Feminismos para habitar(nos): 35° Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Trans, Travestis, Bisexuales y No binaries
Como hace 35 años, el pasado fin de semana, se realizó el Encuentro, ahora Plurinacional, que reúne a mujeres y disidencias. Esta vez, la pandemia nos obligó a quedarnos en nuestras casas y participar de manera virtual a una multiplicidad de talleres vía streaming. Se sumó la novedad de los encuentros regionales, que ofrecieron propuestas virtuales y también asambleas y marchas desde los territorios. Seguimos demostrando nuestra fuerza feminista: nada nos para.
Por Redacción La Tinta
Desde el Encuentro en Chaco y con el camino recorrido por años como fruto de las ampliaciones dentro de los feminismos, se empezó a instalar, cada vez con más fuerza, el nombrarnos plurinacionales y desde las múltiples identidades sexo-genéricas que lo habitamos. Hace dos años, ese deseo se confirmó en Trelew, pero, en La Plata, las tensiones fueron explícitas. Para este año en San Luis, el lugar elegido como sede, condensó este renacer del Encuentro que, por primera vez, se nombra oficialmente como Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Trans, Travestis, Bisexuales y No binaries. Desde territorio huarpe, comechingón y ranquel, Noelia Aguilar, parte de la comisión organizadora, planteó que “no fue un solo cambio de nombre, fue la reafirmación de lo que somos, la potencia de lo construido en la genealogía del encuentro. El problema del nombre del encuentro ha sido de orden político e ideológico, nombrarnos sin biologicismos, racismos ni clasismos, y hoy lo reafirmamos”.
No estamos soles
La virtualidad nos encasilla en ese cuadradito de Zoom que deja ver solo nuestro rostro. Pero como dijo Verónica Gago, detrás de esas individualidades, hay grandes colectivas que nos sostienen cotidianamente. Ya lo expresamos en junio para el Ni Una Menos: “Nos sostienen nuestras redes feministas”, aquellas que, en este contexto tan duro, son las que están alimentando y dando cobijo a tantes.
Por eso, la propuesta del Encuentro invitó a pensar múltiples talleres más allá de los oficiales con una grilla virtual, cultural y colectiva, así como a intervenir los espacios públicos. La novedad fueron los Encuentros Regionales, desde Furilofche (Bariloche) hasta territorio bonaerense, la autogestión de talleres permitió tejer desde lo local.
La marcha, ese lugar en donde nos abrazamos siempre tan fuerte, ese momento tan vibrante en donde tomamos completamente las ciudades en las que se realiza el Encuentro y en las que caminamos, por única vez en el año, sin miedos y con libertad, estuvo presente y fue tan diversa como hermosa. Murgas, cantos, algunas calles copadas y muchas imágenes que iban invadiendo las redes sociales fueron ahora las encargadas de mostrarnos y hacernos sentir en esta “nueva normalidad”.
Y permitió que nos veamos también cada une en su propio contexto y realidad, atravesada hoy por una gran crisis económica, social y de salud.
La Asamblea Feminista del Abya Yala
En la fecha de recuerdo del genocidio colonizador de 1492, la tierra y sus cuidadores se encontraron virtualmente en un abrazo que lo atravesó todo, para mostrar, una vez más, que estamos todes juntes resistiendo al capital y al patriarcado, subvirtiendo las fronteras que el colonizador nos trazó. El domingo, desde el mediodía, se realizó virtualmente la tradicional y esperada asamblea de feministas del Abya Yala. La presencia se hizo sentir hasta México e, incluso, hasta el territorio libre del Kurdistán. Porque nos unen las mismas opresiones, gritamos todes juntes las mismas consignas:
¡Basta de ecocidio!
¡Paren de matarnos!
¡No al FMI!
¡Aborto Legal!
¡Tierra y viviendas dignas!
¡Soberanía sobre nuestros cuerpos y sobre nuestros territorios!
¡Basta de hambre!
¡Tierra para vivir y feminismos para habitarla(nos)!
