bajen las armas, no nos vamos a callar

Bajen las armas, no nos vamos a callar
22 febrero, 2019 por Redacción La tinta

La Policía de la Ciudad reprimió el Cuadernazo de la cooperativa Madygraf. Crónica de cómo una manifestación pacífica culminó con cuatro detenidos: dos de ellos fueron -suspicazmente- Bernardino Ávila, de Página 12 y Juan Pablo Barrientos, de Cítrica, cuyas fotos del Feriazo se viralizaron la semana pasada.

Por Pablo Bruetman para Revista Cítrica

Las fotos de la represión del verdurazo de Juan Pablo Barrientos fueron vistas por más de 5 millones de personas en Revista Cítrica. La imagen de la señora levantando berenjenas del piso, de Bernardo Ávila, recorrió el mundo. El gobierno de Horacio Rodríguez Larreta quedó expuesto como nunca antes en su cinismo. Y su policía quedó marcada como la que, en vez de proteger a ciudadanos y ciudadanas, se encarga de secuestrarle, pisotearle y robarle la comida. Y no lo podían dejar así.

Queríamos hacer pública la situación por la que atraviesa Madygraf y la policía desató una represión.

Esta mañana, Ávila y Barrientos arrancaron la jornada cubriendo el #Cuadernazo de lxs compañerxs de Madygraf. Así, como la semana pasada, productorxs de verduras entregaron alimentos, el miércoles productorxs de útiles escolares entregaron cuadernos. Y la Policía de la Ciudad reprimió otra vez: porque allí está, atenta a donde están los mayores delitos de nuestra época: la comida y la educación.

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(Imagen: Viojf)

Todo estaba tranquilo. Automovilistas y peatones que pasaban por ese asfalto en que la calle Entre Ríos pasa a llamarse Callao recibían un cuaderno de regalo, y se informaban sobre que el Estado le quitó la licitación de los útiles escolares a la cooperativa Madygraf. Con un argumento absurdo: que el sobre, supuestamente, llegó abierto.

Fuimos con los cuadernos porque son la herramienta que tenemos para llegar a las escuelas, a los niños y niñas de la zona, donde el Estado no llega. Es una forma de contar y explicarle a la sociedad cuál es nuestro reclamo, y qué es lo que estamos haciendo”, explica María de los Ángeles Plett, trabajadora de Madygraf.

Eso era lo que sucedía, hasta que el comisario del operativo se acercó a proponerles a quienes realizaban el corte que salieran de la cuadra del Congreso y cruzaran hacia la de la Plaza, por donde pasan los colectivos. Habían llegado a un acuerdo. Pero el cordón de policía empezó a avanzar sin recibir ninguna orden. «Somos 150 familias que sólo queremos trabajar y nos vienen a pegar», gritaron desde Madygraf en el momento que la protesta fue, una vez más, tapada por la represión.

“Lo de hoy fue de una brutalidad tremenda. Una provocación enorme. Nos manifestamos pacíficamente, habíamos liberado los carriles que había que liberar. Nuestra necesidad pasaba por hacer pública la situación por la que atraviesa Madygraf y la policía desató una represión”, agrega Plett.

Cuando los policías empezaron a golpear a palazo limpio, varios fotógrafos, periodistas y estudiantes que se acercaron a apoyar a la cooperativa Madygraf registraron el momento con fotos y videos.


Ahí estaban Bernardino Ávila y Juan Pablo Barrientos, los autores de las fotografías que desnudaron el cinismo. Ahí es cuando golpearon por primera vez al fotógrafo de Cítrica. Palos y golpes. Quedó en el piso, tendido y muy dolorido. Allí es cuando le entrega la cámara a quien redacta esta crónica. Cuando Barrientos logra reincorporarse, y viendo que la represión continuaba, pidió nuevamente la cámara y volvió a trabajar. Sin embargo, duró unos pocos segundos, como se puede ver en los videos que pudo filmar un estudiante de medicina.


La policía ya señaló a Bernardino Ávila, y los efectivos lo redujeron a bastonazos. Barrientos registra el momento e intenta ayudar al compañero de Página 12 de la feroz golpiza que estaba recibiendo. Apenas este cronista consiguió acercarse a registrar con el teléfono lo que la policía estaba haciendo con Juan Pablo, fue atacado con gases, directo a los ojos, a menos de un metro de distancia. Lastimar por lastimar. Donde la ciudadanía pide educación y comida, el Gobierno de Horacio Rodríguez Larreta responde con palos y violencia.

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(Imagen: Viojf)

En el video de A24 se puede el momento en que Juan Pablo, de remera verde y bermuda se levanta del suelo y pide nuevamente su cámara para seguir trabajando y cómo quién aquí escribe, de vestimenta clara y gorro blanco, recibe el gas directo en el ojo. Sin embargo la explicación que da la cronista de cómo surge la represión difiere bastante de la realidad: no fueron los y las manifestantes quienes desbordaron el cordón policial, la policía avanzó para quitarlos de un carril en el mismo momento que conversaban para organizarse y despejarlo pacíficamente. Estaba justo ahí. Y lo vi completo.

Después en el piso, otra vez periodistas hablaron sin saber: dijeron que hubo problemas con colectivos que querían pasar cuando nunca se cortó el carril por el que pasan o que eran «varias cooperativas que tenían reclamos». Por supuesto a ninguno de esos «periodistas» los vimos más tarde en la Comisaría solidarizándose con sus colegas detenidos ni haciendo una referencia a la libertad a la expresión o al derecho a trabajar de los fotoperiodistas, que ayer fue nuevamente vulnerado.

Recién a las once de la noche, cuando Juan Pablo fue liberado pudo contarnos con exactitud el momento de la agresión: «Cuando lo veo a Bernardino, se me viene el policía encima. Yo saco fotos, voy a ayudarlo, y el cana me increpa a mí. Me señala. Empiezo a caminar de espaldas, con la cámara en mano, mirándolo al policía, y de repente alguien me tiró al piso, me dio un golpe terrible. Cuando me paro, voy corriendo a sacarle la mochila a Bernardino, que era arrastrado por la policía y él me dijo: ‘Sacame el documento de adentro'».

Cuando pude volver a ver, después del gas que me tiraron, a Juan Pablo ya se lo habían llevado contra las barandas de la estación Congreso de la Línea A, junto a Bernardino. Y me dijo que se lo iban a llevar detenido al fótografo de Página 12. Pero un policía se acercó y le dijo que se lo llevarían a él también: «Te llevo detenido por agresión a la policía, patadas y golpes.» Antes de que se lo lleven, consiguió entregarme la tarjeta con las fotos en donde se puede ver cómo el cuadernazo pacífico se convirtió en una violenta represión, cuando la policía llegó para intentar adoctrinar a trabajadores de una cooperativa y vengarse de los fotógrafos que la semana pasada los dejaron en ridículo.

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(Imagen: Viojf)

Y hoy también. Porque ahí están las fotos de un cuadernazo que no molestaba a nadie: “Teníamos un carril liberado y sufrimos la provocación de la policía. Lo que quieren desviar con esta represión es la denuncia que venimos a traer frente a las irregularidades que comete el Ministerio de Educación, donde dicen que hay faltantes de pruebas y es mentira. Nosotros tenemos los certificados donde se da cuenta de que entregamos en tiempo y forma la documentación requerida para la licitación de 3 millones de libros, por lo cual pudimos ser los mejores oferentes”, explica Laura Novoa, también trabajadora de Madygraf.

¿Por qué el Estado entonces no cumple con otorgar la licitación?¿Será porque no quiere darle a una cooperativa el presupuesto que le corresponde para la compra de materiales?¿Será porque esos materiales -que son tinta y papel- están en dólares y no quiere destinar presupuesto a útiles escolares?


“Hemos puesto en pie la producción tras el abandono y la desidia de la patronal. Venimos demostrando que nuestra cooperativa tiene toda la capacidad para imprimir manuales al servicio de la sociedad. Con esto no nos van a amedrentar. No vamos a bajar los brazos. Vamos a seguir luchando porque está en juego el pan de nuestros hijos”, asegura.


Y nosotros y nosotras tampoco bajaremos los brazos. Bernardino Ávila y Juan Pablo Barrientos fueron señalados con el dedo por la policía, los golpearon y se los llevaron detenidos por disturbios y resistencia a la autoridad, pero solo estaban sacando fotos.

Tuvimos que esperar varias horas para saber dónde estaban, no nos dieron información. Es muy desesperante y angustiante no saber cómo está un compañero que fue golpeado y detenido, ni tampoco saber su paradero.

Los tuvieron encerrados en una camioneta con una temperatura que alcanzó los 40°. Violan nuestro derecho a informar, nos golpean, nos reprimen. Y ahora también nos detienen. Quieren amedrentarnos. Creen que así nos van a hacer callar. Pero se equivocan, porque vamos a seguir develando su cinismo. Vamos a seguir molestando e incomodando, intentando siempre mostrar esa otra mirada, que insisten por todos los medios en ocultar.

Porque es nuestra responsabilidad contar que el Estado le niega el presupuesto a una cooperativa que le otorga útiles escolares a estudiantes.

Porque es nuestra responsabilidad contar que quienes producen nuestros alimentos son estafados por comerciantes y distribuidores que se los compran por monedas y nos los venden hasta 30 veces más caro.

Porque es nuestra responsabilidad contar que la policía golpea y detiene fotoperiodistas sólo por hacer su trabajo.

* Por Pablo Bruetman para Revista Cítrica

Palabras claves: censura, Madygraf, Medios de comunicación, represion

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