Generación Rappi organizada: Red Nacional de Trabajadores Precarizadxs, Informales y Desocupadxs
Jóvenes pedaleando y cargando en sus espaldas cajas: una instantánea en loop, a diario, casi naturalizada. La precarización es una postal de época en las ofertas laborales para las juventudes. Ante la profundización de la uberización de la economía y la total informalidad de los empleos: hay organización colectiva.
Por Redacción La tinta
La cuarentena y la digitalización de la vida implicaron un crecimiento exponencial de trabajadores de plataformas digitales, particularmente, en la modalidad delivery. Cantidad de empresas desplegaron una oferta de trabajo para las app de pedidos, una nueva lógica laboral que llegó durante la profundización del modelo neoliberal en la gestión de Macri. En unos bordes peligrosos y grises del mercado laboral, con un discurso millenial, marketinero y emprendedor, llegan a sectores juveniles que necesitan trabajar para sobrevivir, a veces, de lo que dé. Pedalear para llevar pedidos a domicilio se convirtió, en muchos casos, en la única opción. Suenan a novedosas formas de relaciones laborales, pero solo actualizan viejos modos de explotación que se van aggiornando.
En otros casos, los call center, bares, cocinas de restaurantes y limpieza siguen siendo ofertas que reúnen a una generación cuya única experiencia laboral es la precarización y la informalidad: monotributo, sin contratos, pruebas por 3 meses, sin obra social ni aportes, ni vacaciones pagas, y la incertidumbre diaria de quedarte sin trabajo.
Ante tal panorama, que parece no mejorar, jóvenes trabajadores precarizadxs se organizan. Victoria es integrante de la Red Nacional de Trabajadores Precarizadxs, Informales y Desocupadxs, organización que surgió al inicio de la pandemia. “La precarización no es una novedad, pero la cuarentena profundizó esas condiciones para muchos sectores, así como el aumento de la desocupación con despidos masivos. A muches les dejaron, directamente, de responder el teléfono”, nos cuenta Victoria en diálogo con La tinta.
La red surge de la necesidad de contener y pensar soluciones, ante la falta de respuesta de los sindicatos, o en el caso de quienes trabajan sin derechos garantizados, donde no hay interlocutores. “En la red, no queremos ser como los sindicatos que te dan la espalda o donde no tenés voz, nosotrxs nos organizamos de manera democrática a través de asambleas generales y también por sectores”, y nos dice, entusiasmada, que el martes se realizó una asamblea provincial y virtual, en la cual participaron 300 personas de Córdoba capital, de distintas localidades de Sierras Chicas, Traslasierra, Río Cuarto, San Francisco y Villa María.
“Actualmente, la red reúne muchos sectores: repartidores, call center, limpieza, comercio, gastronómicos, feriantes, docentes suplentes que se quedaron sin hora y del área de salud. Día a día, se acercan más personas que vienen de la informalidad, haciendo changas. Son muchxs quienes están buscando la forma para poder salir de manera independiente en esta situación”, cuenta Victoria y agrega que están en todo el país pensando cómo fortalecerse como comunidad, con solidaridad y con coordinación entre diferentes sectores.
La precarización de la juventud como norma
“La informalidad hoy es norma e implica la precarización de toda la vida. Trabajar sin derechos, en condiciones terribles, sin poder llegar a fin de mes, sin acceso a la salud, sin obra social. Dicen que la precarización laboral tiene rostro de joven y es cierto. El destino para gran parte de la juventud son call center, las app, gastronómico, mozos de bares, de cocina… La precarización también tiene el rostro de mujeres madres y sostén de hogares, que todos los días están resolviendo cómo darle de comer a sus hijxs, o las trabajadoras de limpieza que se están poniendo al frente de una pelea por mejores condiciones de trabajo, planteando que les dicen que son esenciales, pero las tratan como basura. La precarización también tiene el rostro de quienes se están quedando sin trabajo”, dice Victoria.
Victoria habla de una posible especulación. “Tal vez creen que la juventud puede aceptar más fácilmente cierto tipo de trabajos porque piensan que no aspiramos a un trabajo con derechos. En la red, sostenemos la idea de que, si nos tocan a unx, nos tocan a todxs. Donde hay una rebaja salarial, malas condiciones, ahí va a estar la red. Peleamos por trabajos con derechos. Desde la juventud, no estamos dispuestxs a aceptar un destino de miseria”.
La trabajadora también hace hincapié en que parece no haber fondo a la vista y asegura que, durante este tiempo, el empresariado tuvo absoluta libertad para despedir y suspender, sin acatar el decreto que lo prohibía.
Algunas preguntas se vuelven urgentes para las juventudes, en las que -social e históricamente- se ha depositado la esperanza del futuro. Victoria nos arroja, entre esas inquietudes, retazos de realidad: “¿Es posible estudiar cuando tenés que pedalear 14 horas por día para tratar de llegar a fin de mes? ¿Es posible estudiar si tenés que agarrar más turnos en bares o restaurantes, porque cada día la canasta básica se aleja más de lo que nos están pagando? La situación de incertidumbre avanza y, entonces, se hace lo que se puede por tratar de conseguir un segundo trabajo o más horas. ¿Es posible estudiar y concentrarte en tratar de avanzar en algún terciario, en alguna carrera? Muchxs están abandonando el secundario, hace poco, un compañero nos contó en asamblea que tuvo que dejar para ayudar a su familia en el trabajo de la construcción. ¿Es posible estudiar si tu prioridad es pensar cómo paliar el hambre? Siempre fue difícil estudiar y trabajar, pero estamos en una situación en la que se profundiza más y la deserción ha aumentado”.
Desde la red -que está abierta a todas las personas interesadas en participar-, se tiene la convicción de que el futuro depende de las condiciones de este presente complejo y, sobre todo, de la organización, así lo expresa Victoria: “Creemos que la única forma de que esta situación tenga un límite es si lo ponemos nosotrxs, confiamos en la unidad y la fuerza”.
*Por Redacción La tinta / Imagen de portada: La tinta.