Equilibrar la cancha
Los clubes del fútbol argentino empiezan a avanzar en la inclusión de áreas de género que promueven la presencia de las mujeres en la toma de decisiones y que incorporan los protocolos de prevención y actuación en casos de violencia. ANCCOM habló con tres referentas que explican cómo incorporar políticas con esta perspectiva en un deporte históricamente dominado por el machismo.
Por Antonella Bellino y Juan Harriague para ANCCOM
Hoy en día, son muchos los clubes de fútbol que cuentan con áreas dedicadas exclusivamente a la temática de género. Aunque esta temática parece relativamente nueva, los primeros clubes que la incluyeron, como Gimnasia y Esgrima de La Plata o Rosario Central, lo hicieron ya en 2017.
¿Pero cómo surge la necesidad de desarrollar estas áreas de género? El avance del movimiento de mujeres a nivel mundial y a nivel local fue muy importante. El colectivo Ni Una Menos, formado en 2015, trajo a la agenda pública una gran cantidad de luchas previas.
A partir de allí, el feminismo se volvió masivo y atravesó a todos los sectores sociales, abriéndose espacio en lugares a los que nunca antes había llegado, como el fútbol. De esta manera, en los últimos años convergieron las demandas feministas con un montón de mujeres que querían participar de la vida de los clubes.
Julia Hang es socióloga e investigadora del CONICET. En uno de sus proyectos académicos se propuso indagar sobre lo que hacían las mujeres en los clubes en relación a la política, en especial sobre su papel en cargos de decisión en caso de tenerlo. Y así se acercó al trabajo en el área de género de Gimnasia y Esgrima de La Plata. Desde 2018, metió la cabeza en la boca del “Lobo” platense, en donde se organizan jornadas y talleres sobre género y masculinidades. “A mí me interesaba pensar qué es lo que se proponen, qué estrategias llevaban adelante, qué era pensar un club con perspectiva de género, cómo eran recibidas por los dirigentes en el club… Ellas tenían un lugar muy importante, entonces yo ahí me pregunté cómo se articulan estas chicas feministas en un espacio donde todavía persisten un montón de lógicas machistas, discriminaciones con motivos de género y demás”, explica Julia.
Nadia Mileva Solodkow es abogada y está a cargo de la subcomisión de mujeres de Ferro Carril Oeste. Ella cuenta que hace cuatro años junto a dos compañeras de handball vieron un posteo de su club en relación al día de la madre. “Entonces, nos preguntamos si la madre de Ferro, ¿es solo la que alienta desde la tribuna? ¿O es también una jugadora, una persona que vive el club de la misma manera que otra persona? Ahí pensamos que esa comunicación no es la que nos gustaría que el club esté brindando”, sostiene Nadia.
Paula Ojeda es abogada, tiene dos máster en Prevención de Violencia de Género y de Igualdad de Género, y es la responsable del Departamento de Género de Vélez Sarsfield, además de ser vicepresidenta del Foro Argentino de la Mujer en el Deporte. Presentó su proyecto en marzo de 2018. “Se me ocurrió trabajar la temática dentro de las instituciones. Sabemos que los clubes de fútbol son muy machistas y en donde los jugadores no pueden hablar de su situación personal o tienen que esconder su identidad de género, las violencias, los acosos. Había un montón de temáticas para trabajar y así se dio el comienzo”, cuenta Paula.
El primer desafío era ser recibidas por los dirigentes de los clubes, que hasta ese momento no se capacitaban en la implementación de políticas con perspectiva de género. No pocos siguen sin hacerlo. Nadia Mileva Solodkow describe que en Ferro, en un primer momento, “en la Comisión Directiva se preguntaban ‘Subcomisión de mujeres, que querrán hacer…’. No entendían muy bien. Varias compañeras fueron a una reunión a explicar el proyecto. Y ahí dijeron que sí, no hubo mucha resistencia en ese sentido, en un primer momento no entendían a qué apuntaba, pero no fue tan terrible”. Por su parte, la experiencia de Paula Ojeda en Vélez fue similar, ya que según ella, “el comienzo fue raro, porque los dirigentes no comprendían qué relación podía tener la temática con el fútbol. Hoy es más sencillo hablar de género en el deporte -aclara-, pero en ese momento no entendían”.
