«No nos da el cuerpo con todo lo que hay que hacer»
En el marco del Paro Internacional de Mujeres, el diario Tiempo reunió a cinco sindicalistas, militantes de distintos niveles de la estructura gremial. Celebran que se haya recuperado el sentido original de la fecha con una medida de fuerza y de género a la vez, saludan que el reclamo de igualdad laboral se convierta en eje de la agenda feminista y la impulsan al interior de sus organizaciones.
Por Gimena Fuertes para Tiempo Argentino
De la falta de mujeres en las cúpulas sindicales a ganar el micrófono en los actos, de la agenda «placebo» del gobierno a los temas históricos de la agenda feminista, de pelearse contra el patriarcado a sumar a los compañeros varones. En el marco del 8M, mujeres sindicalistas que militan en distintos niveles de la estructura gremial festejan que se haya recuperado el sentido original de la fecha, y reclaman el reconocimiento del trabajo adentro de las casas. Tiempo reunió a Estela Díaz, secretaria de Género de la CTA; Alejandra Estoup, secretaria general de la seccional Buenos Aires de la Asociación Bancaria; Jakie Flores, de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP); Claudia Lazzaro, secretaria de Género y Derechos Humanos del Sindicato de Obreros Curtidores; y Clara Uranga, delegada de base del Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SiPreBA). Hablaron de todo: de «los huevos» de Moyano, la lucha en un contexto de pérdida de derechos, las licencias paternales, de Macri y el aborto.
—¿Cómo dialogan las agendas del 21F y el 8M? ¿Y por qué todavía no hay mujeres al frente de los actos sindicales masivos?
Alejandra Estoup: —Nosotras interpelamos a nuestras organizaciones gremiales para que se ponga como prioridad la agenda del 8M, con eme de mujer. El paro es en paralelo con los hombres. Si bien la lucha la llevamos las mujeres, ellos la tienen que compartir, así como nosotras también compartimos la lucha general. En nuestro sindicato las mujeres lideramos al momento de poner el cuerpo, pero no en los lugares de decisión. Tenemos la Ley de Cupo Sindical del 30%, pero en el Congreso ya tienen el 50%, así que ahora vamos por eso. El 21F me pareció bárbaro verlas a Estela y a Claudia en el escenario, pero a la hora de los oradores, no había una sola mujer, cuestión que le comenté a mi compañero Sergio Palazzo. No pongo en duda a los hombres que estuvieron ahí, pero también tendría que haber hablado una mujer. En las gradas estaba lleno de mujeres escuchando, sentadas.
—En su discurso, Moyano le habló a un trabajador varón. ¿Hay que esperar a que la renovación sindical llegue a las cúpulas o se puede trabajar con los compañeros actuales?
Estela Díaz:—Hay dos movimientos que demostraron desde 2015 una enorme capacidad de movilización y acción política. Estaríamos mucho más atrás en derechos si no tuviéramos este movimiento sindical, en sentido amplio, que incluye a la economía popular y a las organizaciones sociales. Y al movimiento feminista, que le peleó la calle al gobierno. Ni en Brasil, donde hay un golpe, salen a la calle con la masividad de las movilizaciones y los niveles de unidad en la acción que se logran acá. La pesada herencia que tiene Cambiemos es un movimiento sindical y organizaciones que se fortalecieron todos estos años.
El movimiento de mujeres tiene 30 años de encuentros, y luchadoras emblemáticas como las Madres y las Abuelas. Esto que se nombró como «Ni una menos» y que nació por la violencia machista, ahora puso el eje el trabajo. Que esto sea así, cuando antes aparecía más la agenda de violencia o derechos sexuales, es un cambio. El primer paro al gobierno se lo hicimos nosotras.
Nuestras organizaciones todavía tienen mucho de patriarcal, de un mundo del trabajo que imagina un supuesto ideal trabajador sin responsabilidades de cuidado. Ni existe ese trabajador ni existe esa familia . Hoy trabaja todo el mundo de lo que puede. Respecto de las mujeres en la conducción sindical, dos de los cinco oradores del 21F llamaron al paro del 8M, mientras en el escenario había 15 mujeres. Poquitos meses antes, en otra marcha sindical, hubo una sola. Hay transformaciones importantes que conviven con prácticas tradicionales, pero hay muchas mujeres que vienen transformando esas organizaciones.
Jackie Flores: —Los trabajadores de la economía popular no tenemos ningún derecho laboral cumplido, y estar el 21F significó para nosotros ganarnos nuestro lugar. Cuando Moyano dijo «tengo los huevos suficientes», yo entendí que el 21F también tenía ovarios, porque ahí estuvimos nosotras. La cuestión es ir achicando la brecha con el compañero varón. Desde las organizaciones sociales entendemos la lucha de las mujeres como feminismo popular, y a veces vamos más despacito. Muchas veces, a nosotras nos toca hacer «trabajos de hombre», como levantar una carreta de cartón de 400 kilos, igual que lo hace un trabajador hombre. Hay muchas cosas que no me diferencian de ese compañero par. Queremos que el 8M se empiece a tomar como un día de lucha, en donde no nos separamos de los compañeros, sino que los sumamos.
