Activando derechos sexuales y no reproductivos
Por Candela Molina para La tinta
Activando Derechos Córdoba es un equipo interdisciplinario conformado por psicólogxs, trabajadorxs sociales, comunicadorxs sociales y estudiantes de la Universidad Nacional de Córdoba.
Invitadas por el Centro de Estudiantes de la ENSAG (Escuela Normal de Alta Gracia) estarán realizando durante este año, talleres con perspectiva de género y en derechos humanos, abordando el tema del aborto y la diversidad sexual. Resaltamos junto con ellas, que si bien abordan temas de educación sexual en la escuela secundaria, es el Estado el que debe garantizar que sean los/as docentes quienes se capaciten en Educación Sexual Integral y logren transformarla en un eje transversal en toda la escuela.
Entrevistamos a dos integrantes del equipo Activando Derechos Córdoba para conocer cómo está siendo esta experiencia educativa y las percepciones de las y los jóvenes sobre el aborto
—¿Qué es Activando Derechos Córdoba?
—Trabajamos temáticas vinculadas a los Derechos Sexuales y no Reproductivos a partir de un enfoque de Derechos Humanos y de Salud Colectiva, considerando como eje transversal la perspectiva de Género. Nuestro objetivo es promover el acceso a derechos y garantizar el ejercicio de la ciudadanía, fomentando en los/as jóvenes la toma de decisiones informadas y autónomas.
Actualmente nos encontramos trabajando en dos espacios, conformados por jóvenes, de la ciudad de Córdoba. Por un lado, con estudiantes de 4°, 5° y 6° año de la ENSAG abordando las temáticas de aborto y diversidad sexual a partir del dispositivo taller. Por otro lado, por segundo año consecutivo seguimos generando encuentros con las/os estudiantes del IPET N° 77 Anexo de Barrio Ciudad de Mis Sueños, centrados este año en la temática de violencia en el noviazgo.
Quisiéramos resaltar que si bien abordamos temáticas vinculadas con la Educación Sexual, consideramos que la ESI debe ser transversal a los contenidos dictados, cabe aclarar que nuestro accionar es puntual y centrado en la temática de Derechos Sexuales y (No) Reproductivos; convencidos de que es el Estado el que debe garantizar la capacitación constante de los/as docentes para que la efectivicen.
—¿Cómo surgió la idea de hacer talleres de aborto en una escuela secundaria?
—Surge a partir de la demanda de los/as jóvenes del Centro de Estudiantes de la escuela, ellos/as se contactan con nosotras para generar un espacio de acceso a la información en relación a la temática del aborto, a fines del 2017.
El Centro de Estudiantes primero se contactó vía internet con Amnistía Internacional, con quien articulamos a través de la campaña “Mi cuerpo, mis derechos”, Amnistía Internacional nos hace llegar la inquietud teniéndonos como referencia en Córdoba para abordar dicha temática y así nos pusimos en contacto con el Centro de Estudiantes de la ENSAG.
En el primer cuatrimestre haremos estos talleres y luego en el segundo cuatrimestre en conjunto con el Centro de Estudiantes (CE) vamos a hacer talleres de formación con los/as estudiantes sobre diversidad sexual para que después ellos/as sean multiplicadores del taller en los otros cursos. Les habíamos propuesto trabajar sobre el aborto y que ellos replicarán la metodología en los cursos más bajos, pero no se animaron y las estudiantes del CE propusieron hacerlo sobre diversidad sexual, se sienten más seguras trabajando esta temática entre pares y porque en la escuela hay mucha discriminación.
—¿Cómo fue la recepción por parte de directivos, docentes y preceptores ante la propuesta de los talleres?
—A fines de 2017 generamos un espacio de encuentro y debate con los/as jóvenes del Centro de Estudiantes y con el Equipo docente de Educación Sexual Integral de la escuela y directivos. Se realizó un taller piloto que abrió la discusión, presentamos la forma de abordaje que el equipo tiene sobre la temática y fue aceptada por las docentes y directivos.