Marlene Wayar encadenó en sus palabras esta historia de luchas y opresiones, mientras la cámara de su computadora permitía que se leyera, en el fondo, un cartel con la consigna: “No queremos ser más esta humanidad”. Nos recordó el concepto nodal que vino de la mano con la colonización: la heterosexualización y binarización de la vida; esa idea de que somos seres incompletos y que no podemos concebirnos como totalidades sin un otro del sexo opuesto.
Y nos invitó a desconfiar de los paradigmas que, hasta hoy, sosteníamos como propios: “Nos enseñaron que las formas de organización ancestrales eran viejas o arcaicas, y nos vendieron democracias que se construyeron desde el paradigma colonizador, que lo único que hizo fue traernos a este momento de distopía absoluta en el que estamos distanciadas. Yo pienso que es la Pachamama la que nos está dando un cachetazo y nos hace reaccionar, porque estamos hoy en guerra con nuestro planeta”.
Con un fueguito encendido y altares de los más diversos, en cada rincón de Nuestra América, le pedimos permiso a la Pacha y honramos el encuentro. Carolina Rodríguez, de la Unión de trabajadoras de la tierra (UTT), nos ofreció un altar y conmovedoras palabras: “Una vez, me dijeron que no valía nada, pero yo soy semilla sembrada. Yo soy todas aquellas que no están”, y muchos nombres de compañeres que ya no están empezaron a brotar junto con nuestras lágrimas.
Fueron tomando la palabra feministas desde territorios mapuche en resistencia de Argentina y Chile; desde la toma de Guernica; desde Cuba, con sus imposibilidades incluso de poder conectarse por el bloqueo impuesto por Estados Unidos; desde Venezuela, dolida por el espaldarazo reciente de nuestros malos gobiernos; desde Chile, cumpliendo un año de lucha contra el capitalismo rasante; desde Ecuador, cumpliendo un año del levantamiento popular.
Desde acá, más cerquita, el Arco de Córdoba, en donde las compañeras organizadas de la economía popular sostuvieron una olla popular para mostrar su esfuerzo cotidiano de cuidado y sostenimiento de la vida; en Rosario, desde el corte de ruta a Santa Fe reclamando por una Ley de Humedales y por la crisis ambiental; desde Bolivia, cercada por la crisis social y política, y de cara a las próximas elecciones; desde Kurdistán, Brasil, Guatemala, México, Rosario, San Luis, Perú, Jujuy, Buenos Aires, La Plata…
Nos vimos y nos acuerpamos en la virtualidad, los abrazos se hicieron sentir. Nos vimos, nos reconocimos: somos les que estamos bancando la olla cotidiana, en medio de esta pandemia que puso en jaque a las formas de vida que el capital nos impone. Somos las que estamos defendiendo nuestros territorios, el agua, el monte, la fauna. Nos vimos luchando por tierra digna para vivir libres de violencias. Nos vimos abrazando a nuestres ancestres y reivindicando una historia que somos, pero que no nos contaron. Reclamando ser soberanas de nuestros cuerpos para decidir. Nos vimos recordando a las que el patriarcado se llevó y luchando día a día para que no nos maten más. Nos vimos cuidando el fuego de la memoria y el camino de nuestres hermanes, que fue y es desde abajo.
Quisieron robarnos el Encuentro y la palabra. En cambio, nos habitamos y tejimos en redes feministas en todos los rincones del continente. Tuvimos fiesta, música, canto, fuego, palabra, debate y, sobre todo, redes y acciones para seguir siendo esta potencia que somos. El año que viene, estaremos presentes en San Luis, territorio huarpe, comechingón y ranquel, para darnos ese tan esperado abrazo.
Estoy aquí,
exigiendo a gritos
la parte que me corresponde del mundo.
Y no voy a callarme la boca,
ni a desaparecer.
Soy India. Karina Vergara Sánchez
*Por Redacción La Tinta / Imagen de portada: FB 35 Encuentro Plurinacional San Luis 2020.