FAdeA: 90 años recibiendo golpes

FAdeA: 90 años recibiendo golpes
10 octubre, 2017 por Redacción La tinta

La Fábrica de Aviones de Córdoba nació de la mano del Estado y, ahora, en sus manos, está su muerte. Despidos de personal y rumores de re-privatización terminan lentamente con la fábrica que, alguna vez, nos colocó entre los países desarrolladores de ciencia y tecnología del mundo.

Por Florencia Van Opstal para La tinta

Como todo, FAdeA también tuvo un comienzo. El 10 de octubre de 1927, el argentino Francisco D’ Arteaga -primer ingeniero aeronáutico nacional- fundó la Fábrica Militar de Aviones con colaboración del Estado. Un año después, volaba su primer avión.

Veinte años más tarde, en 1947, nuestro país se convirtió en uno de los tres en el mundo y el primero en Sudamérica en producir un avión propulsado por un motor a reacción; el Pulqui, que nos permitía posicionarnos en el mundo con un valor agregado. La Fábrica seguía creciendo y, en 1952, se transformó en Industrias Aeronáuticas y Mecánicas del Estado (IAME). Esto permitió un nuevo polo de desarrollo industrial y tecnológico que fue acompañado, durante el Gobierno de Juan Domingo Perón, por la incorporación de científicos y el aumento de las inversiones en las industrias técnicas del país. Se producían, para la época, no sólo aviones, también motores, máquinas, herramientas, motos como la Puma, automóviles Institec como el Graciela, el tractor Pampa y el famoso Rastrojero diesel.

La racha se cortó con la dictadura del General Eduardo Lonardi, la curiosamente llamada Revolución Libertadora, que ordenó que se cancele la producción de los Pulqui II y se desarmen los existentes. Este fue el primer golpe, pero los años pasaron y, en 1967, la fábrica cambió de nombre a Industrias Mecánicas del Estado (IME). Para entonces, Córdoba seguía siendo un polo industrial de gran importancia que daba empleo a miles de trabajadores.

FAdeA-trabajadorxs-Cordoba-03

En 1979, sufrió el segundo golpe, cuando el entonces ministro de economía, José Alfredo Martínez de Hoz, dispuso el desmonte completo y cierre de IME. Esto trajo aparejado el despido de cientos de trabajadores, pero, además, el retroceso tecnológico, técnico e intelectual de una industria que nos posicionaba a nivel mundial.

No obstante, un nuevo proyecto marcó la historia de la fábrica. En 1984, Ingenieros argentinos diseñaron y comenzaron a construir el IA63- Pampa, el primer entrenador avanzado argentino que incorporaba tecnología especializada en aluminio y materiales complejos, parecía que renacía de sus cenizas. Hasta que el tercer golpe hizo temblar sus frágiles paredes.

En el año 1995, el entonces presidente Carlos Saúl Menem la concesionó por 25 años al conglomerado industrial estadounidense Lockheed Martin Aircraft, quien convirtió a la histórica fábrica de aviones en un simple taller de mantenimiento. Así fue como se dejaron morir proyectos como el misil Cóndor, con el objetivo de dominar el espacio, o el CBA123, que sería un proyecto conjunto con Brasil para hacer un avión civil con capacidad para 19 personas.

FAdeA-trabajadorxs-Cordoba-02

Re-estatización

Nuevos aires se apoderaron del predio en 2009, cuando el Estado Nacional dispuso la estatización de la fábrica que pasó a tener el nombre que conserva hasta la actualidad: Fábrica Argentina de Aviones Brigadier San Martín (FAdeA).

Se recuperó moldería vieja que los mismos trabajadores habían escondido y se firmaron dos contratos nuevos; uno para fabricar aviones y otro para cambiar los motores de aeronaves viejas. Se cerró un importante proyecto con la Empresa Brasileira de Aeronáutica (Embraer), por el que pasaron a convertirse en socios estratégicos. Argentina proporcionaba estructuras y Brasil, conocimiento. Esto nos permitía mantenernos en contacto con países desarrolladores y, por ende, que nos incorporen a más proyectos.

Cuarto golpe

Treinta años sin desarrollo aún no han logrado terminar con la fábrica de fábricas cordobesa. Pero el cuarto golpe podría ser fatal. Rumores en los pasillos de las instalaciones avecinan la posible re-privatización de FAdeA. Tres empresas aparecen en la lista para adquirirla bajo concesión: la europea Airbus SAS, la norteamericana Beechcraft Aircraft Corporation y la alemana Grob Aircraft AG.

