Tiziana Contreras: “Vine a luchar por lo que siento”
Tiziana Sarai Contreras y su papá Damián llegaron a Córdoba para compartir su historia y su talento de bailarina en “Desborda”, un espacio de encuentro, formación y debate en el Centro Cultural España Córdoba (CCEC). Aprovechamos su visita y, en el patio de la casona, hablamos con elles sobre lo que implica construir les referentes que las infancias necesitan para crecer en libertad.
Por Nadya Scherbovsky y Anabella Antonelli para La tinta
“Sí, nos gustaría mucho difundir este mensaje de amor y respeto por la diversidad, las familias y niñes trans”, nos responde Damián Contreras cuando lo contactamos para acordar una cita. Manda una foto de Tiziana, ya no es la niña de nueve años que conocimos en los primeros videos que vimos de ella. Es una adolescente de 13, que baila y estudia tango y fusión. “Me encanta el baile, voy a ser profesora profesional de estas danzas. Todavía no decidí qué carrera universitaria voy a estudiar, pero sí sé que voy a ser una gran bailarina”, nos dice a modo de presentación.
Tiziana combina la pasión por la danza con el compromiso militante. La jornada en el CCEC terminó con una coreografía armada especialmente para el evento: “Representa lo que sufrí, lo que siguen teniendo que pasar chicos adolescentes o jóvenes trans que no pueden ocultarlo más y necesitan ser libres”, explica.
Para la familia, cuenta Damián, se trata de “un estilo de vida: militamos, vivimos y compartimos nuestra historia. Nuestra lucha es por el amor y el respeto. Queremos que se replique y comparta para que maduremos como sociedad”.
—La historia de transición de Tiziana y de ustedes como familia es hermosa y dolorosa al mismo tiempo, ¿qué situaciones les parece importante rescatar de ese proceso?
—Tiziana: El proceso fue un conflicto. Agradezco a quienes me hicieron el DNI y la partida de nacimiento. Tuve mi documento a los 10 años, fue la felicidad más grande, es mi tesorito, lo más bello. Tuve conflicto en la escuela, mi mamá, mi papá y yo lloramos juntos. Fue horrible la violencia psicológica que me hacían a mí, eso fue lo peor. Encima era por las profesoras, no por los niños, porque ellos sí te entienden, no hay problema, lo ven como normal, porque es normal. Las profesoras me veían como un niño raro que solo le gusta vestirse como mujer. Me hacían bullying, especialmente los directivos, y me pedían un documento, pero cuando lo tuve todavía no me respetaban. Una vez, les avisamos que iba a ir vestida de nena, era a la mañana y me puse un jean largo y una remerita normal; cuando llegué, suspiraron de relajación porque pensaron que iba a venir como drag-queen.
—Damián: Se imaginaban que Tiziana iba a entrar con plumas, todo el estereotipo transgénero. Ella es una nena normal y se re-vinculó con sus compañeres normalmente. Las maestras la tenían en la lista de varones. No la respetaban ni se habían tomado la delicadeza de conocer la Ley de Identidad de Género, no la dejaban ir al baño de nenas y decían que, como en el documento decía que era varón, la iban a tratar como varón.
—¿En ese momento, tuvieron apoyo de alguna organización?
—Damián: La Organización No Gubernamental ATTTA (Asociación de Travestis Transexuales y Transgéneros de Argentina) fue de gran ayuda. En Salta, la presidenta era Mary Robles, una gran compañera. Nosotros no sabíamos nada, nos desasnó desde el primer día. Mary se ofreció a dar una capacitación en el colegio, pero las maestras se negaron, nos trataron mal y nos dijeron que queríamos invadir. Con mi esposa no tuvimos más paciencia y metimos una denuncia, pusimos un abogado y nos llamó la Ministra de Seguridad para que no hagamos lío, pero ni ella sabía sobre la Ley. Después, la Ministra misma impulsó una Ley que obliga a las maestras a hacer un curso de identidad de género y uno de educación sexual integral para re-vincularse con la diversidad, así que en Salta sentamos un precedente. Fue por la lucha, entendimos que los derechos se ganan con lucha, si no hay lucha, no hay derechos y lamentablemente tenemos que luchar y lo logramos.
—¿Qué sentiste, Tiziana, cuando viste a las mujeres trans en ATTTA?
—Tiziana: El día que fuimos, yo tenía miedo a las calles, por si me hacían algo, pero mi mamá me dio la mano para que la agarrara y que estemos juntos los tres. Caminamos hasta ATTTA y cuando vi a las chicas trans, dije: “¿Así de linda voy a ser?”. Les decía que eran hermosas, una belleza, que me encantaría ser ellas. Ver a esas mujeres trans es verme en el espejo de grande.
—Esto que pasa en las escuelas seguramente pasa en otras instituciones. ¿Con qué tensiones conviven como creyentes en la institución religiosa que habitan?
—Damián: Tensiones por supuesto. Yo soy evangélico. Cuando se enfrenta y se coarta la voluntad del otro, o se quiere imponer algo, se contrasta con la voluntad de Dios, porque Dios no obliga a nadie. En Salta, hace 5 años que estamos, alborotamos, metimos la mano adentro del nido de avispas, lo giramos y se armó un lío bárbaro, y seguimos militando porque era terrible lo que pasaba. Estamos en un tiempo en que tenemos que pensar en ser más inclusivos, la sociedad avanza y tenemos que acompañar para que ese avance sea de buena forma. Con respecto a la religión, siempre nos van a confrontar porque el religioso no ve más allá de sus ojos, pero el que sigue a Jesús va a ver las cosas con el corazón.
