De cómo la lucha transfeminista está transformando Sierras Chicas
El pasado sábado, en Agua de Oro, se realizó el Primer Encuentro Regional de Mujeres, Lesbianas, Trans, Travestis e Identidades No Binaries de Sierras Chicas. La pandemia trajo esta nueva forma local de encontrarnos, el tradicional Encuentro Plurinacional se multiplicó en todo el territorio. En esta nota, una crónica de los desafíos locales con la potencia de la red transfeminista que sigue creciendo.
Por Samanta Solaguren para La tinta
San Luis, territorio huarpe, comechingón y ranquel, nos seguirá esperando. Y a pesar del agotamiento, la frustración y la profunda crisis en materia de derechos que estamos viviendo, este año, de forma colectiva, la propuesta fue descentralizar el encuentro y manifestar nuestras luchas y necesidades localmente. En esta movida transfeminista, Sierras Chicas también dijo presente. El sábado por la tarde, nos encontramos en el Polideportivo Municipal de Agua de Oro, quienes formamos parte de la Comisión Organizadora dimos inicio a una Asamblea en la que resolvimos algunas cuestiones pendientes, leímos una vez más el documento que habíamos preparado para la ocasión y todes coincidimos en algo que nos emocionó: estábamos haciendo historia.
Colgamos nuestras banderas: los colores verde y violeta, y la palabra “feminista”, el punto en común entre todas ellas. Improvisamos algunos carteles indicativos y esperamos. No sabíamos qué iba a resultar del encuentro, pero teníamos una certeza: no iba a pasar desapercibido. Sierras Chicas está viviendo un momento bisagra en cuanto a problemáticas sociales, quienes habitamos este cordón serrano no queremos padecer más la explotación desmedida de nuestros recursos naturales y no queremos más Monte quemado. No soportamos más la invisibilización y la negación de la violencia machista que mata a una mujer cada 36 horas. Y por sobre todas las cosas, no somos cómplices de los entramados político-económicos que quienes son parte del poder político de turno están perpetuando.
Ahora sí: “Bienvenides al Primer Encuentro Regional de Mujeres, Lesbianas, Trans, Travestis e Identidades No Binaries de Sierras Chicas”.
Se llevaron adelante cinco talleres: disidencias; desigualdades en el territorio; salud sexual, reproductiva y no reproductiva; mercado laboral y desigualdades de género, y violencias machistas. Siguiendo la tradición de los Encuentros Plurinacionales, fueron horizontales y de construcción colectiva. Intentamos abarcar las problemáticas a las que nos enfrentamos en nuestro día a día. La convocatoria fue un éxito. Y como siempre, la diversidad es lo más rico de estos encuentros. Conocernos, saber de cada realidad, de los miedos y las luchas. Hermanarnos en un abrazo infinito y tejer más y más redes.
Y qué poderoso se volvió el encuentro. Quiénes mejor que nosotres y nosotras para decir fuerte y claro que a las luchas las ganamos a fuerza de militancia. Era muy importante para nuestro territorio hacer este encuentro regional y le dimos el marco con la FemiFeria de Agua de Oro, que vienen sosteniendo de manera autogestiva y en la que artistas, emprendedorxs y artesanes encuentran una fuente más de trabajo.
Estamos haciendo historia
Sentada frente a mi computadora, aún hoy me siento invadida por esa energía feminista y me siento orgullosa de ser parte de esta revolución. Sabemos que aún hoy somos presas de un entramado social machista y patriarcal que nos explota, somos el eslabón más importante y también el más frágil. Las mujeres y las disidencias somos quienes primero sufrimos la exclusión y a quienes las crisis económicas golpean con más fuerza. La pandemia por COVID-19 fue el mejor ejemplo de esto. Quedamos en el encierro de lo doméstico, en muchos casos, con nuestro agresor. Y en la pobreza. De un día para otro, esas estrategias de supervivencia que habíamos desarrollado ya no eran viables. “Aislamiento preventivo” y “Distancia social”. ¿Alguien pensó en las consecuencias de esas políticas restrictivas? Nosotres sí y, como lo viene demostrando la historia, encontramos la manera de rearmarnos y pensar nuevas estrategias de lucha. Y nuevas estrategias de supervivencia.
Acá estamos, entre canteras e incendios intencionales, luchando contra el gran negocio de los emprendimientos inmobiliarios. Acá donde sentimos en carne propia el dolor penetrante de la Pacha arrasada. Los intendentes de nuestros pueblos gobiernan por redes sociales. Negocian a su conveniencia. Aparecen en época electoral, dan unas vueltas por el pueblo, prometen y se vuelven a meter en su cueva. Y siguen negociando. Mientras tanto, el sector inmobiliario se lleva puesto el Monte. Y las mujeres y las disidencias no contamos con los recursos básicos necesarios cuando nos encontramos en una situación de violencia de género. No hay políticas públicas de inserción laboral ni propuestas educativas que satisfagan las necesidades que tenemos les xadres que tenemos que salir a trabajar. Y aunque sabemos que contamos con nuestras redes, les socorristas, les compañeres profesionales de la salud, nuestras organizaciones, nos encontramos una y otra vez cubriendo las falencias de los gobiernos locales que deciden mirar para otro lado.
Estamos trabajando para que la Ley 27.610 de interrupción voluntaria del embarazo se cumpla en cada rincón de nuestro país. Y Sierras Chicas no es una excepción. En nuestro corredor, aún hay pueblos que se niegan a garantizar ese derecho y, en las localidades en los que sí está garantizada, sabemos que es porque contamos con la red de profesionales de la salud por el derecho a decidir. Que, por cierto, están en condiciones de precarización.
En los pueblos del corredor, el presupuesto en género es casi inexistente. Las trabajadoras de la salud están precarizadas. En Agua de Oro, Saldán y Mendiolaza, no se está garantizando la interrupción voluntaria del embarazo. Aún estamos esperando que el hospital de Unquillo nos reciba en una reunión que pedimos mediante nota para conversar sobre la garantización del derecho a la interrupción voluntaria del embarazo. Ninguno de nuestros pueblos cuenta con una casa de contención para mujeres y disidencias en situaciones de riesgo, siendo que tierra y recursos no faltan, mas sí voluntad.
En Salsipuedes, el pueblo donde vivo, el Punto Mujer está preparado desde mayo, pero aún nadie se digna a inaugurarlo. Y cuando exigimos respuestas, nadie sabe. En el Centro Integrador y Comunitario, está trabajando de manera incansable un equipo técnico de género, ellas, trabajadoras de la salud, están pendientes de las necesidades, pero no son reconocidas por el municipio. Por supuesto, también están precarizadas.
Según datos que brindó el Poder Ejecutivo, hay aproximadamente 60 casos de violencia de género activos. Pero los recursos son escasos. Si las compañeras que integran el equipo técnico de género no sostuvieran los acompañamientos a pesar de las limitaciones presupuestarias, esas mujeres y disidencias quedarían a la deriva.
Estas son algunas de las luchas en materia de género que las organizaciones feministas del corredor Sierras Chicas venimos sosteniendo y siguen siendo un desafío desde lo territorial y organizacional. La potencia de encontrarnos nos hizo reconfirmar que estamos en el camino de construir juntas y juntes. Volver a encontrarse y escucharse. Sostenerse. Abrazarse y no juzgarse. Es volver sobre la convicción de no dar un paso atrás. Esto es el feminismo.
*Por Samanta Solaguren para La tinta / Imagen de portada: Almendra Quiroga.
*Integrante de La Ollera – Movimiento de Mujeres y Disidencias Autoconvocades de Salsipuedes