Estados Unidos: leyes mordaza contra la educación sexual y el racismo
Don´t say gay y Stop Woke son las leyes recientemente sancionadas en el estado de Florida en Estados Unidos. Avalada desde las bancas republicanas y apoyada por organizaciones de familias, esta ola conservadora cristaliza en leyes y políticas públicas que limitan lo que se puede enseñar en las escuelas sobre orientación sexual, identidad de género y racismo. Y otorga el poder a las familias para demandar a docentes que lo incumplan. Conversamos con una educadora trans estadounidense, que nos explica cómo se multiplicaron en el país este tipo de leyes restrictivas.
Por Verónika Ferrucci para La tinta
En el país del norte, en el estado de La Florida, quedó prohibida la enseñanza y discusión de contenidos sobre orientación sexual e identidades de género en las aulas desde el kinder hasta tercer grado. La ley HB 1557 de derechos de los padres en la educación, conocida como “Don´t say gay”, fue impulsada por la bancada oficialista republicana y firmada por el gobernador Ron DeSantis -quien aguarda las próximas elecciones en agosto para disputar su segundo mandato-, que antes de sancionada expresó: “Hemos visto casos de estudiantes a los que diferentes personas en la escuela les han dicho: ‘Oh, ya sabes, no te preocupes, no elijas tu género todavía»’.
JUST NOW: @GovRonDeSantis addressed SB 1834/HB 1557, the so-called «Don’t Say Gay» bill—
«We’ve seen instances of students being told by different folks in school, ‘oh, you know, don’t worry, don’t pick your gender yet, do all this other stuff’…» pic.twitter.com/7y2qe64v5u
— Evan Donovan (@EvanDonovan) February 7, 2022
Según indicaron especialistas, el contenido de la normativa es vago y amplio, establece que se prohíbe el uso de lenguaje inapropiado, pero, ¿qué es entonces lo apropiado? ¿Y quién lo define? Las limitaciones y restricciones afectan lo que ocurre dentro de las aulas y en los espacios de consejerías en derechos sexuales y (no) reproductivos, eliminando la confidencialidad en los asesoramientos en materia de salud física o mental. Se habilita la demanda desde las familias a las escuelas y docentes que incumplan la ley.
“La familia debe ser la prioridad en la escuela”, dicen los republicanos. Un paradigma adultocéntrico que vulnera derechos humanos y agudiza una realidad de discriminaciones y odio a la comunidad LGBTTTI+. Una censura sobre lo que puede decir el personal educativo y lo que pueden aprender les estudiantes. Un retroceso en materia de ampliación de derechos, una foto que se vuelve expansiva y preocupante.
Estudiantes se manifestaron frente al capitolio, médic*s firmaron una carta oponiéndose al proyecto explicando la amenaza que significaba para la salud de las infancias y juventudes, la multinacional Disney se manifestó crítica con la promulgación. Desde amplios sectores, hubo repudios y hasta el presidente Joe Biden dijo que es una ley de odio. Sin embargo, a partir del 1 de julio, entrará en vigencia y el departamento de educación de Florida tiene un año para decidir cómo implementar más concretamente con guías y estándares de contenidos. Mientras tanto, se deberán usar criterios muy poco claros y a medida de las instituciones para navegar con esta ley.
Pero hay más novedades. Mientras siguen los dimes y diretes con Disney, el gobernador presentó una ley para recortar sus beneficios impositivos y a la par que promulgó el viernes la ley «Stop Woke», que venía anunciando desde finales del año pasado. Con esta ley, se prohíbe la enseñanza de la teoría crítica de la raza y habilita la demanda -con costosos litigios- de las familias hacia educadores que incumplan la normativa y de trabajadores en caso de recibir algún tipo de capacitación al respecto en sus lugares de trabajo, legislación que puede afectar a Disney.
“En Florida, no permitiremos que la agenda del despertar de la extrema izquierda se apodere de nuestras escuelas y lugares de trabajo. No hay lugar para el adoctrinamiento o la discriminación en Florida”, dijo DeSantis. En contra del adoctrinamiento de la ideología de género y la enseñanza apropiada según la edad, ¿les suena? Y enarbolando banderas de la objetividad, está picado el escenario del norte con esta avanzada prohibitiva.
No solo es Florida
Soledá es trans, educadora y artista viviendo en Estados Unidos, y, en diálogo con La tinta, explica que las leyes de Florida forman parte de una ola de legislaciones divisivas y discriminatorias en otros estados de los EE. UU. “Esta ola surge con la presidencia de Donald Trump, políticamente empoderado por la popularidad que consiguió como ídolo de la ultraderecha; incrementaron los actos de violencia, agresión y transgresión de los seguidores de Trump, incitados por él (desde la retórica contra musulmanes en enero, 2017, hasta el Asalto al Capitolio del 6 enero, 2021). Y luego con los nombramientos de 3 jueces a la corte suprema por parte de Trump que creó un desequilibrio político en el Poder Judicial a favor de los partidos conservadores. Las personas detrás de esta serie de leyes, por lo general, son aliadas del movimiento político de ultraderecha y, por ende, de Donald Trump, se atreven a seguir promoviendo estas posturas legislativas porque, hasta el momento, no hay un mecanismo judicial que los detenga. Siguen atacando la democracia, la igualdad y la equidad; buscando la discriminación y opresión a las personas de color, y personas de géneros y sexualidades disidentes, y por factores multiplicativos a las personas que se categorizan en dos o más de estas identidades”, detalla.