Cuando hablan conmigo, en vez de decirme que estamos ayudando a la sociedad para que sea un poco mejor y dejen de matar, lo primero que me dicen es que nosotros cambiamos la conciencia de la nación y que tenemos que revertir eso. Me lo dijeron los grandes religiosos de Salta. Al principio, me causaba dolor y confusión porque, si mis propios hermanos no me reciben bien, qué me espera.
—Un camino de mucho aprendizaje…
—Damián: Y sigo aprendiendo todo el tiempo. Había dos caminos: el oscuro, que es el olvido, dejarla sola, como le pasa a cientos de miles de papás, mamás, hermanos, tíos, abuelos. Cuando te enfrentás con una situación así, es shockeante. Ahí muchos dicen: “Me separo, me voy, me alejo, me olvido, es persona non grata”. El otro camino es el de la luz, que es el acompañamiento, aunque no lo comprendas del todo, dejarte llevar por el amor a tu hijo. Nosotros sufrimos mucho el olvido de la familia grande, fueron cuatro años que nos marcaron el alma, una cicatriz que recién se está sanando. Tizi recién ahora se está vinculando con sus hermanos después de cinco años, la familia ahora la está invitando a cumpleaños. Antes pasábamos la navidad los tres solitos. Ella nos preguntaba: “¿Por qué se festeja la navidad y nosotros no vamos?”, “¿por qué se festeja un cumpleaños y no me invitan?”, “¿qué es lo que tenemos nosotros de malo que nos dejan aparte?”.
—En la charla de ayer en el CCEC, decías que podías entender a les xadres que no aceptaban a sus hijes en transición.
—Damián: Sí, los entiendo y puedo hablar con ellos porque yo lo viví, yo estuve de ese lado oscuro, tuve el pensamiento de que había que meterlos en una isla y llevarles comida con un barco y que vivan como se les cante, pero sin contacto con nosotros. ¡Mirá el pensamiento que tenía yo! Y así lo tienen miles y hay gente más potenciada y llega a matar. Si te metés en ese túnel, tu hija deja de existir, no querés verla, ves solo tu dolor, tu decepción. En lo que menos te apoyás es en el amor, que es desde ahí de donde tenés que agarrarte, si no, agarrate del respeto, porque lo tenés que respetar. Tenemos que avanzar como sociedad, como seres humanos y dejar que el otro viva su propia voluntad sin que dañe, que para eso está la ley. Los niños, adolescentes y jóvenes, cuando no pueden expresarse, cuando en su casa los maltratan, se esconden y empiezan a tener pensamientos oscuros.
—Muches niñes transicionan, pero no hacen de eso una causa de lucha en el espacio público. ¿Cuándo y por qué decidiste militar?
—Tiziana: Desde los 10 años estoy militando, yo no pensaba quedarme afuera, sino luchar desde adentro, por mi civilización y también porque hay chicas trans que lucharon por tener esta ley. Lucharon, murieron, pero tuvimos esta Ley de Identidad de Género gracias a ellas, eso es muy apreciado y quiero hacer lo mismo. Militar hasta donde pueda para que se hagan más leyes y se respeten las que hay, ya que no se visibiliza mucho hoy. Quiero que se conozca y que la respeten, por eso estoy militando.
—Damián: Fue decisión de ella, nosotros la queríamos cuidar de las redes sociales, cuando los medios comenzaron a pedir notas y a invitarnos. Queríamos protegerla porque las redes son muy crueles y como ella va al colegio sola, teníamos miedo que le pase algo. Pero un día nos dijo: “¿Qué les pasa a ustedes? ¿Tienen vergüenza de mí que no me quieren mostrar?”.
—Tiziana: No me gustaba sentir que se avergüencen de mí. Odio que me tengan oculta. Yo no tenía miedo de que me pasen esas cosas porque vine a luchar por lo que siento, que se me vea, porque mi experiencia vale mucho para todos los niños. No quiero que pasen lo que pasé yo en la escuela y algunas veces en las redes.
—¿La visibilización de tu historia ayudó a otres niñes?
—Tiziana: Nos contaron que hay niñes que vieron nuestros videos y eso les ayudó a tener valentía y decir: “Soy trans”, “quiero ser bisexual” o lo que ellos sienten. Eso me da mucho amor, porque ese granito de arena se puede convertir en un grupo muy lindo de nuestras niñeces. Esa valentía que tienen por ver mis videos es porque saben que no tienen que tener miedo, tienen que tener orgullo de lo que son, porque son unas bellezas. Cuando decimos que los padres apoyen a sus hijes, algunos no lo entienden, pero otros sí y, si te entienden, es lo mejor que te puede pasar, porque no es tan posible que los dos apoyen a sus hijes. Yo tuve la suerte de que mi mamá y mi papá me apoyaron y me acompañarán hasta el fin del mundo. Siempre digo que tengan valentía de decirle a sus padres, si ellos les apoyan, van a cambiar sus vidas. También les digo que si están solos, nosotros vamos a estar, somos su familia de corazón, la diversidad siempre los va a apoyar.
—Damián: Tenemos el sueño de hacer la fundación en Salta para que los chicos de la diversidad puedan estudiar un oficio y tener un refugio cuando sus papás los echan o si tuvieron que huir de sus casas por miedo, porque hay mucha violencia, llegan a hacerse autolesiones y al abandono.
—¿Qué mensaje les dejarías a les niñes en su búsqueda o transición?
—Tiziana: Que no tengan miedo de ser lo que son y lo que sienten la verdad es normal, antes no, pero ahora sí es normal y siempre va a ser normal que sean libres. Que tengan la valentía de decirle a sus padres y, si no las apoyan, vamos a lucharla, no solas, sino con esta bandera, este grupo que está en todos lados. Vamos a luchar entre todes.
*Por Nadya Scherbovsky y Anabella Antonelli para La tinta / Imagen de portada: Fernando Bordón para La tinta.