«Ya es hora de empezar a hablar de nuestras muertes, que son evitables»
Durante el programa de radio Enredando Las Mañanas, Florencia Guimaraes, compañera activista travesti, sobreviviente de prostitución, fotógrafa y abolicionista, se refirió a los travesticidios de dos jóvenes. ¿Qué alimentan este círculo de muerte que hace que el promedio de vida de las mujeres trans y travestis hoy no llegue a los 40 años?
Por RNMA
Al aire Florencia Guimaraes, quien había denunciado en las redes sociales los travesticidios sociales de Gabriela en Buenos Aires y de Tatiana en Santiago del Estero, comenzó su relato exigiendo: “Hay que empezar a dejar de ser indiferentes. Hay que empezar a tomar conciencia de lo que atraviesa nuestra comunidad. Que esto salga puertas para afuera para que no sea un tema que sólo nos enteramos nosotras, lo hablamos nosotras, lo sufrimos nosotras, sino que sea un tema del que hable toda la sociedad, porque esto afecta a toda la sociedad. Nosotras somos parte de esta sociedad; somos hermanas, tías, amigas, primas, etcétera. Entonces, ya es hora de que se empiece a hablar de los travesticidios. Que se empiece a hablar de nuestras muertes, que son muertes evitables».
Denunció lo que la comunidad viene diciendo hace muchos años, que un 80% de la comunidad travesti no llega a los 35 años de edad y que subsisten en el sistema prostituyente. «Es el momento de hablar de este tema profundamente y que no quede solamente entre nosotras, las compañeras de los feminismos, de los movimientos de mujeres, de los movimientos populares o en algunas que estamos empapados en esto, sino que toda la sociedad forme parte de esto». La sociedad sigue poniendo atención en «las travestis que salen en Tinelli, haciendo monerías», o las que «salen en un programa porque las agarraron con un porro» o la que «está parada en la esquina».
«No, señores. No estamos todas paradas en una esquina porque nos gusta, lo hacemos porque hay un sistema patriarcal, capitalista, que nos condena a las travestis a la prostitución. Entonces, es tiempo de hablar de todo esto, y poner todas las cartas sobre la mesa” aclaró.
La indignación que expresa Florencia tiene que ver con que cada una de ellas, lejos de ser una cifra, es una compañera con sueños, con proyectos. “Más que números -explica-, somos compañeras. Y es muy doloroso y cada vez más constante. Lamentablemente entre nosotros estamos naturalizando esto de estar hoy hablando con una compañera, tomando un mate y la semana que viene, enterrándola”.
Después se refirió a Gabriela, tuvieron una amistad de muchos años, eran vecinas del barrio y durante casi diez años trabajaron en la misma esquina. Era radióloga, trabajaba con niños y bebés en el Centro Gallego en la Ciudad de Buenos Aires. Cuando ella comenzó la transición, la expulsaron de su casa. «Era una gran compañera. Habíamos dejado de tener relación los últimos años porque ella se fue a vivir a la capital y yo vivo en la provincia de Buenos Aires, pero seguíamos teniendo contacto. Me llamó el año pasado para ver cómo podía validar uno de sus títulos que ella tenía como enfermera profesional. Tenía muchas ganas de hacer un montón de cosas. Esta compañera nos fue arrebatada y murió con 45 años”, recordó.
Por otro lado, Tatiana tenía 32 años y era de Santiago del Estero. Florencia se lamentó porque «veníamos de hacer una vigilia en Plaza de Mayo hace tres días por Ayelén, esta compañera que se encontró asesinada en Tucumán, desnuda, toda golpeada, asfixiada y tirada como si fuera un objeto, debajo de una grada en el Lawn Tennis tucumano. Venimos de un montón de golpes. Y esto es constante para nosotras. A veces ya no sabemos si gritar, enojarnos, si llorar. Parece que no tuviéramos ni derecho a eso, porque estamos llorando a una compañera, y te estás enterando que se está muriendo la otra”.
En relación al caso de Ayelén, las numerosas convocatorias en diferentes puntos del país fueron masivas, esto «demuestra que de a poco estamos pudiendo instalar la indignación que nos producen los travesticidios», aún así la sociedad todavía no se moviliza masivamente.
Son travesticidios sociales
Por otro lado, se viene instalando el concepto de “travesticidio social”, que implica no sólo la muerte violenta, fruto del odio en estos crímenes espantosos, sino también, se refiere a esa muerte cotidiana que golpea de formas más sutiles y que se registran mucho menos.
Florencia nos explicó que “cuando hablamos de travesticidio, hablamos de travesticidio social, porque hablamos de la responsabilidad que tiene principalmente el Estado sobre nuestras muertes, y gran parte de la sociedad que naturaliza todo lo demás que nombramos. Que las travestis estén paradas en una esquina, que haya una travita de entre 11 y 15 años en una esquina y nadie se escandalice. Hablamos de la desidia de las instituciones, de las escuelas que son expulsivas con nosotras y no nos contienen. Somos echadas de nuestras casas. El sistema de salud es súper binario, patriarcal, heteronormativo y no conoce nuestros cuerpos. Hay mala atención hacia nuestra comunidad, no se respeta la Ley de Identidad de Género”.
Otro elemento que Florencia analizó fue la situación de la comunidad travesti en el ámbito educativo: “Es muy importante para nosotras volver a las escuelas, que se respete nuestra identidad y que se cumpla la ESI (EducaciónSexual Integral). La ESI es crucial para cambiar el futuro de nuestras vidas y de toda la sociedad. Ha sido un logro muy grande y sabemos que con este nuevo gobierno fascista, no se está cumpliendo».
«Las compañeras travestis están siendo nuevamente encarceladas, las llevan presas, las requisan en la vía pública. Son abusadas todas las noches, en todas las provincias. Pasa en Tucumán, en la Ciudad de Buenos Aires, en La Plata, en Córdoba, en Mendoza, pasa en todo el país. En algunas provincias la represión nunca se terminó, creíamos que estas discusiones estaban saldadas, pero nuevamente estamos yendo a buscar compañeras a las comisarías” concluyó.
*Por RNMA / Fotos: Colectivo Manifiesto.