Por la camiseta
El mundo fútbol perdió a sus principales actores tras el FIFA-Gate. En Sudamérica el cimbronazo se sintió, movió el tablero y las fichas se dispersaron. AFA no es la excepción. En Uruguay, un empresario de la TV presiona para que la dirigencia renueve el contrato con la marca Puma a un precio tres veces menor que Nike. Godín y otros referentes piden que ya nadie les maneje su imagen. En Chile, hubo huelga de futbolistas. Exigieron saldar deudas, terminar con absurdos formatos de torneos y que en verano ya no se juegue antes de las 18.
Por Redacción La tinta
Cuando Estados Unidos metió su mano en la FIFA, bajo el guante del FBI, comenzó a tambalear cada ladrillo del universo fútbol. De arriba hacia abajo rodaron las cabezas de los principales dirigentes.
Ya sin Blatter ni Grondona, el fútbol mundial presentó un nuevo TEG donde las fichas volvían a ser repartidas. Cada jugador tomó nuevos objetivos. Por lo general, más ambiciosos.
En los feudos de la Conmebol, cada federación vivió y observó el caos, producto del desparramo de fichas en el mapa. Actualmente AFA está intervenida por un Comité Regulador luego del escándalo de las elecciones de 2015. La AUF uruguaya es presionada por renovar la marca de su camiseta a la vez que los jugadores de la Selección piden democratizar la entidad. La ANFP chilena sufrió un paro de futbolistas. Se cansaron de los formatos caprichosos en los torneos, reclamaron deudas, más competitividad y que en verano se juegue desde las 18.
En cada rincón del mundo fútbol las relaciones de poder están reacomodándose. Es allí donde se rebelan dirigentes, jugadores y empresarios. El dinero es el único titular en todos los equipos. El caso de Argentina no está muy lejos de lo que ocurre en Uruguay y Chile.
Por la camiseta
En las últimas horas los dirigentes del fútbol uruguayo sostienen un acalorado debate en el seno de la Asamblea de Clubes. La decisión pasa por definir cuál será la nueva marca de indumentaria que patrocine a la Celeste. En diciembre caduca el contrato que liga a la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF), desde 1998, con la firma Puma.
En los negocios del fútbol es regla no tener que ofrecer transparencia en ningún momento. Un llamado a licitación bastaría para poder optar por la mejor opción. Sin embargo, no es así.
Puma llegó a la Selección uruguaya de la mano de Tenfield, la mayor empresa de televisación de fútbol en el país oriental que está en manos del empresario Francisco “Paco” Casal, conocido por ser dueño de GolTV (quien se interesó decisivamente en los derechos del FPT) y ser supuesto testaferro de Enzo Franchescoli.
Desde hace 18 años, Puma y Tenfield no sólo explotan la marca de la Selección de Uruguay sino que también la imagen de sus jugadores. El tercero en discordia hoy es Nike, que ofrece dos y hasta tres veces más dinero por cada ítem contractual, de lo que está dispuesto a pagar Puma.
Por ejemplo: Nike ofrece, en un contrato por siete años, 24.500.000 dólares, a los que hay que sumarles dos millones más si Uruguay se clasifica a los mundiales de Rusia y Catar. Puma (y Tenfield) ofrecen 750.000 dólares por año, más 500.000 adicionales si se llega al Mundial de Rusia. Las proporciones son similares si observamos otras compensaciones económicas como lograr una Copa América o el avance en cada fase de la Copa del Mundo.
Pero la empresa alemana sabe que tiene a Casal, su 10. Como lo indica la lógica imperialista, siempre es bueno que la colonia viva endeudada y es por eso que en el fútbol charrúa, como en el argento, los clubes viven con saldo negativo. Cuando las papas queman, Paco toma su billetera, saca la asadera del horno y la pelota sigue rodando.
Ayer, el 10 de Puma tiró su primer gambeta: en nombre de Tenfield, dueña de los derechos de imagen de la Celeste, envió un telegrama en el que intima a la AUF a no negociar con la empresa Nike. Sí, Casal, un empresario, le refresca la memoria a toda la dirigencia uruguaya sobre quién es quién.
Por otra parte, el capitán Diego Godín difundió una carta abierta dirigida a las autoridades de la AUF, que fue avalada por numerosos integrantes del seleccionado de los últimos años, y a través de la cual exige “profesionalizar”, “reestructurar” y “democratizar” el funcionamiento de la entidad. Allí señala que la decisión por la indumentaria debería ser en beneficio de los intereses generales y no de algunos pocos.
Comunicado oficial de jugadores de la Selección Uruguaya de Fútbol pic.twitter.com/jKXjXl56DM
— Diego Godín (@diegogodin) 22 de agosto de 2016
“La carta de los jugadores, difundida por el capitán y avalada por la posmodernidad mediante un retuit de la Mutual Uruguaya de Futbolistas Profesionales -la organización por la que el Negro Jefe Obdulio Varela lideró la huelga de 1948-, reivindica con guiños artiguistas derechos propios de los deportistas, como su propia imagen, y se involucra positivamente en la organización de la que es el engranaje central”, explica el periodista Rómulo Martínez Chenlo desde La Diaria, en un excelente y esclarecedor artículo.
Por el campeonato
En la segunda mitad de julio, los jugadores de los clubes chilenos se cansaron. Bajo el paraguas del Sindicato de Futbolistas Profesionales (SIFUP), los principales protagonistas del deporte lanzaron una huelga general contra los cambios de formato de los distintos torneos y los perjuicios que el capricho dirigencial les genera.
La medida se cumplió y el campeonato no pudo comenzar con su primera fecha. La Asociación Nacional del Fútbol Chileno (ANFP) había determinado que la temporada 2016-2017, se disputara con sólo un descenso en Primera División y ninguno en Segunda. Sin muchos incentivos para competir, los clubes habían comenzado a despedir en gran número a jugadores y las contrataciones mermaron.
Pero esto fue sólo la gota que rebalsó el vaso. También exigieron: regularización de pagos en las tres categorías; que el calendario de campeonato sea de febrero a diciembre (y no según la lógica europea); y que los partidos de verano (noviembre-marzo) se jueguen a partir de las 18.
Tras una semana sin que gire la pelota, dirigentes y empresarios debieron reunirse y ofrecer una salida. Luego de que el Consejo de Presidentes apruebe un protocolo de acuerdo, los capitanes de todos los clubes aceptaron el documento que garantizaba dos propuestas de los jugadores: un torneo de transición para el segundo semestre de 2017; y el asenso de dos equipos de Tercera a Segunda.
En medio del caos, las fichas volvieron a repartirse y el escenario permite pensar que la disputa por la toma de decisiones podría obligar a las Asociaciones repensar su estructura y lograr, como desean los jugadores uruguayos, «democratizar» las entidades, ordenarlas y volver a jugar.
