Las víctimas del terrorismo de Estado también fueron niñes y adolescentes
Les hijes de personas detenidas y desaparecidas fueron y son sujetos testimoniales para los juicios de lesa humanidad de la última dictadura en nuestro país. Conversamos con integrantes del Sitio para la Memoria Ex Olimpo, quienes llevan adelante una investigación que problematiza y visibiliza la experiencia, poco revisitada, de niñes y adolescentes en el marco del dispositivo concentracionario. Una demanda comienza a tomar protagonismo; su lugar como sujetos políticos y víctimas del terrorismo de Estado.
Por Verónika Ferrucci para La tinta
Hay relatos que irrumpen desde la memoria infantil, son sobre la última dictadura cívico, militar y eclesiástica. Y es que en nuestro país, niñes y adolescentes fueron víctimas del terrorismo de Estado de diversas maneras: bebés nacidos en centros de detención o en la clandestinidad de hospitales, robos y apropiaciones ilegales, sobrevivientes luego de ser testigos de los secuestros de sus familiares, que fueron dejados en la vía pública, en sus casas o llevados con algún familiar. Y también, quienes en el marco de las detenciones de sus padres y/o madres fueron llevades a un Centro de Detención, Tortura y Exterminio (CCDTyE) -unas horas, unos días, un rato que dura toda la vida-.
Hace unos meses, visité el Sitio de Memoria Ex “Olimpo”, en medio del barrio Flores en la ciudad de Buenos Aires. Fue uno de los más de 500 centros clandestinos que funcionaron en el país durante la última dictadura. Estuvo activo entre agosto de 1978 y fines de enero de 1979. Por allí pasaron 500 personas, las cuales en su mayoría permanecen desaparecidas. Es parte del circuito que la justicia denominó ABO (formado por los CCD Club Atlético, Banco y Olimpo sucesivamente) donde operaron las mismas fuerzas represivas bajo la conducción del Primer Cuerpo del Ejército y funcionaron de forma consecutiva. Luego de un proceso de denuncia y disputa iniciado por un grupo de vecinos y vecinas, sobrevivientes del CCDTyE, familiares y organismos de Derechos Humanos, lograron, en 2005, que la Policía Federal Argentina (PFA) fuera desalojada.
Desde entonces, allí se rearma la historia del horror, del dolor, pero también de las resistencias y el amor que tejían entre quienes estaban detenides. Daniel Constantini, en el prólogo del libro Posdata, escrito de sobrevivientes de Banco y Olimpo, recupera la frase de una compañera: “Solo somos en la medida en que haya memoria y justicia”.
Una pregunta irrumpe en el inicio del recorrido por el sitio, en una de las salas se lee: ¿Aquí hubo niñ@s?. Es una muestra inaugurada en 2018, una habitación llena de la luminosidad de la infancia en medio de un lugar de tanto horror. En la pared, el primer cartel avisa: “Los niños y niñas, hoy adultos/as, hijas e hijos de los/as detenidos-desaparecidos, son sobrevivientes. Sus testimonios son parte de los corpus probatorios de las desapariciones forzadas. Al mostrar sus historias arrojamos luz sobre el funcionamiento del Estado terrorista y sus alcances”.
Quienes integran el equipo del Ex Olimpo, nos cuentan que el proyecto desde el cual nació la muestra es, también, parte de un proceso de investigación al que en 2019 se sumaron integrantes del Espacio para la Memoria ex CCDTyE “Club Atlético” y del Observatorio de Crímenes de Estado (OCE) de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA. En 2021, comenzaron a entrevistar a hijes de personas desaparecidas.
“Aquí hubo niñ@s vino a problematizar y visibilizar la experiencia, poco revisitada, de niñas, niños y adolescentes en el marco del dispositivo concentracionario (no solo quienes estuvieron en el CCD, sino de todes les hijes). Algunas de las preguntas que dan andamiaje al proyecto son: ¿cuál fue la gestión del terrorismo de Estado sobre niñes y adolescentes cuyas madres y/o padres fueron secuestrados en el circuito ABO? ¿Cuáles fueron sus destinos? ¿Dónde y cómo aparecen sus voces -niños/as-antes, sobrevivientes, testigos, víctimas adultos-ahora?, narrando sus biografías atravesadas por esta experiencia irreparable; desde la perspectiva que indica que sus experiencias ameritan ser comprendidas y conocidas”, detallan desde el equipo.
Una de las coordinadoras del Olimpo, María Eugenia Mendizábal, explica el surgimiento del proyecto en relación a los juicios: “La reanudación de los Juicios de Lesa Humanidad, luego de que en 2003 se promoviera la nulidad de las leyes de obediencia debida y punto final, activó una serie de procesos judiciales que se vincularon de manera estrecha con los crímenes perpetrados en el seno del CCDTyE Olimpo. Quienes integramos el Equipo del Espacio acudimos a las audiencias de los juicios, los cuales se convirtieron en espacios de producción testimonial de mucha importancia para el trabajo en el Espacio para la Memoria, para el trazado de problemas de investigación y para reconocer diversas experiencias que se mantenían subterráneas, desconocidas hasta el momento. Algunos hijos e hijas aparecieron como testigos, relatando las desapariciones forzadas de sus padres y narrando en un segundo plano sus propias experiencias. Fue en el último juicio ABO III que se nos hizo notorio cómo aquellas hijas e hijos iban ocupando más espacio en el estrado, dando testimonio. La presencia de las y los niños antes, ahora adultos, nos interpeló. Comenzamos a subrayar sus experiencias, a reflexionarlas, a considerar si eran o no víctimas directas de la gestión de las prácticas genocidas llevadas adelante en la última dictadura y a considerar si no era necesario llevar adelante algún proyecto para comprender su experiencia”.
A partir de testimonios, han identificado casos en el circuito ABO. Y si bien hubo más adolescentes, en este proyecto se centran en les hijes que estuvieron al momento del secuestro de sus madres y/o padres, y fueron llevados a los centros de detención o fueron llevados a distintas instituciones o dejados en la vía pública, con vecines, explican desde el equipo. Además, están trabajando con algunes, acompañando el armado de la presentación judicial, para que sean tomados en consideración como casos a investigar por el Poder Judicial.
“La experiencia en relación a la violencia del Estado terrorista en el caso de niñes y adolescentes amerita ser comprendida, analizada y considerada como forma específica. La gestión del Estado sobre niños y niñas excede la práctica de la apropiación. Nuestro propósito es presentar a hijos e hijas como víctimas directas, sobrevivientes del circuito ABO. En otros procesos judiciales sí fueron víctimas directas, como, por ejemplo, ESMA y, recientemente, 2021, en “Puente 12, lxs niñxs santucho”. Pero en ABO no. En los distintos juicios se incorporaron como víctimas de desaparición forzada a madres, padres, hermanas/os y otros afectos de perseguidos como enemigos/as, ¿por qué no sus hijas e hijos?”, detallan desde el equipo.
Cada nuevo paso que se da para seguir investigando lo que pasó en esos años de profundo dolor en nuestro país significa avanzar contra la impunidad y una mejor democracia, y la convicción de que el camino para los pueblos siempre es con memoria, verdad y justicia.
La muestra permanece abierta y puede ser visitada, chequeando aquí los días y horarios: https://www.exccdolimpo.org.ar/
*Por Verónika Ferrucci para La tinta / Imagen de portada: Magdalena Oesterheld.