Activando Derechos trabaja con una metodología de taller participativo apuntando al debate y la reflexión crítica, entendiendo al aborto como una problemática de salud pública donde el Estado debe garantizar el acceso a derechos de las personas gestantes. En este sentido, consideramos que el mismo es responsable de las muertes ocasionadas por el negocio de los abortos clandestinos.
—¿Y por parte de los/as estudiantes, cómo está siendo la recepción del taller? ¿Qué posicionamientos y opiniones surgen en el debate?
—El taller es un ciclo que se divide en 3 grandes ejes, primero abordamos las sensaciones y los mitos que circulan sobre el tema; segundo, el aborto como una problemática de salud pública; y tercero nos enfocamos en dicha problemática desde un enfoque de derechos. La temática las/os interpela y pueden compartir sus diversas posturas, creencias, experiencias, se generan preguntas, se comparte información, se discute y piensa colectivamente, la palabra circula, atraviesa y nos atraviesa.
A lo largo de los talleres identificamos que, dependiendo del curso, los debates fueron diferentes. Cada uno fue una experiencia distinta. No obstante, fue común que, a pesar de que todxs manifestaban conocer sobre la temática, son en su mayoría las jóvenes quienes tienen formación y conocimientos previos en torno al debate a favor de la legalización del aborto. Ellas conocen el eslogan de la Campaña por el derecho al aborto y en general tienen más elementos para discutir. Algunas participan de encuentros con otrxs jóvenes, otras investigaban activamente sobre el tema, y otra lo remarcaron como un tema de intercambio constante entre amigas.
Muchos varones no opinaban, aduciendo, por ejemplo, que no se sienten involucrados en la problemática: demostraban falta de interés para participar del taller, nos decían: “A mí nunca me va a pasar porque soy varón”; otros expresaron que les parece que es un tema del que no les compete hablar o tomar postura: a veces se sentían atacados o también pasó que algunos se desligaban diciendo: “No sé… mi opinión es neutra. Es una decisión de ellas” o “No sé qué postura tengo, porque en todo caso no soy yo el que decide”.
En un curso un estudiante tenía puesto los auriculares, lo cual se puede tomar como una falta de interés. De hecho, el profe lo reta, diciéndole: “¡Sácate los auriculares!”. Yo decido intervenir preguntándole su nombre y qué está escuchando. Me responde que escucha una banda de hip hop. Le pregunto de qué se trata el tema y me dice: “de calles y drogas”. Le pregunto, «¿no crees que la calle y las drogas comparten algo en común con el aborto?” Me dice que no, riéndose. «¿Estás seguro?» le digo: «¿Que las drogas como el aborto sean clandestinos, no es un punto en común?» Al rato estaba sentado adelante, muy interesado.
En general todos/as tienen posturas y opiniones en construcción, muchas veces se contradicen, no saben con qué palabras expresarse o no terminan de estar seguros/as de lo que piensan. Por ejemplo, uno de los argumentos “en contra del aborto” es: “No al aborto porque es una vida, pero en caso de violación sí estoy a favor”. Entonces, el argumento para estar en contra no puede ser “defender la vida”. Este tipo de argumentos focalizó el debate en diferenciar: qué es vida, qué es persona, qué es ser humano. Entendemos que para estudiantes de secundario en una primera aproximación a la temática es necesario dar el espacio a ese debate.
Igualmente, no todos los cursos se centraron en “la vida” a la hora de exponer sus razonamientos. De hecho, una estudiante dijo: “El tema de la vida no tiene que ver con la legalización”. Un varón hizo un paralelo con la legalización de la marihuana: “Es lo mismo, pero bueno, la gente no dice si está bien o mal fumar un porro… es otra cosa la legalización”. Cuando salían posturas como éstas, nos permitía conversar y debatir desde otro piso.
