Tres titulares de Clarín que nunca olvidaremos
Por Leticia Garziglia para Notas Periodismo Popular
“Clarín miente” fue uno de los eslóganes que tomaron cuerpo en el discurso social y masivo en los tiempos del debate sobre la legislación de los servicios de comunicación audiovisual, allá por el año 2009.
“La realidad se puede tapar o se puede hacer tapa”, fue uno de los lemas que “el gran diario” utilizó en su campaña para responder y contrarrestar la deslegitimación que estaba empezando a sufrir en gran parte del pueblo.
En esta nota presentamos tres sucesos de la historia argentina que funcionan como emblemas a la hora de analizar el papel de los medios masivos (y principalmente del grupo Clarín) en la construcción de la opinión pública y el sentido común.
1- Golpe de Estado y posterior dictadura militar (1976)
El 26 de marzo de 1976 el diario titula: “Total normalidad. Las fuerzas armadas ejercen el Gobierno”. Si nos remitimos a las preguntas básicas a las que debe responder una noticia (qué, cuándo, dónde, quién, cómo y por qué), vemos claramente que el qué (golpe de Estado) y el cómo (derrocamiento de Gobierno anterior) son ocultados en todo momento.
El mismo diario, un año más tarde, publicó una nota en la que afirma que entrevistó a un grupo de presos políticos, y la titula: “La ardua recuperación. Diálogo con extremistas que se entregaron voluntariamente”. El redactor se ocupa especialmente de hablar de las “privilegiadas” condiciones en las que se encontraban los detenidos: “Rodeados por jardines, con televisión (…) Todo está amueblado con sobriedad y buen gusto (…) sin nada que evoque la cárcel”. Cuenta que es una casa y que “por razones de seguridad” no puede decir dónde se ubica, lo cual -además de restarle credibilidad a lo que dice- demuestra las condiciones de total ilegalidad en la que se encontraban los presos políticos (en una casa cuya ubicación nadie debía saber).
Durante toda la nota, se habla de los “subversivos” como si fuesen enfermos o adictos en recuperación y de la posibilidad de que “rehagan sus vidas”. Atribuyen las causas de “entrar en un grupo subversivo” a carencias afectivas y familiares y dicen que quien está en esa situación (en un grupo “subversivo”) “depende de la banda para sobrevivir (…) no puede prescindir de ella” (como si fuese una droga).
Por otro lado, pretende describir cómo fueron los procedimientos de entrega de los detenidos, haciendo hincapié en el “buen trato” recibido: cita la supuesta frase de una detenida -cuyo nombre no brinda: “Teníamos muchos temores, pero nunca esperamos que el trato fuera tan correcto”. A la vez, resalta la supuesta “rapidez” y “prolijidad” con la que se realizó el “trámite” ante un “Consejo de Guerra Estable”: “Los procedimientos de la justicia militar fueron calificados unánimemente como ‘correctos y objetivos’”.
Finalmente, los supuestos entrevistados sugieren o piden a quienes “continúan en la clandestinidad, que piensen en sus hijos y sigan nuestro camino, entregándose”.
No quedan dudas de los intereses en juego y la complicidad de Clarín cuando leemos cómo fue beneficiado con el caso de Papel Prensa y especialmente cuando volvemos a ver la famosa foto en la que se ve a Ernestina Herrera de Noble brindando con Jorge Rafael Videla. Comentario aparte merece la causa por la que la dueña del multimedio fue acusada de apropiación ilegal de bebés durante el período dictatorial.
2- Asesinatos de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán (2002)
Al día siguiente del asesinato de los piqueteros ocurrido el 26 de junio de 2002, Clarín tituló en tapa: “La crisis causó dos nuevas muertes”. Habló también de un “choque entre policías y piqueteros”, omitiendo la responsabilidad policial en los asesinatos de Darío y Maxi.
Desde el primer momento el periódico contó con la secuencia de fotografías que muestran el momento en el que uno de los piqueteros recibía un disparo en la espalda por parte de un policía. Sin embargo, la nota redactada por Walter Curia habla de falta de información respecto a quiénes habían disparado.
Paradójicamente, la tapa del diario muestra una foto con un policía apuntando a una persona en el suelo y en el epígrafe dice: “Un policía llega al lugar”.
Al mismo tiempo, la nota reza: “El jefe del operativo policial, el comisario Alfredo Franchiotti, recibió dos trompadas en el rostro mientras hablaba con periodistas en la playa de ambulancias del hospital”. Días después se supo que el diario Clarín contó desde el primer momento con las fotos donde se veía claramente que el comisario Franchiotti había sido el asesino.
En la misma nota puede leerse: “Una de las versiones hablaba de que los disparos podrían haber provenido de los propios piqueteros”. No ahondaremos aquí sobre la falta de rigor periodístico cuando la fuente es inexistente y se habla de “una de las versiones” conjugando los verbos en condicional.
Así como en el caso de la dictadura se ha hablado reiteradas veces de “guerra”, nuevamente “el gran diario argentino” vuelve a exponer la teoría de los dos demonios: “Es una lógica de trampa, en la que una posición genera y justifica la otra”, resaltando en todo momento la “manera violenta e irracional” de manifestarse de los piqueteros.
3- Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (2009)
“Presentan ley para controlar a los medios. El Gobierno quiere avanzar sobre la prensa independiente”, tituló el diario Clarín el día después del lanzamiento del proyecto de ley de Servicios de Comunicación Audiovisual.
El primer “error” periodístico que comete el matutino es identificar al proyecto presentado con una iniciativa del gobierno kirchnerista, desconociendo que el proyecto venía siendo debatido y reclamado por organizaciones sociales, medios comunitarios, alternativos y populares y facultades de Comunicación desde hacía años.
Reiteradas veces en este medio se ha demostrado el carácter profundamente democrático del texto de la Ley 26.522, principalmente en lo que respecta a establecer que todos los actores sociales tengan participación en la producción de contenidos de los medios de comunicación.
Ha sido también de público conocimiento la judicialización por parte del multimedial grupo Clarín del artículo 161 de dicha ley, que establecía que debía adecuarse a sus disposiciones en un plazo máximo de un año, lo cual implicaba una clara desconcentración del campo comunicacional y un aumento en la pluralidad de voces presentes en los medios. Esto perjudicaba directamente a los intereses económicos y políticos del multimedio.
No es casual que, luego de haber hecho campaña antikirchnerista durante años, una de las primeras medidas que tomó el gobierno de Cambiemos al asumir fuera la eliminación -por decreto- del famoso artículo 161 de la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual.
Por Leticia Garziglia para Notas Periodismo Popular.