Que gozar no sea un tabú
#NosotrasTambiénGozamos es una campaña lanzada por la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI) para visibilizar los derechos sexuales de las mujeres con discapacidad.
Por Josefina López Palma para Marcha
Nuestra sociedad crea roles, estereotipos y prejuicios sobre los cuerpos de las mujeres, sobre su sexualidad y su deseo; coartando su libertad, sus elecciones, su goce. Ahora bien, ¿qué pasa cuando se habla de una mujer con discapacidad? La respuesta es simple, los prejuicios crecen aún más y los derechos negados se multiplican.
Es que, socialmente y en general, se presenta a las personas con discapacidad como asexuadas o, en algunos casos, como personas sin control sobre su propia sexualidad. Existe una presunción errónea y cruel de pensar que la discapacidad se traduce como incapacidad: de elegir, de desear, de gozar.
Históricamente, la sexualidad y la discapacidad son temas que se han mantenido en compartimentos separados y más aún si la persona con discapacidad es mujer, pues sobre ella pesan más prejuicios del “deber ser”. Es por ello que REDI ha lanzado esta campaña para visibilizar los Derechos Sexuales y Reproductivos de las mujeres con discapacidad. Estos derechos buscan garantizar que las personas puedan decidir sobre su propia vida sexual y reproductiva con libertad, que puedan desarrollarla de manera saludable y se trata de derechos inherentes a todas las personas sin ningún tipo de discriminación.
Por su parte, los Derechos Reproductivos aseguran la libertad de las personas para decidir si tener hijos o no, el tipo de familia que se desea construir y cómo hacerlo. Para ello es fundamental el acceso a la información, a los métodos anticonceptivos, al aborto legal, seguro y gratuito, por nombrar algunos de los instrumentos vitales para el ejercicio pleno de estos derechos.
“El Estado está muy ausente en este tema”
Los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres con discapacidad son violados sistemáticamente y es principalmente el Estado, como garante de derechos, quien debe reparar este daño. Carolina Buceta, integrante de REDI, dialogó con Marcha.org y sostuvo que “el Estado está muy ausente en este tema” y aseguró que “falta de información para profesionales; también falta material accesible en los centros de salud como mamógrafos y camillas pensadas para mujeres en sillas de ruedas, o intérpretes de lenguaje de señas, por ejemplo”.
La falta de información y los prejuicios hacen que las percepciones dominantes tiendan a representar a las mujeres con discapacidad como personas asexuadas que no quieren tener relaciones sexuales, no pueden o incluso, no saben hacerlo. Por otro lado, cuando alguna ejerce su sexualidad, se cree que es descontrolada y que debería ser limitada. Muchas veces se opina y se decide sobre si las mujeres con discapacidad pueden ser madres, sin tener en su cuenta su opinión; es que se considera que no podrán ejercer la maternidad de manera adecuada o que su hijo/a podría nacer con alguna discapacidad.
Estos preconceptos no sólo están en el imaginario social, sino que el propio sistema de salud de basa en ellos para atender a mujeres con discapacidad. Por ello es fundamental la difusión respecto a los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres con discapacidad para que ellas mismas los conozcan, pero también, por ejemplo, para el personal de la salud.
En la actualidad, el sistema de salud se basa en la anulación de estos derechos. Aún hoy, existen leyes vigentes que permiten que las mujeres con discapacidad sean sometidas a prácticas quirúrgicas anticonceptivas y a una interrupción legal del embarazo sin el consentimiento de ellas. “El rol del Estado debería ser el de garantizar derechos, pero es muy poco lo que está haciendo. Además con los casos -que sabemos que existen- de esterilizaciones forzadas, el Estado está violentando los derechos a decidir sobre los propios cuerpos de las mujeres con discapacidad” sentenció Carolina Buceta.
Algunas veces, estas esterilizaciones forzosas, que se practican con el aval de la familia, se hacen bajo la excusa de “evitar abusos”. Sin embargo, mediante estas prácticas sólo se previenen las consecuencias visibles más obvias de un abuso y lo que realmente se evita es la libertad de elección de la mujer.
“También nos enfrentamos muchas veces a una infantilización que significa, por ejemplo, que cuando vas a hacer una consulta, no te hacen preguntas de rutinas que le harían a cualquier mujer suponiendo de antemano que vos no tenés relaciones sexuales” compartió Carolina.