Desde la plataforma Them, han recopilado algunos de los proyectos que van desde prohibiciones de contenidos en las aulas y programas escolares, prohibición de libros con contenido LGBTQ+ hasta proyectos de ley que harían que fuera un delito abandonar un estado en busca de atención médica trans-afirmativa. Aquí el detalle de cada uno.
“Los estados de Florida, Texas, Alabama, Missouri, Kansas y Carolina del Sur, Alaska, Arizona, Iowa, Idaho, Louisiana, Indiana, Kentucky, Tenesse, en los últimos meses y de manera simultánea, han estado redactando y sancionando nuevas leyes en contra de los derechos de las mujeres, de las personas de color y de personas LGBTTTI+, ya que no hay protecciones explícitas en la constitución federal que protejan las identidades ni de género ni de raza. Esto deja a disposición de cada uno de los 50 estados crear sus propias leyes al respecto. Hasta hoy en día, de los 50 estados, 29 no tienen ninguna protección con respecto a los derechos de identidad de género y sexualidad”, específica Soledá.
Por otra parte, el decreto llamado el Equality Act -proyecto de ley que modificaría la Civil Rights Act de 1964- aún está pendiente. Nos cuenta Soledá que ya consiguió aprobación del Congreso Federal y está esperando ser sancionado por el Senado para que se haga ley Federal y permita expandir las protecciones e incluir los derechos de las identidades de género y sexualidad, y de las diversas identidades raciales, prohibiendo las discriminaciones por motivos de orientación sexual, género y raza en cuestión de empleo, vivienda, salud, instituciones públicas, entre otras.
Según PEN América, para febrero, se presentaron 103 proyectos de ley mordaza y de control, que limitan lo que las escuelas y las universidades pueden enseñar sobre raza, historia del país, política, orientación sexual e identidad de género. “Más allá de la amenaza a la libertad académica en sí misma, las violaciones de estas leyes propuestas darían lugar en algunos casos a la pérdida de fondos estatales para la escuela misma, lo que sin duda tendría un efecto paralizador en la enseñanza”, publicaron en un artículo desde el sitio.
La ley Stop Woke concretiza el argumento propulsado por el expresidente Donald Trump, al decir que la teoría crítica de la raza alimentaba la división al mostrar a todas las personas blancas como opresoras y a las negras como víctimas oprimidas. Te debo el reduccionismo. Para Soledá, el movimiento actual radicalizado en la ultraderecha, estadísticamente, es una minoría, pero que se están manifestando desde 2015 hasta la actualidad con tanta fuerza y popularidad gracias a las mañas de Trump y aliados a través de las redes sociales como Facebook y Twitter”.
En nuestro país, el movimiento “Con mis hijos no te metas” fue un núcleo de resistencia a la implementación de la Ley de Educación Sexual Integral e Interrupción Voluntaria del Embarazo. Un movimiento exportado, que rápidamente organizó bases aquí, luego de haber pasado por otros países, con jugadores vinculados a los movimientos fundamentalistas religiosos. Para Soledá, el escenario estadounidense se complejiza: “Aunque muchas personas y grupos religiosos, en particular, las de ideologías fundamentalistas y extremistas, tienden a encontrar una simpatía mutua en el movimiento, más bien se basan en una retórica inflamatoria de odio contra demografías que han sufrido opresión, ya sea en contra de las personas de color, las mujeres, y/o de las personas LGBTTTI+. Hay un juego de manipulación de números y emociones por parte de los políticos, con el objetivo de crear divisiones entre las minorías desempoderadas y oprimidas con discursos que atraerán la atención y pasión de sus seguidores. Motivando así un grupo unido y feroz de seguidores aleccionados, armados hasta los dientes con un arsenal de mensajes falsos y pólvora, esperando alguna incitación para asaltar las estructuras que protegen los derechos humanos, abriendo lugar a los intereses de las corporaciones como el mismo Facebook (Meta) y Amazon”.
Soledá se considera ciudadana del mundo, blanca, gringa y chapina. Una intermediaria trans-género, trans-nación, trans-política y concluye la entrevista diciendo: “Lo más triste, para mí, es ver cómo estas políticas y prácticas legislativas rápidamente se replican en otras partes del mundo. Las leyes que surgen de esta ola política en contra de las personas trans y no-binaries, las personas intersexuales, las mujeres y en contra de las personas de color, que más bien conforman un tsunami, causan catástrofes que no se limitan a las fronteras estatales y tienen efectos globales”.
Hay una idea persistente y que hace eco en todos los rincones, que la izquierda -“el mundo progre”- está obsesionada con los derechos de las personas trans, la vivencia libre del género y la sexualidad, y la erradicación de las violencias raciales, dejando de lado la agenda alejada del pueblo. La batalla cultural no da descanso, chiques.
*Por Verónika Ferrucci para La tinta / Imagen de portada: Them.