Tareas ocultas
Por Redacción La tinta
El gerente del banco inicia la semana laboral el lunes. Llega, con su traje limpio y planchado: camisa, pantalón, corbata, ropa interior. Juan estudia, va a la secundaria, se tiene que levantar muy temprano para llegar a horario a esperar el ómnibus, lo despiertan con el desayuno hecho. Felipe es albañil, sale en bicicleta desde su casa un rato antes de las 7, son casi 45 minutos hasta llegar a la obra. Trabaja mucho, hasta entrada la tarde, tiene 4 hijos, los ve recién en la cena hasta que cae rendido para levantarse al amanecer. Micaela empezó primer grado. El primer día tenía muchos nervios, se despertó muy temprano aunque entraba después del mediodía. Llegó muy puntual a la escuela, peinada con dos colitas, zapatos lustrados y guardapolvos limpio y planchado.
¿Quiénes?
Detrás de todas estas actividades hay “tareas ocultas”. Es decir, quehaceres que son necesarios para que estas actividades puedan realizarse.
Hay alguien que lava y plancha la ropa del gerente, calculando los tiempos para que esté lista para el lunes de mañana. También alguien se encarga de recordar los horarios de Juan, para que pueda levantarse con tiempo, y llegar a la parada de ómnibus. Alguien prepara su desayuno, previsto seguramente desde el día anterior porque tan temprano el almacén no está abierto. También alguna persona acompañó a Micaela en su primer día de escuela, desde la mañana temprano, conteniendo su ansiedad, dándole de comer y garantizando que llegue con todo lo necesario al primer día de clases. Felipe trabaja muchas horas, y de lunes a viernes ve a sus hijos entre 4 y 5 horas por día ¿quién los cría? ¿quién se ocupa de sus necesidades, horarios, alimentos? ¿quién resuelve las cenas de Felipe todos los días?
Esas “tareas ocultas” son necesarias para que la vida funcione. Para que transcurran las vidas desde la niñez hasta la muerte. Son las “tareas reproductivas”, porque reproducen la vida cotidianamente. Esas tareas ocultas son realizadas en su mayoría por mujeres. Atraviesa todas las capas sociales: en casas pobres o en casas ricas son las mujeres las que cargan con las “tareas ocultas” de reproducción de la vida, cuando no es la que allí vive -ama de casa- es otra, la que recibe un sueldo -empleada doméstica- para encargarse de ellas.
Invisibilizadas las tareas, invisibilizadas las mujeres
Llamamos a esos quehaceres “invisibilizados”, ¿por qué? Bueno porque así como muchos y muchas de ustedes no pensaban quién planchaba las camisas del gerente cuando empezaron a leer, muchas son las personas que aún piensan que esas tareas “se hacen solas” o bien son obligatoriamente tareas de mujeres: “porque ellas saben”, “porque a mi no me sale”, “porque yo estoy cansado” o “porque son las que nos quieren y nos cuidan”. O sea que ¿el afecto femenino es directamente proporcional al brillo de los pisos? Bueno, no.
Disculpen el absurdo, pero a veces es necesario hacernos preguntas que no por elementales son poco importantes. Las tareas ocultas son trabajo. Son actividades de reproducción de la vida, necesarias para que la producción funcione. No tienen nada que ver con el amor, ni con el cariño. Si queremos o no queremos seguir haciéndolas (o cómo) es un debate que no daremos aquí y ahora, pero el que sí damos y estamos poniendo en agenda es el de visibilizar el trabajo oculto. Que se vea por qué si dejamos de hacer las tareas cotidianas: las de producción (trabajos asalariados) y las de reproducción (en su mayoría no pagos), el mundo se para.
Entonces, ¿por qué no queremos que paren los varones? ¿por qué no es una manera de apoyar nuestra demanda? Porque si los hombres paran el 8 de marzo vuelven a invisibilizar el trabajo que hacemos las mujeres, vuelven a tapar esas “tareas ocultas” que aún hoy muchos y muchas no ven.
Al día de hoy son 43 los países que se sumaron al Paro del 8M. Mujeres organizadas colectivamente y tendiendo redes a nivel mundial, porque reproducimos la vida, y también queremos cambiarla.
Dice Silvia Federici: «Parece ser una ley social que el valor del trabajo es validado y quizás, creado por su rechazo. Éste fue, sin duda, el caso del trabajo doméstico que se mantuvo invisibilizado y desvalorizado hasta que emergió un movimiento de mujeres que se rehusó a aceptar el trabajo reproductivo como su destino natural. Fue la revuelta de las mujeres contra este trabajo en las décadas de 1960 y 1970, la que desenmascaró la centralidad del trabajo doméstico no retribuido en la economía capitalista, reconfigurando nuestra imagen de la sociedad como un inmenso circuito de plantaciones domésticas y líneas de ensamblaje, donde la producción de los trabajadores está articulada sobre bases cotidianas y generacionales».
