Google y los tres guaraníes
La poeta argentino-paraguaya, Yanina Azucena, comparte con revista Plaza sus vivencias a propósito de la reciente inclusión del guaraní en el traductor de Google y la tensión entre el guaraní académico y el que se habla cotidianamente en Paraguay.
Por Yanina Azucena para Revista Plaza
Ahora puedo googlear lo que me decís cuando tu cerebro falla, me despertó el mensaje de una amiga. La novedad implicaba emoción, sin duda. El traductor de Google había incorporado a su larga lista de idiomas traducibles al guaraní, idioma oficial de Paraguay, que se enseña desde primer grado a la par que el español.
Sin embargo, Paraguay no es un país bilingüe, sino un país de la diglosia, como bien lo menciona Mario Castells1. Es el contexto social el que determina el uso de una u otra lengua. Y en este contexto, es evidente que hay un idioma bajo y otro alto. Si la intuición no se los dice, lo aclaro: el guaraní es el idioma bajo. Mientras que el español ocupa los espacios institucionales, las leyes y la escritura formal, el guaraní es el idioma de lo íntimo. Esta es la diferencia entre bilingüismo y diglosia.
Además, nuestro idioma no es uno solo ni mucho menos solo el que encontramos en el diccionario guaraní-castellano o en el traductor de Google. La distinción ya fue mencionada por el lingüista Wolf Lusting, de la Universidad de Mainz, Alemania2. Hay tres tipos de guaraní: el guaraní académico, como lo llamo yo, ese que encontramos en el diccionario y el que se utiliza en las traducciones oficiales; el jopará3, mezcla entre español y guaraní; y el guaraní campesino (como le digo yo) o el guaraní paraguayo, como lo nombra Lusting.
Antes de llegar a primer grado, la mayoría de les paraguayes ya entendemos guaraní campesino. Pero hay una escena que se repite sucesivamente en el campesino paraguayo: a les niñes, los adultos les hablan en guaraní para recibir la respuesta en español. No necesitamos de un diccionario, por intuición podemos descubrir qué palabra va en cada ocasión. Se trata, sin duda, de nuestro idioma materno, pero he aquí el nudo de la soledad, diría Gabriel García Márquez en su discurso al recibir el Premio Novel de Literatura.
Porque aunque apenas empezamos a hablar ya sabemos intuitivamente el significado de cada palabra, al ocupar el guaraní únicamente el lugar de lo íntimo, primero aprendemos a manejar con destreza el español para poder desenvolvernos socialmente. Ya cuando ingresamos a las instituciones educativas, logramos el uso a diestra y siniestra del guaraní académico.
Las palabras y las cosas
El guaraní es el idioma de un pueblo originario. En este sentido, es gracioso advertir que, cuando los españoles llegaron al territorio guaraní, no existían, por ejemplo, la radio, el celular, los autos ni muchos otros sustantivos que aparecieron con el avance tecnológico. De la misma manera que sucedió con plantas y animales que no habitaban nuestro suelo colorado.
Es por ello que no existían palabras en guaraní que describieran dichos sustantivos.
Sin embargo, si usted decide comprar un diccionario guaraní-castellano o, bien, si decide estudiar guaraní en el Centro Universitario de Idiomas (CUI – UBA), notará que la docente sí tiene una palabra para traducir estas diferentes cosas. Aquí está nuestro nudo de la soledad y la aparición en escena del guaraní campesino.
En la campaña, como le decimos los paraguayos, o bien en el kokué, como le decimos en guaraní, no traducimos radio ni auto ni WhatsApp en la oralidad. Simplemente, lo decimos en español, o en inglés, y la razón radica en que son elementos venidos de afuera, que no existían cuando mis tátara-tátara abuelos vestían pieles y se reunían alrededor del fuego (tatakuá). Algo así como el living guaraní, pero a cielo abierto y como centro, no una mesa ratona, sino un fogón.
Recuerdo a un jefe relatando una anécdota, sin dejar de reír. Se trataba de su chofer paraguayo, que mientras lo esperaba para llevarlo a su casa en la puerta de un negocio, hablaba con su esposa por teléfono. El chiste, según mi jefe, radicaba en que su chofer hablaba en guaraní y cada tanto decía manzana. Se descocía en carcajadas el señor Marcone imitando a mi coterráneo: yo lo escuchaba decir blablá manzana, blablá manzana, blablá manzana de nuevo, era lo único que se le entendía y me preguntaba por qué. ¿Acaso no hay una palabra para manzana? No, señor Marcone, no la hay, mejor dicho, sí la hay. Si bien usted la encontrará en el diccionario guaraní-castellano, lo cierto es que no la utilizamos. Las personas que hablan en guaraní de manera cotidiana prefieren describir dichos sustantivos en español para referirse a cosas muy específicas que, como bien decía, no existían cuando los españoles llegaron a nuestro suelo guaraní.
