Los punteros de Dios: el vínculo entre Cambiemos y líderes evangélicos
Macri y Vidal sueñan con replicar la estrategia que Bolsonaro llevó adelante en Brasil y sumar al ejército de pastores para la campaña 2019. Las 4.500 congregaciones del conurbano ya trabajan en intentar frenar un posible estallido social. A cambio, el lobby evangélico conseguiría impedir que el Congreso nacional y la Legislatura bonaerense avancen con los cambios en las leyes de Educación Sexual Integral. En diálogo con Contexto, dos especialistas del Conicet, Guillermo Romero y Pilar García Bosio, explicaron la actual importancia de estos grupos religiosos en Argentina.
Por Hector Bernardo para Diario Contexto
“Vetalo, paralo, buscale la vuelta, si esto sale va a ser un escándanlo”, le habría dicho el pastor evangélico Jorge Sennewald al presidente argentino, Mauricio Macri, al exigirle que frene las modificaciones a la Ley de Educación Sexual Integral (ESI). A cambio, Sennewald y otros pastores habrían ofrecido su estructura religiosa para distribuir mercadería e intentar apaciguar los efectos de la profunda crisis social que parece no tener freno. “Tenemos una congregación en cada barrio”, le habría dicho al presidente y a la gobernadora María Eugenia Vidal al ofrecerles una red que se calcula en 7.700 templos en la provincia de Buenos Aires (4.500 de ellos en el Conurbano bonaerense).
Las declaraciones surgen de un audio de WhatsApp que el propio Sennewald (que forma parte de Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina -ACIERA-) habría enviado a un colega y que fue filtrado y luego difundido por el portal de noticias Letra P. En el audio, que hace referencia a una reunión producida en la Casa Rosada el 4 de septiembre, el pastor se jacta de que Vidal y Macri habrían cedido ante su reclamo y le habrían asegurado que pondrían trabas a las reformas planteadas por los sectores progresistas y de izquierda.
Todo indica que, como contrapartida, el gobierno espera que los líderes evangélicos pongan a disposición su ejército de pastores para logar un marco de contención social, distribuir bolsones de comida en el Conurbano y empezar a conformar una estrategia de cara a las elecciones de 2019 al estilo de lo sucedido en Brasil con el candidato de ultraderecha, Jair Bolsonaro, quien en la primera vuelta electoral obtuvo un 46% de los votos tras recibir un fuerte apoyo del sector evangélico.
Si bien las Iglesias evangélicas en Argentina no parecen tener un peso tan decisivo como en Brasil, en el marco de una posible elección con cierta paridad podría ser decisivo el apoyo de un sector con influencia en una parte de la sociedad que, según los especialistas, rondaría el 12% de la población (según otros cálculos y las declaraciones de algunos pastores, el porcentaje sería mucho más alto).
Para entender el peso y la lógica de funcionamiento de las Iglesias evangélicas en Argentina, Diario Contexto habló con dos investigadores, becarios del Conicet y especialistas en el tema, el profesor Guillermo Romero y la socióloga Pilar García Bosio.
Romero detalló que “alrededor del 12% de la población se define a sí mismo como evangélico. Sin embargo, muchas otras personas, aun definiéndose como pertenecientes a otro credo, participan eventualmente en grupos evangélicos, particularmente en grupos pentecostales. Esta rama, la pentecostal, es la que más ha crecido en América Latina y está más vinculada a la resolución de los problemas de la vida cotidiana. Recupera el legado bíblico del ‘milagro en la vida cotidiana’. En ese sentido, el trabajo de estas Iglesias tiene que ver con una dialéctica entre los textos bíblicos y la trama cultural, fundamentalmente con los conflictos cotidianos de los lugares en los que operan. Esto, sumado a que no tienen una estructura centralizada, como sí la tiene el catolicismo, y que consideran como única autoridad al Evangelio (de ahí su nombre), hace que cada Iglesia evangélica tenga características particulares en cada lugar”.
“En cuanto a cantidad de fieles, los evangélicos son el segundo grupo religioso más importante del país (detrás del catolicismo). Además, son el grupo que más viene creciendo y con un aumento en la visibilidad, inserción y participación en las políticas públicas con acuerdos con referentes de distintas fuerzas políticas y vínculos con todos los niveles del Estado (municipal, provincial y nacional)».
«Por ese motivo, más allá del número de creyentes, hay un crecimiento de las Iglesias evangélicas que es de otro orden. Un crecimiento del peso político, del peso simbólico y en cierta legitimidad para gestionar recursos provenientes del Estado, fondos públicos”, señaló.
