Había una vez… ¡un bosque! La amenaza de una educación ilegítima en Córdoba
El anteproyecto de modificación del mapa de bosques nativos pone en peligro el sentido de la enseñanza de la Biología en las escuelas primarias y secundarias de Córdoba, puesto que cuestiona conceptos básicos del conocimiento científico de referencia (lo que dicen los científicos) y el conocimiento escolar.
Por Gonzalo Bermudez para La tinta
A nuestra sociedad le queda pendiente el análisis del impacto educativo que podría tener la aplicación del actual anteproyecto que modifica el mapa de Ordenamiento Territorial de Bosques Nativos de Córdoba (Expediente 20811). Brevemente, éste busca reducir áreas rojas de conservación para hacer manejo de ganadería.
«En el contexto educativo, corre peligro el sentido de la enseñanza de la biología en Córdoba, puesto que el anteproyecto de modificación del mapa de bosques nativos echa por tierra conceptos básicos que ya se enseñan en la educación primaria y secundaria».
La última reforma educativa nacional (Ley 26.206), a través del establecimiento de núcleos de aprendizaje prioritario, así como los diseños curriculares de nuestra Provincia, ha reconocido el valor de los ecosistemas nativos y de la biodiversidad, el riesgo de las invasiones biológicas por especies exóticas, el cambio climático y el desarrollo sustentable. Sobre ellos, al menos en espacios curriculares como Biología o Ciencias Naturales, los docentes enseñan conceptos, causas y consecuencias de las presiones humanas al medio ambiente, posibilidades de cambio y mitigación, actitudes positivas al cuidado del entorno, desarrollo de capacidades de pensamiento crítico, etc.
Sin embargo, el tratamiento del proyecto de ordenamiento pone en jaque la legitimidad del hecho educativo al cuestionar el conocimiento científico de referencia (lo que dicen los científicos) y al mismo conocimiento escolar, que termina de concretarse con lo que se enseña y aprende en las aulas.
En lo particular, haré referencia a tres de los problemas biológicos más importantes que amenazan los fundamentos de la enseñanza de las ciencias.
1. “El árbol no deja ver el bosque”. En los discursos políticos, notas periodísticas e incluso en el proyecto que pretende imponerse sin consenso, el concepto de bosque está desdibujado. En la mayoría de estos casos se hace referencia a (i) casi exclusivamente a los árboles adultos (como por ejemplo, los quebrachos, los algarrobos), y (ii) a los bosques primarios o secundarios como las únicas configuraciones del “bosque” (imaginemos un bosque en Chancaní). No obstante, los árboles adultos representan sólo una de las distintas alturas posibles (estratos) en un bosque (i), a la que se agregan los arbustales, las gramíneas y hierbas bajas, las que parecen estar ausentes de toda consideración legal.
Justamente, son estos estratos los que desean ser arrasados para uso agropecuario por los impulsores de la modificación de las zonas rojas del mapa de bosques nativos de Córdoba. A su vez, se excluyen del “bosque” (ii) a ecosistemas de transición, o en sucesión (como jarillares y arbustales), que podrían regenerar a través de renovales y banco de semillas las configuraciones anteriores. En este sentido, parecen considerarse a estos últimos como ecosistemas estériles, sacrificables y claramente convertibles en zonas arables. Paradójicamente, el término que se emplea para este vaciamiento sigue indicando su fertilidad en términos de biodiversidad potencial: des-montar.
2. “No me dejes partir, viejo algarrobo…”. Con este extracto de una canción de Atahualpa Yupanqui quiero hacer referencia a las razones por las que figura este ícono de la flora cordobesa y no, por ejemplo, el eucalipto o el pino. Sin dudas, las exóticas no representan ni biológica ni socialmente lo mismo que las especies nativas (sucintamente, originarias de un lugar), en particular, el sentimiento de raigambre a una cultura. En el ámbito científico y educativo, las invasiones por especies exóticas son reconocidas como una de las causas de la pérdida de la biodiversidad. Sin embargo, en el proyecto de modificación del mapa de bosques de Córdoba, se habla de manejo de bosques exóticos e, incluso, de la reforestación con especies no nativas. Ahora, ¿qué piensan hoy los estudiantes acerca de la fauna y flora nativa? En un estudio con alumnos de los tres últimos cursos de la educación secundaria, al solicitarles que completen un listado de diez especies nativas de plantas y animales, encontré que la mayoría de las plantas nombradas eran exóticas, y que las más mencionadas fueron algarrobo, sauce, espinillo, palo borracho, siempre verde, quebracho y pino (nótese que son todas arbóreas). Esto señala que las especies frecuentemente exóticas, algunas de ellas invasoras de los ecosistemas naturales, han pasado a considerarse propias de un lugar (como ciertas especies de sauce, el siempre verde y el pino).
