Guardianas de semillas
La Asociación de Mujeres Rurales de Argentina Federal (AMRAF) participó hace diez días del debate por la nueva Ley de Semillas en el Congreso de la Nación. Mónica Polidoro explicó a Radio Eterogenia por qué se presentaron como grupo de mujeres y ruralistas.
En el Congreso, organizaciones de la agricultura familiar y campesina hicieron hincapié en el rechazo a cualquier modificación a la Ley actual que no sea discutida por el conjunto de organizaciones del sector.
“Aún cuando tenemos serios desacuerdos con la ley de semillas Número 20.247 promulgada en tiempos de dictadura militar en 1973, consideramos que tanto la ley presentada por el diputado G. Alegre que prohíbe el Derecho al Uso Propio como el anuncio del Ministro Buryaile de tener un proyecto “consensuado” aunque desconocido por la mayor parte de nuestro sector, resultan realmente preocupantes, ya que ambos desconocen y desestiman los intereses, argumentos y propuestas de las organizaciones de la agricultura familiar, campesina e indígena”, expresaron.
La iniciativa oficialista, encarada por el Ministerio de Agroindustria fue bautizada como “Ley Monsanto de Semillas”. Mónica Polidoro explicó al programa radial Ciudad Sin Mar por qué se presentaron al Congreso como grupo de mujeres y ruralistas.
“Nosotras dejamos sentada una vez más la función de la mujer en agricultura familiar, como participe necesaria. Somos las guardianas de la semilla, de nuestros alimentos”, analizó.
Para AMRAF, el proyecto de ley es “preocupante”, porque “no solamente perjudica a nuestro sector, sino a todo el territorio nacional: la semilla es parte de nuestra soberanía”.
Para Polidoro, la discusión sobre el cobro de regalías y la propiedad intelectual de las semillas, es también una discusión sobre el rol que tomará el Estado. En el marco de lo que calificó como “recolonialización” en Latinoamérica a través del control de los recursos naturales, el debate sobre el rol del Estado define si su función será“garantizarle a toda la ciudadanía, la posibilidad de acceder a sus alimentos genuinos, o si solo se pone como un simple recaudador para las empresas multinacionales”.
Fuente: Ciudad Sin Mar, Radio Eterogenia