La resistencia que hacemos es para ser felices
Compañeras de distintos territorios vinieron a dar sus testimonios para dejarnos saber qué es lo que día a día enfrentan en todos los ámbitos de la vida.
Por Anamaría Cofiño K. para El Periódico
Escribo desde la Plaza Central, donde cientos de mujeres diversas nos reunimos para celebrar el Día de la Tierra, con la realización de un Tribunal de Mujeres por la Madre Tierra, el Agua y la Vida. Estamos en el lugar dedicado a la memoria de las 41 niñas que el Estado asesinó, luego de haberlas abusado y torturado. No olvidamos que fue Jimmy Morales, quien las condenó a una muerte atroz y cruel. No perdonamos, ¡exigimos justicia!
Compañeras de distintos territorios vinieron a dar sus testimonios para dejarnos saber qué es lo que día a día enfrentan en todos los ámbitos de la vida. Este tribunal también es un espacio para compartir sueños y propuestas, porque la resistencia es un acto político, permanente y sistemático de lucha para que podamos vivir felices.
Norma Tiul, q’eqchi’, dijo con voz potente: «La tierra está siendo utilizada para la producción agroindustrial, son las empresas las que tienen la mayor parte de la tierra. Todo esto nos ha dañado porque no tenemos medio para nuestra producción, esto nos trae pobreza, desnutrición, hambre. Nosotras exigimos que en Guatemala haya una ley que regule la tenencia de la tierra para que las mujeres tengamos acceso a la tierra».
Rosa, de La Cumbre, en Alta Verapaz, dijo: «Venimos a presentar nuestra tristeza, nuestro dolor porque no tenemos tierra; como mujeres mayas sufrimos de mucha discriminación, violación de nuestros derechos. Nuestros hijos aguantan, frío, lluvia, hambre, porque nos ha desalojado.
Angélica Aguilar, de Nueva Concepción, Escuintla, narró cómo hay finqueros que Secuestran los ríos, nos dejan sin agua, nuestras cosechas ya no se dan; en el invierno, cuando empieza a llover, nos echan el agua sin consideración, inundan nuestros hogares, dejándonos en la miseria, con enfermedades de la piel y hambre. Pese a esa cruda realidad, afirmó: «Los ríos son nuestros y los vamos a defender».
La doctora Aura Cumes, académica maya, expuso la forma en que opera el extractivismo en Guatemala, donde la economía manda sobre la política y no hay separación entre Estado y empresas privadas. La vida de las sociedades indígenas ha sido sometida a un proceso de mercantilización, considerando que no merecemos las riquezas que tenemos. Finalizó explicando que en la cosmovisión maya el mundo, Rachulew, se compara con un gran tejido donde los seres somos un hilo más, todo está interrelacionado y es interdependiente. Acabar con el agua significa ponerle fin a la vida. Compartimos las palabras de las lencas de Honduras, el agua es la sangre de nuestra madre tierra.
En esta hermosa y productiva jornada, en la que además hubo música de marimba, hip hop, violines, poesía y canto, se leyeron las conclusiones elaboradas por las expertas, en las que se declaró non grato al presidente Morales, se demandó la extinción del Ejército, la realización de una reforma agraria, la suspensión de megaproyectos como los monocultivos, la minería y las grandes hidroeléctricas que perjudican a la población. Se propuso trabajar en función del Buen Vivir, el Ütz kaslemal, para poner el cuidado de la vida en el centro, como prioridad.
*Por Anamaría Cofiño K. para El Periódico.