¿Qué pasará con los trabajadores si una nueva empresa privada se apodera de la fábrica? ¿cómo impactaría la privatización en el desarrollo científico y tecnológico del país? ¿quiénes se benefician y por qué? ¿qué ventajas tienen las empresas que se hagan cargo de la concesión? ¿qué rol juega el Estado? ¿es posible mantener la industria aeroespacial sin sustento del Estado? ¿podrá este golpe terminar con la historia de la fábrica?


Cuando hablamos de generación de desarrollo tecnológico, en primer lugar, se ubica la industria espacial seguida de la aeronáutica. Esto deja en claro la importancia que tiene para un país que incentive su desarrollo, a pesar de no ser una industria rentable (ni aquí ni en ningún lado), sí impacta de manera indirecta en la economía de un país. Un retroceso en la industria aeronáutica es una clara regresión científica y tecnológica. Su razón de ser no es la rentabilidad económica, sino el progreso.


La nueva concesión de la fábrica podría convertirse en el golpe fatal. Está claro que las empresas extranjeras no la quieren para desarrollarla y convertirla en su propia competencia a futuro. En el mejor de los casos, seguirá siendo productora de aeroestructuras, con la posibilidad de vender las de La Pampa a la empresa concesionaria para que las equipe y venda como propias. Esto implicaría un retroceso tecnológico y científico, ya que perderíamos el “know how” y pasaríamos a ser simples productores de aeroestructuras. O podría convertirse en un taller de mantenimiento, que beneficiaría a la empresa concesionaria, ya que pasaríamos a ser un punto estratégico para el mercado Sudamericano, ya que los países del cono sur tendrían acceso a repuestos baratos y un taller de mantenimiento exclusivo.

Si esta concesión sucede, se espera que entre 200 y 300 trabajadores sean despedidos, estos se sumarían a los 300 retiros voluntarios y a los 7 despidos ejecutados semanas atrás. Se calcula que unos 50 trabajadores más deberían retirarse este año para que la empresa logre cumplir con el déficit proyectado para 2017.  El panorama se complica cuando tenemos en cuenta que es difícil conseguir, en el mercado laboral, personal especializado en aeronáutica, capacitado y con las horas de experiencia necesarias, y que estos eventos causan la fuga de cerebros de muchos de ellos. Se agrava aún más cuando entendemos que, detrás de cada número necesario para que un balance responda a ese objetivo, hay una familia.

Quieren hacernos creer que la fábrica está sobredimensionada y culpan a los trabajadores por no hacer bien su trabajo. Raúl Merino, el director de Recursos Humanos de FAdeA, dijo que “los despidos se fundamentan en la reconstrucción por baja producción” y que “varios programas de trabajo no se concretaron (por lo que, actualmente, sólo) se están produciendo chalecos antibalas y vallas, pero no otras tareas aeronáuticas”. Lo que no dijo fue que las tareas aeronáuticas no se están realizando porque las estructuras que están hechas no cuentan con piezas finales para que funcionen. Los mismos proveedores no quieren cerrar contratos porque exigen una compra mínima que FAdeA no logra acaparar, por lo que las estructuras del Pampa III no pueden ser puestas en servicio, porque no cuentan con las piezas necesarias para ser terminados. Esto hace que sea necesario buscar nuevos proveedores.

FAdeA-trabajadorxs-Cordoba-04

Los proyectos que se han terminado en el último año, la remodelación de los Hércules, por ejemplo, se han realizado con inversiones y materiales de la gestión anterior. Y no se han comprado más, por lo que es imposible seguir adelante con los proyectos aeronáuticos. Es verdad que la cantidad de trabajadores es excesiva para las tareas que se realizan actualmente. Pero también lo es que la fábrica no está llevando a cabo los proyectos por falta de presupuesto, o mejor dicho, porque este se usa para pagar indemnizaciones en lugar de comprar materiales nuevos para seguir produciendo.

El año pasado, se anuló un contrato para producir 40 nuevos aviones, se dieron de baja los proyectos de motorización de los Pucará, proyectos de mantenimiento como el F27 y F28, y un proyecto de diseño de los IA100, un avión biplaza para el que se estaba estudiando la posibilidad de producir hasta 100 unidades, que se paralizó este año, luego del primer vuelo de la unidad de demostración.

El Estado, responsable de incentivar el desarrollo del país, hace, una vez más, un paso al costado y deja liberada la zona para que empresas extranjeras se apoderen de lo que nos pertenece a todos/as. La historia se repite y yo les pregunto, ¿vamos a dejar que vuelva a pasar?

fadea-despidos-venta

*Por Florencia Van Opstal para La tinta.

Palabras claves: FAdeA

Compartir: