Un San Cayetano abortero
Este 7 de agosto, San Cayetano, los movimientos sociales marcharán por techo, tierra, trabajo y aborto legal. Mientras la jerarquía eclesiástica y su extensa red de negocios milita el aborto clandestino, feministas cristianas, católicas, protestantes confirman que se puede ser religiosa y abortera.
Por Agustina Paz Frontera para LatFem
“A Jesús es muy posible imaginarlo hoy en la calle, con el pañuelo verde al cuello”, dijo la teóloga feminista María de los Ángeles Roberto en el cierre de su intervención en Diputados. Justo un día antes de la votación en la Cámara de Senadores, el 7 de agosto, es la procesión de San Cayetano y la movilización que las organizaciones sociales nucleadas en el “tridente de San Cayetano”, realizan desde hace 3 años. ¿Es posible un San Cayetano abortero?
Muchas de las organizaciones que componen el triunvirato de San Cayetano, conformado por Barrios de Pie, la Corriente Clasista Combativa y la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), “forman parte de la Campaña por el Derechos al Aborto y militamos por el aborto hace muchos años”, expresó Magdalena Roggi, del Movimiento Popular La Dignidad, en la Secretaría de las mujeres y la diversidad de la CTEP, y agregó que “obviamente estaremos con nuestros pañuelos y mucho más considerando que al día siguiente será la votación y la vigilia en el Senado”.
Para muchos puede no ser tan obvio. Jorge Bergoglio, máximo exponente de la Iglesia Católica, manifestó apenas dos días después de la media sanción en Diputados que “todos se escandalizan por lo que hacían los nazis por la pureza de la raza. Hoy hacemos lo mismo, pero con guantes blancos”. La desatinada comparación entre el aborto y el genocidio nazi corresponde al fervor con que la jerarquía eclesiástica contemporánea rechaza la práctica y debe leerse, también, en el contexto de la tirante relación entre la iglesia católica argentina y el gobierno de Mauricio Macri.
Al respecto, la titular y fundadora de la ONG “Católicas por el Derecho a Decidir”, Marta Alanis, expresó en su intervención en el Senado que “comparar al movimiento de mujeres con el nazismo, constituye un discurso de odio inaceptable para la fe católica”, y que este fervor antiderechos evidencia “que las críticas a la desigualdad que genera el neoliberalismo aparecen como poco creíbles si a la vez buscan perpetuar la subordinación de las mujeres con interpretaciones sesgadas de la religión”.
La relación entre el feminismo popular y la religión no parece fácil de desentrañar. “Como mujeres y disidencias trabajadoras y como militantes del feminismo popular es imposible que separaremos las jornadas de lucha del 7 y el 8 de Agosto”, expresa Belén Rozas de OLP (Mesa Gremial 19 y 20 CTEP). La convocatoria de las organizaciones para el 7 de agosto es crítica con la situación social, especialmente con los lineamientos neoliberales de este gobierno, aquellos mismos que Francisco ha criticado en tantas oportunidades. En una movilización organizada por movimientos sociales, entre ellos la CTEP, cuyo vínculo con el Papa es cercano. ¿Marcharán los pañuelos? Sí. “San Cayetano y el aborto legal van de la mano, porque lo protagonizaremos las de abajo”, agrega Rozas. Dentro de la CTEP hay sectores religiosos, conocidos como “Los misioneros de Francisco”, pero el resto de quienes convocan son organizaciones sociales sin lineamientos religiosos.
No sería correcto afirmar que hay tantos cristianismo como cristianxs hay en el mundo, pero tampoco lo contrario es cierto. Aunque hegemónica, la postura del máximo jefe del catolicismo no es acatada masivamente. El martes verde del 17 de julio en la Plaza de los Dos Congresos tuvo lugar el “Gesto litúrgico por el #AbortoLegal”. Allí, cristianas y cristianos de distintas confesiones expresaron que “no existen razones bíblicas, teológicas o pastorales para penalizar a las personas que pasan por la experiencia de un aborto. Ni tampoco para condenarlas a cursar un embarazo no deseado”.
Una de las organizadoras del “Gesto litúrgico” es María de los Ángeles Roberto. Ella es teóloga y feminista. Luego de su intervención en el plenario de comisiones en Diputados la llamaron “bruja”, “discípula de Satán” y fueron hackeados sus mails, redes y página web. El día 22 de junio, antes de dar una charla a jóvenes cristianxs, recibió una amenaza de muerte y presentó la denuncia. Quien la amenaza pertenecería al integrismo católico de la ultraderecha.
La teóloga afirma que “el patriarcado eclesiástico es el que, a lo largo de los siglos, quiere hacer creer a las mujeres que hay un mandamiento que las convierte en asesinas si desean abortar. No es así. No hay ningún mandamiento que diga: ´No abortarás´”. Por otro lado, Roberto, experta en el tema, advierte que “la Iglesia Católica no siempre condenó el aborto y tampoco lo hizo por las mismas razones que en la actualidad. La severidad de la pena del aborto varió según el período de la gestación, y nunca se lo equiparó completamente a un homicidio”.
En el mismo sentido apunta la pastora Gabriela Guerreros. Cristiana y marxista, Gabriela es la primera pastora soltera y sin hijxs ordenada en una iglesia pentecostal. En círculos activistas se la conoce como “La Pastorta”, por su lesbianismo. Para ella, “la fe o una práctica espiritual no tiene absolutamente que ver con el Estado o con la ampliación de derechos” y, ademas, “el feminismo ha llegado a las comunidades religiosas y ha logrado que esas comunidades empiecen a cuestionarse cuál es el rol que tenemos nosotras en ellas”. Lejos de lo que se ha establecido como sentido común, para la pastora no hay contradicción entre ser cristiana y abortera, sino todo lo contrario, el feminismo permite desenmascarar “la religiosidad patriarcal, androcéntrica, donde nosotras tenemos que ser simples siervas”.
En una encuesta reciente, publicada por Amnistía Internacional Argentina y el Centro de Estudios de Estado y Sociedad, el 63% de las personas encuestadas coincidía en señalar que la iglesia debe mantenerse al margen de la discusión sobre el aborto.
La Campaña Nacional por el Derecho Al Aborto tiene la energía puesta en la vigilia del 8. Sin embargo, muchas de las organizaciones que forman parte de la Campaña saldrán a la calle el 7 portando sus pañuelos en el cuello.
En este contexto, cuando el Gobierno de la Alianza Cambiemos no tiene una posición homogénea respecto al aborto, con el Senado dividido 50/50, y una prolongada enemistad entre la Iglesia y el gobierno, ¿quién capitalizaría una numerosa marcha marmolada de religiosidad y protesta social? La apuesta de las feministas dentro de las organizaciones sociales convocantes es clara: que capitalice el feminismo, para eso San Cayetano debe lucir el pañuelo verde junto a las espigas de trigo.
*Por Agustina Paz Frontera para LatFem.