En relación con eso, hoy parece haber más margen para plantear la temática en el fútbol y que tengan un lugar protagónico. Julia Hang reconoce ciertas historias en común en estas áreas, donde se encuentran mujeres que “en su mayoría son muy jóvenes, que les gusta mucho el fútbol, pero que nunca habían encontrado como un espacio colectivo en el cual ir a la cancha o hacer cosas por el club, entonces encuentran también un espacio donde militar su feminismo. Se combinan tres cosas: la militancia feminista, el amor por el club y el deseo de transformarlo desde una perspectiva de género”.
El derecho a gozar… y a jugar
El fútbol es machista. En eso coinciden las tres entrevistadas. Estas áreas surgen de hinchas y socias feministas, que disfrutan el fútbol, van a la cancha, se sienten identificadas con los colores de su club y que quieren participar de la vida política de sus instituciones. Pero, por sobre todas las cosas, son mujeres que ven necesario aggiornar sus clubes a los tiempos que corren. Son chicas que quieren ver un cambio hacia la igualdad de género de manera transversal porque están hartas de la reproducción de prácticas machistas que las excluyen y están dispuestas a dar la lucha por la necesidad de tener un espacio que las represente.
Como afirma Hang, el feminismo empieza a formarse en torno al fútbol “porque traen cuestiones que tienen que ver con el disfrute, con el goce, con el derecho a jugar, cuestiones que aparecen como un derecho humano, porque los varones tienen derecho a ser con su tiempo libre lo que quieran y las mujeres ni siquiera tienen derecho al tiempo libre”.
Es importante destacar que las personas que integran la gestión de un club de fútbol no deben percibir ningún sueldo a cambio de ello, por ende para postularse para integrar una comisión directiva, hay que tener un ingreso económico externo. Esto es una de las causas que hace más difícil la participación de mujeres en estos espacios de poder ya que según el Observatorio de Políticas de Género, la brecha salarial entre hombres y mujeres es de un 30% por el mismo trabajo, además a esto hay que sumarle la distribución desigual de las tareas de cuidado.
Hoy en día, solo un 7% de mujeres ocupan un lugar de gestión en los clubes de fútbol. El ejemplo más destacado está en el Club Atlético Banfield, que tiene la primera presidenta mujer, Luciana Barbuto. Aún así, existe la Ley del Deporte 20.655, que en su reforma del año 2016 exige que las listas que se presenten para la elección de la Comisión Directiva en las asociaciones civiles deportivas deben tener entre los candidatos a los cargos titulares a elegir, un mínimo de 20% de mujeres y un mínimo de 20% de personas jóvenes entre 18 y 29 años de edad.
Las protagonistas afirman que se avanzó mucho en esta cuestión, pero todavía falta mucho por hacer. Paula Ojeda comenta: “Estamos demostrando que las mujeres tenemos la capacidad y también nos estamos capacitando para eso, que muchas veces a los hombres no se les pide esa capacidad para cumplir un rol en una comisión directiva y a las mujeres sí, y luchamos para que no nos pidan esos requisitos”. Definitivamente, la creación de las áreas es una conquista de las mujeres en cada club
Un fútbol con sororidad
Una de las políticas que más se ha impulsado tiene que ver con los protocolos en casos de violencia de género o contra niños, niñas y adolescentes. Solodkow explica que en Ferro aprendieron que “además de estar escrito correctamente, el protocolo tiene que servir para el club, se tiene que adaptar a la realidad del club. Nosotras lo que hicimos fue pensar en «referentes responsables». Las denuncias te llegan desde todos lados, tienen que ser personas que sepan lo que es la dinámica del club, que esté comprometida y que esté disponible en cualquier momento. Y cada caso hay que atenderlo con sus particularidades”.
