Las mujeres rurales de la Argentina: ejemplos de trabajo y sacrificio
Aunque desde el año 2017 la ONU conmemora el 15 de octubre como el Día Internacional de las Mujeres Rurales, no es necesario esperar a dicha fecha para reivindicar a esta población femenina que tantas enseñanzas deja para las naciones. Este grupo social no es tan minoritario como se cree pero hasta ahora no se le otorga un merecido lugar dentro de las políticas gubernamentales.
Existen varios datos y análisis sobre las mujeres rurales de la Argentina que actualmente ya no pueden seguir ignorándose. Las informaciones aquí compartidas han sido generadas por la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, el Gobierno de Argentina y otras instituciones especializadas.
En nuestro país, las mujeres representan el 50 % de la población rural. Sin embargo, como indica ONU MUJERES, ellas no gozan de los mismos beneficios y apoyos que sus homólogos masculinos. Además de no disponer de los mismos créditos ni de similar acceso a la tierra, carecen de ciertos servicios sanitarios y de un óptimo acceso a recursos básicos como el agua.
Pese a su significativa productividad y gestión de actividades campesinas, todavía son consideradas como un sector secundario. Esta problemática se hace extensiva a Latinoamérica y el Caribe, donde se calcula que existen 58 millones de mujeres rurales.
Las mujeres rurales argentinas no solamente se encargan de un importante área de las producciones agrícolas y ganaderas, sino que incluyen el cuidado de sus animales de corral, del cultivo de la huerta familiar y la creación de artesanías. Además, no prescinden de sus múltiples deberes domésticos.
No debe olvidarse que buena parte de la canasta básica alimentaria está compuesta por alimentos provenientes del trabajo campesino. El balance nutricional que se exige en la canasta principalmente proviene de aquellos alimentos ‘rurales’ como las carnes rojas, las legumbres y la quinua, todas ricas en vitaminas, proteínas y hierro. El hierro, por ser un mineral aprovechado por el cuerpo para generar hemoglobina, es requerido en las canastas alimentarias de personas anémicas (1 de cada 4 personas solo en Buenos Aires, según la Universidad Nacional de La Plata).
Así, el trabajo en las zonas rurales (donde hay alto protagonismo femenino) contribuye, entre otros ámbitos, al bienestar social. Esto fue resaltado en la reunión del 8M entre el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible y las representantes del Consejo Federal del Medio Ambiente (COFEMA), quienes disertaron a favor de la reivindicación y visibilidad de los enormes aportes de la mujer rural en las diferentes estructuras del país.
Marta Soneira, secretaria de Desarrollo Territorial y Ambiente de la provincia de Chaco, sintetizó perfectamente la lucha de la mujer rural argentina: “Debemos levantar las voces de todas las mujeres rurales, escucharlas, (…) pues tienen percepción de la producción, del cuidado del entorno, del ambiente, y van a ser cruciales en este nuevo modelo de país que queremos tener. Aprovecho a que nos convoquemos las mujeres para los nuevos cambios generacionales, de vida y del mundo que se viene”.
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