REDI lucha por la creación de una guía de acción para el personal del sistema de salud, para que éste pueda brindar una atención adecuada, en base al respeto del cuerpo y la libertad para decidir de la mujer con discapacidad. Para ello es importante que considere la opinión de la paciente, a quien deberían brindarle la información necesaria para que pueda elegir sobre su cuerpo y sexualidad sin condicionamientos.
El Programa Nacional de Salud Sexual y Reproductiva, dependiente del Estado Nacional, no produce información sobre las mujeres con discapacidad y ni siquiera las incluye en las estadísticas. De esta manera, si se excluye la variable discapacidad es imposible la diagramación y creación de políticas públicas destinadas a este colectivo.
No hace falta hacer una análisis muy profundo sobre la accesibilidad de los hospitales públicos, para darse cuenta de lo mucho que falta. La existencia de rampas, no es el único elemento que hace a la accesibilidad. Hoy es muy difícil para una mujer con discapacidad, por no decir imposible, realizarse controles médicos con autonomía. Una mujer en silla de ruedas, no puede trasladarse sola a una camilla y, en cambio, tiene que ser cargada por un camillero. Las mamografías, en la mayoría de los centros de salud, se realizan paradas.
Por su parte, Carolina también mencionó la cantidad de casos de inaccesibilidad comunicacional a los que se enfrentan mujeres sordas o hipoacúsicas que no pueden entenderse con el o la profesional y que, por ende, necesitan sí o sí de un/a acompañante. “En esta situación el personal médico, por lo general, siempre le termina hablando al acompañante y no dialogan con la persona que tiene que tomar las decisiones sobre su cuerpo”, afirma Buceta, “se cree que si una persona necesita algún tipo de apoyo, ese apoyo va a decidir por ella”.
En este contexto, la campaña #NosotrasTambiénGozamos pretende concientizar y visibilizar esta temática además de combatir los mitos en torno a la sexualidad y la discapacidad. Carolina Buceta cuenta que uno de sus objetivos es empezar a “derribar estereotipos que tienen que ver con que nosotras, las mujeres con discapacidad no deseamos ni somos personas deseadas, además de trabajar una serie de testimonios en primera persona, y de brindar información, para que tanto familiares como profesionales tengan más conocimiento sobre el tema y que sobre todo puedan hacer una atención respetuosa de las mujeres con discapacidad”.
Derechos e información, accesibles
Para ellos es fundamental brindar apoyo e información sobre los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres con discapacidad y son ese fin desde REDI, crearon una plataforma de Discapacidad y Derechos Sexuales (www.discapacidadyderechossexuales.org.ar) que busca promover el debate y la construcción colectiva de estrategias para que el Estado reconozca la situación y actúe sobre ella.
“La plataforma está diseñada para que pueda ser navegada para todas las mujeres y niñas en Argentina, tengan o no tengan algún tipo de discapacidad”, describe Carolina. Es importante remarcar que esta plataforma virtual, está diseñada desde la accesibilidad y pensada para ser recorrida con facilidad: contiene pictogramas, contrastes de colores y teclas rápidas de navegación. “Los textos son simples y están acompañados de pictogramas para que puedan ser comprendidos por mujeres discapacidad intelectual o psicosocial y mujeres sordas” agrega la integrante de REDI.
Además esta página web, que fue desarrollada con el apoyo de la organización internacional Feminist Review Trust, tiene un foro interactivo para debatir y compartir experiencias, ofrece información sobre los Derechos Sexuales y Reproductivos y también sobre los centros de salud que los respetan y que contemplan la accesibilidad en distintos niveles.
Estos últimos datos fueron el resultado de una encuesta realizada a mujeres de todo el país y lo primero que devela es que el nivel de accesibilidad es muy bajo. Es decir, que además de brindar información necesaria y útil también visibiliza lo que falta.
La sociedad, el Estado y el sistema de salud específicamente, debe entender que el necesitar apoyo no tiene por qué ser un obstáculo para la autonomía. Es hora de derribar los mitos que anulan el acceso a los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres con discapacidad. Y para ello es necesario que su sexualidad no sea un tabú pues si una a mujer con discapacidad es representada como un “ángel asexuado”, se silencia su deseo, su capacidad de goce, y en definitiva, se silencian sus derechos.
*Por Josefina López Palma para Marcha / Imágenes: Fotogramas de la película «Yes, we fuck».