Con hambre no se puede pensar: ¿y el PAICor?

Con hambre no se puede pensar: ¿y el PAICor?
17 mayo, 2021 por Verónika Ferrucci

Hace tres meses comenzó el ciclo lectivo, con presencialidad y protocolos mediante. Llegó el frío y la realidad que está frente a nuestras caras -aunque no todes la vean- es dramática: niñes, jóvenes y adultes llegan con hambre a la escuela. El servicio de desayuno, merienda y almuerzo que históricamente ofrecía el PAICor es ahora un bolsón con mercadería que no alcanza. Colectas y pedidos de educadores y militantes de derechos humanos para conseguir alimentos son la foto de un paisaje alimentario desolador en el granero del mundo.

Por Verónika Ferrucci y Soledad Sgarella para La tinta

La dinámica de las escuelas cordobesas, aún con las especificidades de la presencialidad en pandemia, parece haber vuelto a una “nueva normalidad”. Eso dicen. Pero del PAICor ni noticias. El Programa de Asistencia Integral de Córdoba, que es definido desde el gobierno como “un apoyo a la economía familiar que promueve la comensalidad y se compone de los alimentos necesarios para cubrir las necesidades nutricionales de alumnos y alumnas”, ha sido históricamente un servicio polémico. Pretendía garantizar un derecho, pero con los años se fue haciendo deficitario: un derecho convertido en un padrón con requisitos cada vez más excluyentes.

El paisaje alimentario, frío y desolado en las puertas de un invierno que será duro, está vacío de calor. Por ejemplo, en las escuelas municipales de la Ciudad de Córdoba, las meriendas ya no tienen la taza de plástico con chocolatada que solía amenizar la media tarde, sino un turrón incomible o una barra de cereales y químicos, de dudoso valor nutricional. En la provincia, ni eso y las comunidades educativas de diferentes comunas y municipios están realizando colectas para conseguir raciones que abastezcan desayunos y meriendas. Niñes, jóvenes y adultes mayores cursan su escolaridad en edificios helados -desde siempre-, pero ahora en una plena crisis sanitaria que agudiza una situación que ya era muy difícil.

Luis Vitin Baronetto, de la Casa Angelelli, y Sandra Lario, del Colectivo Educadores del Sur, dos referentes de espacios locales que trabajan con indiscutible atención y compromiso, conversaron con La tinta y denunciaron la situación que estamos atravesando en la provincia: hay hambre en las escuelas, cada vez más.

La semana pasada, desde la Casa Angelelli, emitieron un comunicado en el que expresaron con preocupación: “La grave situación que están obligados a padecer niños y niñas que en las escuelas carecen del PAICor, precisamente cuando la pandemia castiga con mayor impiedad a los más pobres. Desde la Casa Monseñor Angelelli, nos hacemos eco del reclamo de comida para las niñas y niños de los barrios de nuestra ciudad y de pueblos del interior, que carecen de la imprescindible alimentación provista por el PAICor, reemplazada por un escaso e insuficiente módulo mensual, donde predominan fideos, sin carne ni frutas necesarias para una adecuada alimentación. En las escuelas tampoco pueden satisfacer la demanda del desayuno y la merienda por las restricciones necesarias impuestas por la pandemia en el uso de la cocina y el comedor. Todo ello acrecienta el cuadro de hambre y desnutrición en la niñez cordobesa, como lo testimonian quienes conviven diariamente con estos padecimientos, y no pueden hacer conocer la penosa realidad en los colegios para no sufrir reprimendas”.

El ex detenido político y Director de Tiempo Latinoamericano recalcó en radio La Ranchada la importancia de apelar a las memorias populares como un empujón para seguir andando en el compromiso en la lucha por la justicia. “La comida caliente ha sido reemplazada por módulos mezquinos y esto tiene como consecuencia una situación calamitosa de desnutrición y hambre que se va agravando día a día en la medida en que también no se pueden realizar por las restricciones los desayunos y las meriendas en las cocinas de las escuelas y comedores. Esta dolorosa realidad se padece en Córdoba y en otras ciudades del país. En esta crisis sanitaria, no sólo está amenazado el presente cuando se impide el desarrollo de los niños y se afecta su salud, sino que también está amenazado el futuro en la medida en que no cuidamos como sociedad suficientemente a nuestra niñez”. 

Baronetto hizo hincapié en que la convocatoria es a todos: al Gobierno a que destine más recursos, a los empresarios y a quienes tienen mucha riqueza que no comparten, a las iglesias, a los centros vecinales, a las organizaciones, para articular esfuerzos y cuidar a les niñes, víctimas principales de un empobrecimiento que la pandemia ha agudizado.