Claudia Lazzaro: —Este 8M nos encuentra más unidos. No quiero pecar de soberbia, pero el marco de unidad que se está logrando fue por las marchas de las mujeres. Coincido en que en algún momento tenemos que ser oradoras, pero también es importante destacar que el 21F había mujeres en el escenario y antes no. Vemos una parte del vaso medio lleno pero vamos a llenarlo con el resto que falta. Vamos a este 8M con más potencia que el anterior, o aquel primer 3 de junio.
Vamos a marchar todas, las que hacen el trabajo en sus hogares y las asalariadas. El trabajo en la casa debe ser remunerado. Estamos cansadas de pensar que el salario es el amor. El salario es dinero, y eso no quiere decir que una no quiera a sus hijos. Nos concebimos todas como mujeres trabajadoras. Mi gremio es mayoritariamente masculino: recién después de 70 años tenemos una trabajadora fulonera. Para nosotros es revolucionario, porque era un trabajo sólo ligado a lo masculino, y yo puedo poner los mismos ingredientes que ponen los compañeros al momento de hacer el trabajo. Hay que pelear por la igualdad de oportunidades para los puestos de trabajo. Hay muchos compañeros varones que lo han entendido y lo han empezado a trabajar. Este 8 de Marzo para mi organización no es lo mismo que el anterior.
Clara Uranga:—Hace cinco años atrás nadie hubiera comentado que no hubo oradoras mujeres. Recién ahora lo estamos viendo y hay que empezar a pensar cómo hacemos para que la próxima vez haya. No olvidemos que Camioneros llamó a dos horas de paro para el 8M y Moyano se vio obligado decir «nos vemos el 8 de Marzo». La diferencia del año pasado a este es que pasamos de una agenda feminista a una agenda feminista de las trabajadoras.
En mi trabajo, el 8M nos sirvió para armar un espacio para que las compañeras puedan plantear sus problemas, como el maltrato, la discriminación y el no ascenso. Nos sirve para trabajar todo el año. Desde hace mucho pedimos igualdad de licencias entre padres y madres. Si los varones estuviesen igualados, nos quitaría discriminación. Hay que democratizar los cuidados porque si no, a nosotras se nos plantea mucho la necesidad de tener licencias por enfermedades de familiares. Desde la empresa nos invitaron a un día de masajes y a charlas aspiracionales. Fue para despolitizar la fecha. Logramos que lo hagan el 7 y no el 8. En el sector de prensa nos falta mucho para reconocernos trabajadores. Lo bueno es que ya hay un espacio de organización que nos contiene.
Claudia:—Estoy de acuerdo con la licencia paternal y que los varones tengan más derechos, pero hay que democratizar los cuidados: nosotras solas no nos tenemos que hacer cargo de los hijos. Pero ojo, que Macri propone dar la licencia a los padres sin que se haga cargo el Estado, como pasa con la de las madres. Las licencias deben ser igualitarias.
—¿Qué opinan de la decisión de Macri de tomar la agenda feminista?
Alejandra:—El gobierno empezó el año complicado y hábilmente tomaron un tema que es de las mujeres, porque la decisión es nuestra. El gobierno toma el tema del aborto muy suciamente, porque lo cierto es que ellos están en contra. Es demagogia pura. El planteo tiene un grado de hipocresía muy grande, porque estamos hablando de miles de mujeres que mueren.
Estela: —El debate legislativo es una de las grandes deudas de la democracia. No quiero quedarme con la especulación de ellos, porque evidentemente la crisis económica los lleva a adelantar esta medida que tenían estudiado largar en algún momento. Quieren hacer de estos temas debates «placebos». Pero justo en la Argentina hay un gigantesco movimiento social que hace más de una década viene organizándose y concientizándose sobre esta problemática. Las encuestas muestran que el 70% está a favor de despenalizar. No les está saliendo bien, y de hecho ya empezaron a rebobinar. Y ante la perspectiva de debatir la agenda progresista, ahora proponen discutir un tema retrógrado, como que les cobren a los migrantes en el sistema de salud.
Alejandra: —La Ley de Contrato de Trabajo, en el único lugar donde les habla a las trabajadoras es cuando refiere a las guarderías. En nuestro gremio los compañeros salieron a pedirla y en algunos lugares lo conseguimos. Eso sirvió para sacar otros debates, como la igualdad de oportunidades, que no se da.
Estela: —Precisamente, este año vamos a presentar en el Congreso una reforma integral de la Ley de Contrato de Trabajo para eliminar el capítulo de la mujer. Tiene la concepción de que los hijos son nuestra responsabilidad, de que somos débiles ante un mundo del trabajo hostil. El convenio de la Organización Mundial del Trabajo habla de trabajadores y trabajadoras con responsabilidades familiares a cargo.
Jackie:—En la economía popular, este 8M va a ser importante que los compañeros, sepan o no sepan cocinar, estén en las ollas de los comedores populares para que nosotras vengamos a ser parte de la marcha, y entendernos en esta unidad. Los barrios del Conurbano quedan muy lejos de la Capital. Y nosotras queremos venir todas, para sentirnos hermanadas. Ninguna sobra. Y no nos da el cuerpo con todo lo que hay que hacer.
*Por Gimena Fuertes para Tiempo Argentino. Foto: Diego Paruelo.