#MiPlanetaMisDerechos: una campaña para exigir el derecho a vivir en un mundo sano
Vivir en un ambiente saludable es un derecho humano. Desde fines del año pasado, una red internacional de jóvenes y organizaciones dedicadas al trabajo sobre los derechos de niñxs y adolescentes viene impulsando una campaña mundial para pedir a la ONU que reconozca este derecho mediante una resolución y que el Comité de los Derechos del Niño lo establezca de manera vinculante, aplicándolo en la Convención. Dos organizaciones cordobesas, APADIM Córdoba y CECOPAL, forman parte de la red y de la campaña que convoca a sumar firmas a este petitorio internacional.
Por Redacción La tinta
El cambio climático está siendo. Es hoy, es ya y lo estamos viendo en el día a día. La semana pasada, pudimos corroborar -otra vez- la dura realidad que venimos denunciando: incendios forestales devastadores se llevan lo poco del monte nativo que queda. La crisis climática es un hecho y, aunque sabemos que tenemos el derecho a un ambiente sano, no se aplica. “La crisis ambiental global, el cambio climático, la extinción de las especies, la sobreproducción de plástico, la contaminación de agua y del aire ponen en peligro las posibilidades de sobrevivir, sobre todo, de la niñez”, explican desde #MiPlanetaMisDerechos.
La campaña mundial pretende instar a los gobiernos a reconocer el derecho de lxs niñxs a un ambiente sano y sostenible, mediante la adopción de una resolución de Naciones Unidas y un nuevo Protocolo Facultativo de la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño. En Córdoba, APADIM y el Centro de Comunicación Popular y Asesoramiento Legal (CECOPAL) son las dos organizaciones que forman parte de la movida y que, junto a cientos de espacios de más de 40 países, incluyendo 10 de Latinoamérica, promueven la campaña y realizan el llamado mundial a la firma de la petición. Las organizaciones de nuestra región lo plantean como un derecho de la propia naturaleza, además de un derecho humano.
“Como se sabe, la promulgación de una nueva ley o norma no implica en sí misma que se terminen los conflictos. De hecho, tenemos experiencia histórica de leyes y tratados de derechos humanos que no se cumplen. Sin embargo, no resulta lo mismo contar con esas herramientas para apoyar la lucha por el respeto de los derechos humanos que no tenerlo. Es esencial para poder exigir el cumplimiento de los derechos, que estén estipulados como tal. Incluso para que las propias personas afectadas puedan reivindicarse y reconocerse como sujetos de derechos. Es lo que se espera también que suceda en torno a los derechos ambientales”, explica, en diálogo con La tinta, el coordinador de la Plataforma de Organizaciones de Latinoamérica por los Derechos y el Buen Vivir, Martín Passini.
El sitio web de #MiPlanetaMisDerechos explicita la relación entre los graves conflictos ambientales que enfrentamos -con el calentamiento global a la cabeza- y los derechos de las infancias: «La crisis climática es una crisis de los derechos de la niñez y los y las jóvenes porque ellas y ellos son quienes sufren más que nadie las consecuencias de la contaminación y del cambio climático. Si no actuamos ya, no habrá un planeta habitable para ellos el día de mañana».
Además, en la web, se exponen algunas de las consecuencias más graves del daño ambiental en la niñez: «Según la OMS, 1,7 millones de niñas y niños de corta edad mueren por daños medioambientales. A medida que avance el cambio climático, esta cifra aumentará de forma drástica (…) además, prevé que habrá 24 millones de niñas y niños malnutridos a causa del cambio climático para el año 2050». ¿Por qué? Porque el cambio climático arruina los cultivos y las cosechas de alimentos: «Esto conduce al hambre y la pobreza, especialmente en los países del Sur Global, quienes menos contribuyen al cambio climático (y son los más afectados)».
Entre las consecuencias, también se resalta que, actualmente, unos 2 mil millones de niñxs respiran aire contaminado, cada año mueren 600 mil niñxs a causa de la contaminación del aire y más del 90% de toda la niñez (un total de 2 mil millones) respira aire de mala calidad. También unos 800 millones de niñxs tienen el cuerpo envenenado con plomo, lo que significa unx de cada tres niñxs de todo el mundo.
Otra de las graves consecuencias descriptas tiene que ver con las inundaciones y las sequías: 160 millones de niñxs ya viven en zonas amenazadas por la sequía y 500 millones de niñxs viven en zonas con riesgo de inundaciones. “La niñez sufre especialmente los desplazamientos, por los conflictos sociales y en la salud que acarrea. Así como la exposición diaria a sustancias químicas tóxicas, a pesticidas (en nuestro país, es una realidad que se ha agravado en las últimas décadas en las zonas rurales, pero también en las ciudades). Y finalmente, cada vez son menos lxs niñxs que han conocido una naturaleza intacta y diversa”, señalan.
En #MiPlanetaMisDerechos, se apela urgentemente al Secretario General de la ONU a que exija a los Estados miembro a reconocer el derecho humano a un ambiente sano en la Asamblea General; al Comité de los Derechos del Niño y a los Estados firmantes de la Convención de los Derechos del Niño a que creen un protocolo adicional que establezca de manera vinculante el derecho de la niñez a un ambiente sano y que se aplique en la Convención en el contexto ambiental, y a los jefes de gobiernos de todos los países a que voten en los Comités de la ONU a favor del reconocimiento del derecho humano y el derecho de la niñez a un ambiente sano, y a que lo apliquen en sus políticas nacionales.
Las firmas recolectadas por la campaña -que está coordinada por ONG alemana terre des hommes– se entregarán con la petición en septiembre a la Secretaría General de Naciones Unidas.
*Por Redacción La tinta / Imagen de portada: Change.org.