El mal-estar docente
Por Pablo Aranda para La Tinta
Viajo, todos los días, 40 kilómetros en colectivo hasta la escuela secundaria donde trabajo. En el viaje me cruzo y escucho a muchos docentes ya que la empresa Paraná Medio es la única que circula por la ruta 1. Entonces, maestros, maestras, profesores, profesoras, directivos y personal no docente de distintos establecimientos nos encontramos allí arriba. Hoy la radio y su discurso doxástico sobre la educación rebota adentro del colectivo.
Aguzo el oído y escucho a una compañera decir “me siento mal de hacer tantos paros”, es decir, la pone mal la lucha por un sueldo digno ¿la dignidad causa este mal sentir? No. Nosotros sabemos el valor que tiene el trabajo que realizamos. Pero son las presiones que el gobierno, los medios y su cerco para con el anterior, las que ponen sobre el imaginario docente y sobre los docentes este mal-estar.
Mal-estar que es producto de ser objeto, todo el tiempo, de esta tensión, y de convertirse así en el punto neurálgico de la fractura social que implica la reiteración de lo mismo: “el conflicto docente”. Esta forma, harto extendida en los titulares de las noticias, de nombrar el reclamo por la apertura de la paritaria nacional docente se repite hasta en los medios más progresistas, donde claramente la adjetivación invisibiliza/separa al gobierno de no hacerse cargo de su responsabilidad y hace mella solamente en el colectivo docente. La dignidad no puede sentirse mal.
Luego de cinco semanas de lucha integrantes de Ctera y Suteba intentaron el domingo 9 del corriente mes, instalar frente al Congreso una Escuela Itinerante para no agotar la medida de fuerza y reclamar que se cumpla la Ley de Paritaria Nacional Docente y que se discuta una nueva Ley de Financiamiento Educativo. El gobierno de Cambiemos por medio de la Policía de la ciudad reprimió a nuestros docentes. ¿Qué sociedad perfila Cambiemos confrontando con los trabajadores de la educación? Una sociedad de acatamiento, de anulación del derecho, de miedo a decir lo propio, de imposición uniforme. Los docentes estamos implicados, porque la educación articula las formas sociales.
A pesar de la disposición mediática y del fogoneo constante del “conflicto”, los docentes que no somos el núcleo del conflicto sino los afectados por un Estado que no cumple la ley, no queremos una escuela que sea la reproducción de su propia conservación, sino que pueda cumplir con su función social. En este sentido, educar es construir y deconstruir lo social.
En la deconstrucción del “apostolado docente” nos necesitamos a todos. Somos trabajadores del Estado, hacemos uso de nuestros derechos. Ahora bien, entre nosotros ¿qué les enseñamos a nuestros alumnos el martes 11 de abril cuando fuimos a dar clases y no nos adherimos al paro? ¿les enseñamos que nos importa nada que la policía reprima a docentes? ¿les enseñamos sobre el individualismo? ¿les mostramos lo gordo que puede ser el egoísmo?
Leamos a Savater: la educación es la preocupación por el otro.
*Por Pablo Aranda para La Tinta
*Profesor y Licenciado en letras de la ciudad de Santa Fe.