¿A dónde vamos, sociedad de mierda?
Estamos consagrando que una vida vale más que otra. Dos contra uno es desproporcionado. Cincuenta contra dos es abusivo y criminal. Mirar como linchan y permitir que continúen es complicidad criminal.
¿Ahora se sentirán más seguros? ¿Estarán orgullosos?
Linchar al ladrón pareciera ser la consigna del momento. Entonces eso significa que una persona que está siendo asaltada tiene derecho a aplicar el máximo de violencia que este a su alcance para hacer justicia.
Entonces linchemos a quienes nos roban.
Quememos las oficinas de ECOGAS y hagamos explotar por los aires a los gasoductos. Destruyamos Aguas Cordobesas y ahoguemos a sus gerentes. Ataquemos la Legislatura, muchísimos robos se consagraron allí.
Tomemos por asalto los palacios de tribunales. Y terminemos con la escribanía judicial de los poderosos. Irrumpamos con toda nuestra violencia en el panal y tiremos por las ventanas a todos los funcionarios.
Hagamos justicia, gritemos fuerte nuestra ira.
Ahorquemos a los funcionarios que no rinden cuentas claras.
Empalemos y pongamos sus cuerpos atravesados en las puertas de Bolsa de Comercio a los empresarios que abusan con sus ganancias.
Acribillemos en las rutas a los especuladores de las semillas, vayamos a sus hogares destripémoslos. Linchemos a los que roban, después podre alegar ante los poderes que mi emoción estaba alterada, que se nublo con pensamientos impotentes.
¡Pero NO!. Creo que no seré escuchado, ni entendido. NO habrá cadenas de oración para mí.
Creo que no podré encontrar compasión en los medios, ya que ellos están trabajando para que vos entiendas que tu enemigo es el ladrón de carteras, al cual hay que linchar hasta matar y de seguro tendrás el perdón presidencial y la compasión de una sociedad que bien ha aceptado hacer “justicia” contra tus falsos enemigos.
Por José Fernández. Foto: Laura Sosa.