Temer al pueblo: la censura en Río 2016

Temer al pueblo: la censura en Río 2016
12 agosto, 2016 por Redacción La tinta

En sólo una semana de los Juegos de Río 2016, se registraron numerosos actos de censura en los estadios. El ingenio popular filtra pancartas con mensajes encriptados que buscan gritar «Fora Temer». La Justicia falló en favor de las manifestaciones e impuso una multa de 3500 dólares por cada acción policial que viole la decisión.

Varias semanas antes que se depositara la llama olímpica en el pebetero del Maracaná, hace apenas siete días, las manifestaciones sociales contra el gobierno de Michel Temer eran muy previsibles.

En esta primera semana de los Juegos Olímpicos este tipo de expresiones, ya sean organizadas o espontáneas, individuales o masivas, pudieron observarse pese a los intentos de censura e invisibilización por parte del Comité Olímpico Internacional (COI), el Estado nacional, el gobierno de Río de Janeiro y hasta la televisación oficial del evento.

El pasado martes un juez federal de la ciudad sede, João Augusto Carneiro Araújo, falló a favor del pedido que presentó la fiscalía contra la «Unión» (COI + Gobierno de Río) y garantizando la libertad a realizar manifestaciones públicas. También fijó una multa de unos 3.500 dólares por cada acción policial que viole la decisión.

Con la velocidad del mejor Usaín Bolt y sin ruborizarse, el Comité Olímpico Internacional ya adelantó que apelará la medida: «Solo creemos que las instalaciones deportivas no son lugares para manifestaciones políticas y religiosas. Recuerdo que en el Mundial la ley era exactamente la misma», manifestó su vocero.

 

«Fora Temer»

La televisación no se queda atrás en la colaboración mutua con las autoridades para maquillar el descontento social y poner en primer plano las bondades del espíritu deportivo más edulcorado.

En la inauguración oficial del pasado viernes el presidente interino y artífice del golpe blando contra Dilma Rousseff apareció en las pantallas de TV apenas 12 segundos. El protocolo establecido buscó no exponer a Michel Temer a la humillación pública como sí se permitió en 2014 con la mandataria suspendida.

En aquella apertura del Mundial, los medios amplificaron hasta el hartazgo los mensajes más sexistas y racistas contra la presidenta.

Sin embargo los silbidos y abucheos se hicieron oír y las redes sociales fueron utilizadas para difundir el descontento popular de aquellos que se encontraban dentro del Maracaná. 

Desde ese día, los medios sólo han dado espacio a algunos hechos de violencia policial y desalojo de las instalaciones deportivas, una vez ya viralizados.

El fallo de la Justicia es contundente y reconoce que la censura existe en estos Juegos al advertir a las autoridades: «No aparece ninguna prohibición de manifestaciones pacíficas de carácter político a través de carteles, el uso de camisetas y otros medios lícitos en los sitios oficiales los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Rio 2016». El mismo escrito agrega: «Cualquier interpretación conferida al artículo X o al inciso 1 del destacado artículo que pueda impedir la expresión pacífica de naturaleza política ofende el núcleo inviolable del derecho fundamental de libertad de expresión, lo cual debe ser eliminado inmediatamente».

Mientras tanto, los manifestantes-espectadores han tomado sus recaudos y desafían con ingenio a la policía militar con pancartas «encriptadas» y juegos de palabras que deja aún más en ridículo al Gobierno y al COI.

Una infiltrada en el medallero

Mientras el mundo veía como se daba inicio a los Juegos Olímpicos, desde las favelas, miles de familias en situación de pobreza observaban desde lejos cómo el dinero público estallaba en el cielo y con diversos colores.

Quizá una de las pancartas más insultantes para el actual Gobierno sea la que exhibe el medallero olímpico desde el pasado lunes: la primera presea dorada del país anfitrión fue ofrendada por una deportista mujer, negra y proveniente de la favela Ciudad de Dios.fora temer1

El primer oro expuso la historia de Rafaela Silva en diversos medios internacionales. Y no sólo eso, paradójicamente la judoca es una de las beneficiarias del programa social «Bolsa Podio» creado por la gestión de Rousseff para financiar a los deportistas. Actualmente, 154 atletas del total de 178 que representan a Brasil son alcanzados por el plan, es decir, un 86% de cobertura.

Silencio, espacio publicitario

«Excepto si se lo concede el Comité Olímpico Internacional (COI), ningún deportista, entrenador o directivo que participe en los Juegos de Río 2016 puede permitir que su nombre, su imagen o sus actuaciones sean utilizadas para publicidad durante la competición».

Así expresa la Carta Olímpica su polémica regla 40 que les permite a las autoridades del COI monitorear hasta las redes sociales de los atletas para que no se “filtren” mensaje publicitario de los patrocinadores particulares de los deportistas.

La normativa podría ser justificada (dificilmente) con el fin de salvaguardar el espíritu amateur de la competencia. Pero en realidad sólo busca proteger los intereses de sus 12 patrocinadores oficiales, entre ellos titanes como: Coca-Cola, McDonals, Bridgeston, P&G, Panasonic, General Electric, Samsumg y Visa.

El reglamento es tan rígido que hasta detalla que quedan prohibida palabras como: ‘Juegos Olímpicos’, ‘olímpico’, ‘Olimpiada’, ‘Olimpiadas’ e incluso el lema ‘Citius, Altius, Fortius’. Todas están tajantemente prohibidas en los spots con competidores involucrados.fora temer 1

Otras más generales como ‘Río’, ‘oro, plata y bronce’, ‘actuación’, ‘victoria’ y hasta ‘verano’ o ‘2016’ serán estudiadas según el contexto.

La sanción, si se incumple esa norma, es inconcreta, pues el COI deja en manos de cada Comité nacional su aplicación, aunque en algunos países, como en Estados Unidos, ya se ha amenazado incluso con la descalificación.

Sin Temer

Brasil es un hervidero desde hace al menos cuatro años, cuando el escándalo del «petrolao» comenzó a salpicar a toda la dirigencia política y a las más grandes empresas privadas. Esto, sumado a los 30 mil millones de dólares gastados para realizar el Mundial de Fútbol 2014 y los Juegos Olímpicos 2016 ha provocado la rabia de millones de ciudadanos.

En medio de la crisis económica y política, la libertad de expresar el descontento social expuso primero a Dilma y ahora al gobierno golpista. Nadie se salva cuando el pueblo se expresa sin temer la censura.

Palabras claves: Brasil, Dilma Rousseff, Juegos Olímpicos de Rio 2016

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