La digitalización de la pobreza

“La situación del PAICor -al menos en las escuelas que conozco y principalmente en el Valle de Punilla- es que ya venía con recortes y con requisitos cada vez más excluyentes. La burocratización y digitalización del PAICor implica que las escuelas tienen cada vez menos incidencia para la gestión de los trámites vinculados al mismo”, nos explica Sandra, educadora e integrante del Colectivo Educadores del Sur. 

La burocratización de todos los trámites para acceder a derechos y servicios públicos es leído por algunos sectores como un avance de modernidad y acorde a los tiempos que vivimos. Con una cuarentena mediante, la digitalización de la vida es un requisito para todo: de mínima, tenés que tener un dispositivo con internet y la maña de la paciencia para resolver los vericuetos de los sistemas públicos de reclamos e inicio de trámites. El revés de esta modernidad es la situación que nos relata la educadora: “Las familias cada vez lo viven como algo más alejado y más difícil de acceder si tienen algún problema. Nosotres tramitamos reclamos todo el tiempo desde la escuela. Hay muchos problemas en el PAICor, fundamentalmente, hay fallas en los padrones. Sabemos que están trabajando, no sé si este mes cambió, pero, hasta el mes pasado, estaban con padrones del año pasado. Muchas familias no figuran porque tienen datos viejos de alguna vez que tuvieron un trabajo registrado o se cambiaron de escuela y figuran en la anterior. Estamos casi a mitad de año y no han recibido los bolsones ”, detalla. 

Los bolsones o cajas alimentarias que la provincia y el municipio están entregando -que reemplazan la vianda diaria del PAICor- no alcanzan ni en cantidad ni en calidad, en términos de los requerimientos nutricionales. “La realidad es que la caja le sirve a toda la familia y no resulta suficiente en el cotidiano y no se compara con lo que significaba darles la ración diaria de comida”. 

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(Imagen: La tinta)

Hubo un cambio hace ya muchos años en la política pública del módulo alimentario que implicó que ya no se cocinaría más en los comedores escolares y se tercerizó el servicio con empresas que llevaban las viandas ya preparadas para servir en las escuelas. Una medida que implicó grandes reclamos, resistencias desde muchas escuelas. Sandra cuenta que su escuela es de las que lograron que se siga cocinando allí y hacían alcanzar las raciones para que coman todes, incluides quienes habían quedado afuera de los padrones por cuestiones burocráticas o que tienen padre o madre con trabajo registrado, pero que eso no quiere decir que no necesitaran la ración. “Ahora estamos viendo que muchos llegan con mucho hambre a la escuela. Algunas escuelas se están organizando para darles mate cocido y un criollo a media mañana, pidiendo donaciones”. 

Llevamos un año conviviendo con la pandemia, cuesta creer que, en la decisión de la vuelta a la presencialidad, no se haya planificado de manera integral, contemplando el derecho a una alimentación saludable. Ya no estamos ante el shock de la contingencia del año pasado. En estos momentos de crisis en todos los sentidos, ¿el criterio no debieran ser las necesidades? Desde el Colectivo Educadores del Sur, vienen relevando esta realidad y creen que todas las fallas en los padrones esconde recortes, “siempre son para el mismo lado los errores, son en dirección a achicar y a recortar derechos a las infancias y juventudes”.

Otro de los problemas fue en relación al personal del PAICor, a algunas personas se las reubicó en tareas de ordenanza o de auxiliares que acompañan tomando la temperatura, pero “se ha recortado, porque la entrega de los bolsones la suelen hacer con personal de las comunas o de los municipios. Ahí hay otro recorte. Durante un tiempo, estuvieron bastante a la deriva las compañeras. El achicamiento de presupuesto es general, de la misma manera el boleto educativo gratuito. Es un retroceso en una serie de cuestiones que cubría el Estado provincial y estamos ante una retirada, y las escuelas cada vez con menos injerencia y los requisitos parecen puestos para trabar el acceso más que para ordenarlo”, concluyen les docentes.

“Hay que animarse a levantar la voz, a no convalidar con el silencio estas injusticias. Hay que animarse a contrarrestar la desinformación que, a veces y por exceso de publicidad oficial, indica que hay recursos y los medios no transmiten la verdad. Debemos contribuir con nuestro reclamo y con nuestra presencia a hacer visible este drama que no es un drama de los pobres, sino un drama de todos”, afirmó Baronetto, ex Secretario de Derechos Humanos de la Municipalidad.

*Por Verónika Ferrucci y Soledad Sgarella para La tinta / Imagen de portada: La tinta.

Palabras claves: Alimentación, cordoba, PAICor, pandemia

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