Con respecto a las mujeres, pudimos notar que en muchos casos, su posición no se define en términos personales. Si ellas se practicarían un aborto o no, no fue el punto de discusión, sino que en general, están seguras de la importancia de despenalizarlo. Una de ellas expresó: “Yo no sé si estoy a favor de abortar o no. Pero si mi amiga quiere abortar quiero que lo haga bien y que esté sana”.
Otra cuestión interesante surgió en uno de los cursos donde la mayoría eran varones. Aquí el debate no se centró en la cuestión de “la vida”, sino en la maternidad/paternidad como proyecto de vida. Por ejemplo, un varón preguntó qué harían ellos en ese caso. Por ejemplo uno dijo: “¿Qué pasa si yo quiero ser padre y ella quiere abortar?” Fue un debate largo, pero que dio pie para reflexionar sobre los diálogos y los acuerdos en una pareja. Terminamos concluyendo que son temas que se pueden dialogar en una pareja, pero sobre todo haciendo hincapié sobre la importancia de que la decisión definitiva sea de quién esté gestando. “Yo voy a opinar pero va a ser ella quien tome la decisión” concluyó un joven.
Asimismo, van surgiendo ciertas sensaciones, ideas que exponen a la mujer como única “culpable/responsable” de estar atravesando una situación de embarazo no planificado, como por ejemplo: “Si tiene 40 años, tiene que hacerse cargo”, “si no se cuidó que se la banque”, “si te gustó lo dulce, bancate lo amargo”, “Si legalizan el aborto, todas van a ir a abortar”, “el aborto no es natural”. Frente a esto, intervenimos promoviendo una lectura más compleja de dichas situaciones, visibilizando la participación directa o indirecta de otros actores (desde los varones, hasta el Estado representado por el sistema de salud pública) en una sucesión de acciones y/u omisiones que desembocan en un embarazo no planificado y que las personas gestantes encarnan en sus propios cuerpos.
Ya para finalizar, notamos que no sabían lo que son las Consejerías en Salud Sexual. En el colegio hay una, y muchos estudiantes no sabían de su existencia, o la asociaban a un lugar donde te dan un consejo de cómo hacer las cosas. Además, existe cierta confusión y muchos mitos en relación al uso de los anticonceptivos: no distinguen la diferencia entre la pastilla del día después con el misoprostol o no toman en cuenta el uso del preservativo para la prevención de infecciones. No es nuestra intención trabajar estos temas porque para ello ya existe la propuesta en la escuela, pero ante situaciones de confusión brindamos la información correspondiente y fomentamos el acercamiento a ese espacio.
En este primer taller buscamos aproximarnos, que puedan reconocer sus posturas, sus opiniones sobre el aborto, para luego en el segundo y en el tercer encuentro, poder pensarlo como una política pública de salud, que debe ser garantizada por el Estado.
—¿Cómo organización, qué aprendizaje les deja esta experiencia?
—Como equipo estamos transitando por la experiencia de estar en el aula, de comunicarnos y trabajar con jóvenes, planteándonos como desafío sostener metodologías desde la educación popular, en ámbitos de educación socialmente definido como formal.
Es un proceso que se va desarrollando, está en constante construcción entre nosotras/os, los/as jóvenes y los/as docentes de las escuelas en las que participamos.
La intención es fomentar espacios democráticos de discusión desde el respeto y la reflexión. Estas temáticas no sólo interpelan a lxs jóvenes sino a quienes habilitamos el dispositivo-taller, ya que buscamos favorecer el pensamiento crítico sin bajar posicionamientos ya elaborados, dados y absolutos. Es decir, propiciar el debate sin bajar línea.
Está siendo una experiencia hermosa, los/as pibes son muy respetuosos en el debate, cuidadosos/as entre ellos/as. Tienen predisposición para escuchar, para opinar, se interesan por el tema. Se nota que en la escuela hay una trayectoria de debatir algunas cuestiones en materia de derechos sexuales y no reproductivos. Se nota que tienen práctica en el debate y eso nos facilita un montón de cosas. Para sintetizar, demuestran interés para seguir haciendo los talleres que faltan.
*Por Candela Molina La tinta.