Por el contrario, la mayoría de los animales nombrados en el cuestionario eran nativos de Córdoba. En el contexto de la aplicación del proyecto de ley en nuestra Provincia, sería previsible que los estudiantes de las próximas generaciones respondan al mismo cuestionario con más exóticas (e invasoras), menos animales nativos y más animales domésticos (de granja y domiciliarios), y probablemente nunca incorporen especies importantes de arbustos y herbáceas. De alguna forma, la extinción biológica de muchas especies comenzaría por el ámbito cultural, pues desaparecerían del imaginario colectivo y de las representaciones sociales . Así, el piquillín, el palo amarillo, muchos pájaros e insectos podrían dejar de figurar en los manuales de biología para pasar a los de historia.
3. Lo esencial es invisible a los ojos (sobre todo, en términos de calentamiento). El cambio climático es una de las consecuencias más graves y acuciantes de la actividad humana, y su reversión y mitigación forman parte de tratados internacionales a los que nuestro país ha ratificado (tanto como de la conservación de la biodiversidad). En la escuela, también se estudia el ciclo del carbono, que es uno de los principales involucrados en el calentamiento global y el que se vería favorecido por la deforestación. Sucede que la masa vegetal y animal (biomasa) al degradarse tras la quema o tala libera grandes cantidades de dióxido de carbono, entre otros gases. Como apreciará el lector, la noción de ecosistema es bastante compleja. Algunas ideas intuitivas de los estudiantes sobre el tema, y que son difíciles de superar en la escuela, son: (i) que el dióxido de carbono, siendo un gas, pueda servir de alimento para las plantas (a través de la fotosíntesis), (ii) que la descomposición de la biomasa sea vista como algo positivo para el ciclado de nutrientes, y (iii) que la biomasa sea únicamente la visible por encima de la tierra.
En relación con el último punto, estudios realizados en Córdoba por el IMBIV-UNC (Georgina Conti y colaboradores) han encontrado que la cantidad de carbono acumulado en los primeros 30 cm del suelo de un bosque conservado del noroeste cordobés duplica a los valores por encima del suelo. Con ello, si se aplicara la nueva ley de ordenamiento de bosques, muchas toneladas de dióxido de carbono visible (troncos y ramas de quebrachos, por ejemplo) y, fundamentalmente, invisible (raíces, etc.) irán a parar a la atmósfera, favoreciendo localmente al calentamiento global . Como consecuencia, las futuras generaciones tendrán que aprender en los libros de historia que la ceguera de los impulsores del cambio de las zonas rojas en los años 2016 y 2017 fue proporcional al carbono que se encontraba oculto bajo el suelo cordobés. Pero, claro está, serán ellos quienes quedarán con un suelo infértil y unos cuantos grados Celsius más que en la actualidad.
A modo de cierre, sostengo que estamos en riesgo de que se extinga (mejor dicho, que se siga extinguiendo) la experiencia de estar en contacto con la naturaleza para conocerla, amarla y protegerla. Fundamentalmente, en el contexto educativo, corre peligro el sentido de la enseñanza de la biología en Córdoba, puesto que el anteproyecto de modificación del mapa de bosques nativos echa por tierra conceptos básicos de la biología y ecología que ya se enseñan en la educación primaria y secundaria. Además, el arrebato a la opinión pública, la falta de debate genuino, la denostación del conocimiento científico, el atropello a legislaciones internacionales y nacionales marco, y a sus procedimientos y principios (como el de la no regresividad) socava los fundamentos de la alfabetización científica y tecnológica de los ciudadanos .
Hoy debemos asegurar los bienes ambientales comunes de las futuras generaciones y así promover una enseñanza legítima. Legítima porque es justa y lícita. Legítima porque el bosque es uno y es de todos; pero, sobre todo, de los que vendrán.
* Nota de Gonzalo Bermudez para La tinta. Profesor en la FCEFyN, UNC; Investigador del CONICET; miembro de la Asociación de Docentes de Biología de Argentina, Filial 13 (Córdoba).
** Fotografías gentileza de Colectivo Manifiesto.
Fuente bibliográfica marco: Bermudez, G.M.A.; De Longhi, A.L. (Coord.). 2015. Retos para la enseñanza de la biodiversidad hoy. Aportes para la formación docente. Córdoba: Universidad Nacional de Córdoba. ISBN: 978-987-707-003-3.