En ese sentido, Ojeda define al protocolo como “algo primordial” y que su implementación es un instrumento legal que garantiza “tanto a nuestra existencia como al trabajo que vamos a hacer”. En ese sentido, la responsable del área de género en Vélez sostiene que “el rol fundamental de los protocolos es, como vamos a hablar de violencias y discriminaciones, darle un encuadre para determinar, porque no es lo mismo un abuso sexual que un acoso callejero, o un ataque por una red social con un ataque físico. Son completamente distintas, si bien son todas violencias, la mirada tiene que ser distinta. La idea es que el órgano que va a dictar la disciplina tenga una orientación que catalogue las distintas violencias”.
Es importante recalcar que ambas áreas de los clubes cuentan con un equipo de abogadas y psicólogas, que se ponen a disposición de las víctimas y hacen un seguimiento de cada caso.
Otra parte fundamental en el armado de estos espacios es la comunicación y sororidad, entendida esta última según la RAE como la relación de solidaridad entre las mujeres, especialmente en la lucha por su empoderamiento, que se da entre los departamentos de género de los clubes, en los cuales hay un apoyo y trabajo en conjunto constante. Por ejemplo, Nadia Solodkow cuenta que cuando armaron el protocolo en Ferro tuvo una reunión con Paula Ojeda, su par de Vélez y afirma que “siempre hay contacto entre los clubes”. Julia Hang destaca a la Coordinadora Sin Fronteras de Futbol Feminista como “un actor central que articula a muchas de estas áreas de género”.
En relación con esto, la investigadora CONICET explica que “hoy se da una relación de sororidad y es algo que también es muy destacado por ellas mismas porque lo que muestran es que en un fútbol argentino que ha sido históricamente atravesado por la violencia entre los clubes, ellas muestras que puede haber otra forma de relacionarse, esta idea de que podemos ser rivales sin ser enemigas”.
Sin embargo, todavía se siguen produciendo situaciones que ponen en dificultad el avance de estas áreas. En febrero de este año, imputaron a dos futbolistas de Vélez, Miguel Brizuela y Thiago Almada, por un caso de abuso sexual. Julia Hang reflexiona sobre esas complejidades: “Los dirigentes muchas veces no quieren hacer nada porque hacer algo implica una pérdida millonaria para el club, las mujeres tensionan porque el club se comprometió a erradicar la violencia en todos los ámbitos del club y los dirigentes dicen: ‘Bueno, es la vida privada’. El mecanismo fue ese: armamos un espacio de género, pero vamos viendo qué es lo que hacemos, qué permitimos y qué no”.
Con respecto a las actividades que hicieron en los clubes, todas coincidieron en algo: fue necesario empezar con capacitaciones con perspectiva de género tomando la Ley Micaela hacia los dirigentes de los clubes, entrenadores, trabajadores e inferiores. A su vez, se destacan reconocimientos a mujeres que hayan tenido lugar un rol importante en el club, pero que hayan sido invisibilizadas, como es el caso de Ferro que para el aniversario 115 de Ferro hicieron un libro “Historias de corazón verde”, mostrando las historias de las mujeres de Ferro a través de cuentos, poemas, que pudieran transmitir su experiencia con el club o Gimnasia con actividades relacionadas al relanzamiento del fútbol femenino.
Actualmente, en cada espacio participan más de 20 mujeres y ambos están abiertos para las hinchas o socias que deseen participar y aportar sus ideas, ya que no son solo clubes de fútbol, sino clubes sociales con más de 30 actividades. Para Paula Ojeda, los objetivos siguen siendo los mismos: “Trabajar para sensibilizar a la dirigencia como a toda la masa societaria. Queremos un club más igualitario, sin discriminación, sin violencias. Que un día no tengamos que existir”. Nadia Solodkow coincide en esa última definición: “El área de género se hace para no tener que hablar después de género. Para que las mujeres tengan espacio para poder hablar de todo lo que pasa en el club. Para que las mujeres puedan estar en todas las decisiones. No solo para hablar de violencia de género. El objetivo siempre es ese: que la perspectiva de género salga de las mujeres tomando decisiones”.
*Por Antonella Bellino y Juan Harriague para ANCCOM / Imagen de portada: María Bessone.