Algunas voces: ¿por qué paramos este 8 de marzo?
Mariana DeHo. Médica comunitaria con trabajo de formación y acompañamiento en salud sexual en comunidades rurales. México
«Ahora más que nunca el territorio está siendo víctima del despojo por las fuerzas del capital, entonces creo que nuestro último espacio de lucha es el cuerpo. El cuerpo es el último espacio de autonomía y de defensa de nuestra propia libertad. Hoy más que nunca el cuerpo de las mujeres es un territorio que se encuentra en disputa y que es violentado constantemente para demostrar y ejercer el poder desde la hegemonía y la ideología del patriarcado. Hoy somos mucho más propensas a vivir procesos violentos desde nuestros cuerpos como los feminicidios, las violaciones, el abuso sexual y todos tipos de violencias que son ejercidos hacia las mujeres se han radicalizado.
La intención del sistema es mantener a las mujeres sometidas para poder mantener el máximo control sobre nuestros cuerpos así como sobre los territorios. Entonces pienso que hoy más que nunca necesitamos reconstruir el paradigma de cómo se es mujer y cómo se es hombre y pensar que la lucha tiene que ir porque dejemos a cada quién como ser humano decidir cómo quiere ejercer la libertad por sobre su cuerpo luchando por tener autonomía y libertad. Creo que la lucha por los derechos de las mujeres, y en general la lucha por la no discriminación de género implica luchar por la autonomía de vivir como cada quien quiere vivir y de escoger totalmente qué hacer con nuestros cuerpos.
Existe una imperiosa necesidad de visibilizar la discriminación que existe en la sociedad latinoamericanas por género. También es el momento de visibilizar la lucha y tomar una pausa para construir un paradigma distinto de la manera de cómo vivimos. Es un momento para que podamos reflexionar y repensar la manera en que somos mujeres, hombres, trans, intersexuales, homosexuales, bisexuales, en fin, entender el género como una construcción social. Eso significa que tomemos una pausa y que marquemos y luchemos porque sea visibilizada todas las violencias que han sido justificadas a través del poder del patriarcado y de la construcción y discriminación del género».
Kari de la toma de de Parque las Rosas, Encuentro de Organizaciones
«Porque tenemos la necesidad de hacernos escuchar. De dejar que nos limiten, nos abusen. Nos sintamos presas física y mentalmente. Nos secuestren. Porque no somos libres de opinar ni de salir a las calles sin miedo. Porque nuestras hijas viven con miedo de salir del colegio a esos que se creen ser machos por el solo hecho de ser hombres.
Este año las mujeres nos dimos cuenta que si no nos unimos y salimos organizadas a la calle no nos escuchan. Anteriormente las mujeres éramos sometidas por el sistema machista que nos limitaba solo a parir y cuidar a nuestros hijos.Hoy en día las mujeres vamos más allá de eso. Somo mas y mas las que tenemos la necesidad de reconocer y poder salir a trabajar y luchar contra todo ese sistema. Hoy las mujeres también tomamos tierra. Hoy las mujeres nos sentimos un poquito más líderes en nuestros hogares, de nuestra familia. Queremos ser libres, queremos ser respetadas. El 8 de marzo no sea un dia mas en el cual nos regalan flores y bombones y nos dan una frase hecha que nadie sabe lo que significa el dia. No somos de nadie, no soy tuya, soy solamente mia. Mi decisión, mis opiniones. No decidas por mi, no opines por mi. No pienses por mi. Quiero ser libre. Queremos ser libres!»
Celeste de Asociación de Travestis, Transexuales y Transgéneros de Argentina (ATTTA)
«Nosotras las mujeres trans paramos, en un paro simbólico, por todos los paros que nos obligan a tener todos los días. Porque nos siguen prohibiendo el trabajo, nos siguen prohibiendo la salud, nos siguen prohibiendo la educación, nos siguen prohibiendo la vida. Entonces paramos simbólicamente, paramos para pedir que no queremos parar. Que no queremos más que nos tengan presas. Que nos tengan en la marginalidad. Entonces por eso paramos. Paramos por todas nuestras compañeras que dejan y dejaron la vida a mano de hombres que nos violentaron. Paramos por todas nosotras que cuando salimos a la calle tenemos que sobrevivir al acoso sexual como si fuéramos únicamente un objeto que se usa y se desecha. Paramos porque nos dicen que no podemos trabajar y nosotras decimos que sí, que somos capaces y tenemos ese derecho».
*Por Redacción La tinta.