El investigador remarcó que “el mundo evangélico es un mundo considerablemente heterogéneo y tiene un trabajo diversificado en las cárceles, en la lucha contra las adicciones, en la lucha contra las víctimas de violencia familiar, en la contención por los problemas de falta de trabajo, en la generación de comedores, etcétera”.
“Los estudios sobre los grupos evangélicos en Argentina demuestran que están presentes en los distintos sectores sociales. Teniendo en cuenta dimensiones de análisis como clase social, género y grupos etarios, vemos grupos evangélicos trabajando con cada uno de esos sectores sociales. Pero podría considerarse que la vertiente pentecostal es la que mayor anclaje tiene en los sectores populares y en especial en el Conurbano bonaerense”, señaló.
Por último, Romero afirmó que “a diferencia de otros países, como Brasil, en Argentina no ha prosperado la idea de que los grupos evangélicos formen sus propios partidos y consigan un acompañamiento electoral. Hubo intentos, pero no arrojaron buenos resultados para estos grupos. El traspaso de la figura de líder religioso a líder social y luego a líder político ha encontrado muchas dificultades, no sólo vinculadas a cuestiones culturales y específicamente del campo religioso, sino también con cuestiones específicas del campo político”.
Por su parte, y en la misma línea, la socióloga García Bosio explicó que “en Argentina hasta ahora todos los intentos de conformar partidos políticos confesionales evangélicos han fracasado. Tanto en el contexto de la crisis de 2001 como en la primera década de los 2000, han existido intentos de construir partidos confesionales (el más ‘exitoso’ fue el intento de Cyntia Hotton con el partido Valores para mi país), pero ninguno logró ganar una elección significativa ni consolidarse más allá del momento electoral de su creación”.
“Esto es importante de destacar porque los fenómenos que vienen desarrollándose hace tiempo en Brasil, primero con la famosa ‘bancada evangélica’ (diputados y senadores brasileros que independientemente de su partido formaban bloques evangélicos en temas relevantes) y ahora con el apoyo evangélico a Bolsonaro, han prendido una luz de alerta en nuestro escenario local”, remarcó.
La especialista señaló que “la actividad política argentina nunca ha tendido un puente directo entre pertenencia religiosa y participación política. Estudios desde las ciencias sociales han demostrado que el electorado argentino piensa más en términos pragmáticos que morales a la hora de votar. Es decir: al fiel le importa menos lo que diga su pastor o sacerdote a la hora de ir a las urnas que la situación económica del país, su capacidad de consumo o de ahorro, etcétera”.
“A nivel territorial existen muchas Iglesias que tienen largas afinidades con el peronismo, y en estos últimos años otras tantas comenzaron a tender puentes con Cambiemos (particularmente las agrupadas en ACIERA), sobre todo aquellas a las que les interesa ganar visibilidad en el entramado institucional del Estado. Aquí hay Iglesias que hace tiempo que vienen reclamando un estatuto jurídico semejante (si no igual) al de la Iglesia Católica, y ven sobre todo en la gestión de Vidal una posibilidad de concretar ese rol y movilizar a nivel nacional una nueva ley de libertad religiosa, a la vez que influir en el rumbo de las leyes sobre salud reproductiva. Esto sucede, sin embargo, al mismo tiempo que otras Iglesias se alejan de esta postura y se corren rápidamente de la centralidad de la presencia en la arena política (sobre todo las más cercanas al protestantismo histórico)”, señaló.
García Bosio también recordó que “hace unos días salió una nota en InfoBerisso donde contaban la creación de un partido político evangélico impulsado por un pastor que hoy forma parte del Frente Renovador. En la nota, el pastor daba como ejemplo lo que sucede a nivel electoral en Estados Unidos o Brasil, pero creo que la lectura que está haciendo, como decía antes, peca de desconocimiento de la arena política local”.
“En mi recorrido de campo hasta el momento he visto pastores y pastoras peronistas, y pastores y pastoras cercanos a Cambiemos, como así también agentes estatales que, siendo evangélicos, militan en distintos espacios políticos. En este sentido, no creo que el peso de las, iglesias evangélicas vaya a estar en las urnas de forma directa, aunque sí noto una injerencia mayor en asuntos de política pública concreta, donde, al igual que la Iglesia católica, tienen más poder de intervención, en tanto brindan al Estado recursos que les son valiosos, como hoy en día en relación con conservar (y cito aquí a Vidal) la ‘paz social’”, concluyó la especialista.
* Por Hector Bernardo para Diario Contexto