Ali, el padre de todas las bombas

Ali, el padre de todas las bombas
4 mayo, 2017 por Redacción La tinta

Se cumplen 50 años del piñazo que le dio Cassius Clay al Gobierno de EEUU: el 28 de abril de 1967 se negó a combatir en Vietnam; el 8 de mayo le quitaron su título de campeón mundial y le prohibieron subirse a un ring. Cuatro años después, EEUU firma su rendición ante la resistencia vietnamita y las multitudinarias marchas antiguerras encabezadas por un tal Muhammad Ali.

El 28 de abril de 1967 estalla un piñazo en la cara del gobierno de los Estados Unidos. Si el impresionante nocaut a Sony Liston en 1965 había generado el mito urbano de que Cassius Clay usaba una herradura de caballo dentro del guante, su negativa a reclutarse en el ejército más poderoso del mundo, merece cuanto menos pensar en una bomba cayendo sobre el Pentágono.

Pasaron ya 50 años de aquel piñazo. Quizá, el más impactante de los que asestó Muhammad Ali sin sus puños. «No voy a recorrer 10.000 kilómetros para ayudar a asesinar a un país pobre simplemente para continuar la dominación de los blancos contra los esclavos negros», declaró ante un mar de micrófonos.

Hasta 1967 el ciudadano norteamericano afrodescendiente Cassius Clay, símbolo deportivo yankee, había sido clasificado como ‘no apto’ para el servicio militar. Sin embargo, ante el requerimiento de efectivos para la Guerra de Vietnam, esa clasificación cambió, pasando a ser ‘idóneo’. Pero Cassius ya no existía, Muhammad ya era Ali:  «Cassius Clay es el nombre de un esclavo. No lo escogí. No lo quería. Yo soy Muhammad Alí, un hombre libre». 

Desde 1964, el nacido en Louisville un 17 de enero de 1942, se había incorporado a la Unión del Islam y había cambiado su nombre. Un año después adoptó el sunismo. Muhammad dejaba atrás el nombre que puso en la cima del podio al boxeo norteamericano en los Juegos Olímpicos de Roma 1960. Ya con 25 años, desafió al Gobierno y al Ejército de ese país racista que representaba en el ring y combatía en la calle. Para él, el enemigo no estaba afuera sino adentro: “Ellos nunca me llamaron negro, nunca me trataron mal, nunca me robaron”, opinaba en los medios cuando se le pedía explicaciones a no dar la vida por América.

Ali rechazó el servicio militar y solicitó el estatus de objetor de conciencia, alegando ser un pacifista religioso. Sin embargo, el 8 de mayo de 1967, un mes y 15 días después de su victoria ante Zora Foley, el Gran Jurado Federal de los Estados Unidos lo acusó formalmente de deserción. Para no ir a la cárcel, pagó una millonaria fianza que lo dejó al borde de la quiebra. Las autoridades inmediatamente le retiraron la licencia de boxeador y fue despojado de su título mundial.

« Yo sé a dónde voy y sé la verdad. Y no tiene por qué ser lo que tú quieres que sea. Soy libre de ser lo que quiero» , repetía el joven que ya de niño había aprendido a eludir objetos más contundentes que las preguntas del periodismo: «De pequeño le pedía a mi hermano Rudy que me lanzara piedras. Así es como aprendía mis movimientos, esquivando pedradas».

Mientras no pudo subirse al cuadrilátero, Ali militó contra la Guerra de Vietnam en un contexto que comenzó siendo muy desfavorable para los pacifistas. De a poco, el movimiento antiguerra tomó fuerza y su figura no dejaba de crecer, sumando cada vez más admiradores. La multitudinaria marcha de más de un millón de manifestantes en 1970 sirvió incluso como presión para rever el fallo en su contra.

Muhammad apeló a la justicia y una corte de Texas dictaminó que la condena hacia el boxeador era «arbitraria» e «irrazonable», con lo que pudo recuperar la licencia de boxeador profesional. Finalmente, en junio de 1971, la Corte Suprema de Justicia de EE.UU. le otorgó su condición de objetor de conciencia y lo declaró libre de culpa y cargo.

El resto, es historia. De esas bien hollywoodenses en la que los débiles ganan: en octubre de 1974 Muhammad Ali, con 32 años, recupera el título mundial de los pesados en la mítica pelea ante George Foreman en Zaire (la histórica “The Rumble in the Jungle”); en abril de 1975 la resistencia del pueblo vietnamita y el apoyo masivo del movimiento antiguerra norteamericano obliga al gobierno estadounidense a firmar la derrota de sus tropas; cuatro años después, Ali se retira como uno de los más grandes boxeadores de la historia.

Palabras claves: Boxeo, Estados Unidos, guerra, Muhammad Ali, Vietnam

Compartir: