Lo que podemos juntas

Lo que podemos juntas
10 agosto, 2018 por Redacción La tinta

El miércoles 8 fuimos protagonistas de una jornada histórica, que se inscribe como un capítulo sin cierre en la larga historia de las luchas feministas. La Cámara de Senadores rechazó la ley de IVE, mientras nosotras nos abrazábamos comprendiendo de lo que somos capaces juntas y prometiendo derribarlo todo.

Por Redacción La tinta

Desde media mañana, la calle empezó a cambiar de color. Banderas, gazebos, carteles. La concentración en Yrigoyen y San Luis empezó con un entusiasmo que derribaba las predicciones de los resultados. Desde temprano se respiraba un clima de lucha y de alegría que en parte trascendía el posible resultado. Era la ley, era su aprobación, pero también era sabernos miles en la lucha por el aborto legal, seguro, gratuito. Aborto-to-tó se oía en las canciones.

Comenzamos a llegar de a cientos y a las 17hs en la marcha, éramos miles. Glitter, pañuelos con lentejuelas, vinchas, maquillaje, verde que te quiero verde, por todos lados, verde. Cerca de las 18hs, hablaban de 30.000 personas en las calles cordobesas. Miles de ellas, jóvenes, muy jóvenes que se sumaron para darle esa ola de frescura y masividad a una larga lucha.

Las compañeras del mundo también estuvieron atentas, las hermanas latinoamericanas concentraron tan lejos pero tan cerca, llegando también apoyos de diversas partes del globo. La potencia del movimiento internacional feminista se hizo sentir una vez más.

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(Imagen: Colectivo Manifiesto)

En Córdoba el sol marcó otro escenario de lucha, distinto a la capital, aunque el frío de la noche caía pesado mientras los 69 oradores/as tomaban la palabra. Desde la pantalla gigante vimos cómo los senadores y senadoras exponían sus posturas en un supuesto debate que de escucha y entendimiento tenía muy poco. Con posiciones tomadas por razones que, muchas al menos, no tuvieron que ver con una preocupación real por lo que ocurre, escuchamos argumentos que hasta en la calle resulta difícil encontrar. Rodolfo Urtubey, representante salteño por el PJ, será recordado por una frase que hasta al tío más facho le daría algo de pudor decir: “Sé que hay casos en que la violación no tiene violencia sobre la mujer … en el abuso intrafamiliar no se puede hablar de violencia”.


Salvo contadas y debatidas excepciones, los argumentos a favor se centraron en las condiciones materiales de las mujeres pobres que abortan, o como un problema de salud pública. Sería ingenuo esperar que se abordara desde el derecho a elegir de las mujeres en el sistema patriarcal. No lo esperábamos en un recinto central del estado moderno, artificio construido sobre cimientos masculinos. Escupimos sobre Hegel, sobre las matrices de una democracia representativa que mostró, una vez más, su cara absurda.


Con 38 votos en contra, 31 votos a favor, 1 ausencia y 2 abstenciones fue rechazado por la Cámara de Senadores el proyecto de ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo. Debatido durante 12 horas, en simultáneo a la marea feminista que hacía olas en todo el país, abrazándonos en la esperanza de que algo se moviera. A las 2:40 de la mañana apretaron el botón, “el verde obviamente es el sí”, dijo la Presidenta del Senado. Miramos la pantalla fijamente. Un gráfico de colores nos pegó en la cara. Lo que sabíamos era real. El director de la peli no cambió el final.

Queríamos la ley, vaya si la queríamos. La realidad aquí y ahora la exige. Los 13 años ininterrumpidos de lucha desde la Campaña, las hermanas muertas por abortos clandestinos, la larga historia de opresión sobre nuestros cuerpos, la enajenación a la que nos sometieron para que el mundo sea esto que es.

Nos abrazamos con lágrimas y fuerza, seguras del camino que sigue, con la certeza de tener la fortaleza para transitarlo. Reafirmando que nuestros sueños, nuestras luchas, nuestros deseos no caben en sus bancas. Que aprendimos todo lo que podemos hacer juntas. Que ganamos cuando en cada mesa, cada cama, cada aula, cada asamblea, la palabra aborto fue dicha, debatida, sacada de la clandestinidad. Que avanzamos. Que no vamos a parar. Que el patriarcado se va a caer, porque nosotras lo estamos tirando abajo.

*Por Redacción La tinta.

Palabras claves: feminismo, legalización del aborto

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