El guaraní jopará, en cambio, trata de mezclar ambos idiomas y elegir cuál de ellos utilizar de acuerdo al contexto sociocultural. Muchas veces, un chiste solo es un chiste si lo decimos en guaraní. Y en otras ocasiones, un estado anímico solo lo podemos expresar mejor en una palabra en guaraní, aunque estemos hablando en español. Este es el caso de una de mis palabras favoritas para describir la vagancia repentina, esa que aparece al final de un día largo. La frase suele ser: me voy a casa che4 kaigüema5. No es solo una palabra, usamos dos oraciones, una en cada idioma. Che= yo; kaigüé (según mi diccionario guaraní) = fatigado, cansado, remolón, flojo o desganado. Es decir, me voy a casa, ya estoy remolón.
La apropiación jesuita
Cuando volví a Paraguay, después de siete largos años sin tocar mi tierra calurosa, lo primero que hice fue prender la televisión de la habitación del hotel. Necesitaba escuchar el sonido de nuestro acento. Y para mi alegría, me topé con un canal donde solo se hablaba en guaraní: en ese momento, estaba el noticiero. Aunque hice un esfuerzo descomunal, no pude entender casi nada de lo que decían, solo algunas frases aisladas. Por supuesto, no se trataba de mi ausencia, sino del canal de televisión. Es decir, en una institución de esta formalidad, los periodistas debían utilizar todo el tiempo y por completo al guaraní del diccionario, el mismo que nos enseñan en la escuela, el colegio y la universidad.
Lo cierto es que los guaraníes no escribían, se trataba de un uso oral. Fue la obra misionera del jesuita Antonio Ruíz de Montoya el que comenzó la institucionalización de nuestro idioma. En 1639 y 1640, salieron publicados en Madrid los tres tomos el Arte, el Vocabulario, el Tesoro y el Catecismo en la lengua guaraní. El objetivo era colonizar a los guaraníes, pero apropiándose del idioma para resignificarlo bajo los paradigmas de los colonizadores. Este hecho fue fundamental para que los paraguayos continuáramos el uso del idioma de nuestros ancestros. A partir de este trabajo, más la tesis doctoral y los sucesivos estudios de Bartomeu Melià, aparecieron las palabras nuevas, esas que no usamos los campesinos.
En este sentido, cuando la noticia del traductor llegó a mí, automáticamente la subestimé. Me parecía difícil creer que Google hubiera podido sistematizar lo que nosotros aún estudiamos y descubrimos todos los días en el uso. Por lo que fui a ponerlo a prueba, spoilert alert: no funciona muy bien. Las palabras tecnológicas no las traduce o las traduce del modo académico. Cuando quiero traducir del guaraní al español, no traduce palabras conjugadas o las traduce mal. Sin embargo, cuando quiero hacerlo al revés, funciona mejor. Ojalá con el tiempo se perfeccione.
En conclusión, celebro esta incorporación, aunque es difícil llegar a ella, ya que hay que entrar específicamente a la página del traductor y buscarlo en la lupa escribiendo el nombre. Porque si uno despliega el menú de idiomas, no aparece guaraní ni ningún otro idioma originario. Un pequeño detalle que sigue dejando a nuestro idioma en el lugar de lo íntimo o lo bajo.
Más allá de estas críticas, hemos esperado mucho para contar con esta herramienta. Muchos paraguayos e hijes de paraguayos podremos acceder más fácilmente al idioma, ya que no se consiguen diccionarios guaraní-castellano en suelo argentino o, al menos, es muy difícil conseguirlo.
*Por Yanina Azucena para Revista Plaza / Imagen de portada: Agencia Telam.
1 http://www.revistatransas.com/2022/04/25/tramas-de-escritura-y-oralidad-en-la-poesia-paraguaya-tesarai-mboyve-la-comunidad-del-exilio/?bclid=IwAR0w36uq5kfPxgO89idktJ44_ORzljQK4v4bB0rUpPRCcSA0gv0_7vLayB4
2 Zarratea 2018, https://mbatovi.blogspot.com/2009/05/nomongeta-paraguai-nee-koi-rehe-dialogo.html
3 Se lee iopará. Jopará es un guiso que se realiza el 1º de octubre, mezcla todos los granos, carnes y vegetales. Es esta característica de mezclar todo la que da nombre a la mezcla guaraní-castellano.
4 Se lee ye.
5 Se escribe kaigue sin diéresis, pero lo utilizo en esta ocasión para que se lea como corresponde.