Guernica: construir comunidad y resistir el desalojo
La postergación de la orden de desalojo pautada para el 23 de septiembre por el Juez Rizzo extendió un poquito más la esperanza en la Toma de Guernica. Las nuevas fechas son el 1, 2 y 5 de octubre, en vísperas de que finalice la vigencia del DNU a través del cual se prohibieron los desalojos durante la cuarentena obligatoria en el país. En una nueva carta, las mujeres organizadas de la toma ratifican su legítimo derecho a una tierra y vivienda dignas, y dejan al descubierto los manejos políticos, el desamparo del Estado y la embestida mediática en su contra. Su respuesta es clara y contundente: están dispuestas a resistir.
Por Redacción La tinta
Las promesas son siempre las mismas: váyanse y, a cambio de eso, el Estado provincial garantizará subsidios o casillas. ¿Irse a dónde?, se preguntan las más de 2500 familias. No hay viviendas en la provincia de Buenos Aires, o en el país, que sean accesibles para la mayoría de la población que trabaja informalmente o vive de changas. Los impedimentos legales, los contratos eternos, las garantías imposibles y los precios exorbitantes que se miden en dólares no permiten que se pueda acceder a una vivienda de calidad. Ni hablar de comprar un terreno propio.
“Necesitamos estas tierras, necesitamos una vivienda digna. No queremos represión. Pedimos al gobierno que nos dé una respuesta concreta. Pero les hacemos saber que no nos iremos de aquí, de estas tierras que contienen a nuestros niños, a nuestros compañeros, donde cultivamos día a día, hora a hora, nuestros sueños y nuestra pelea por una vida digna, estas tierras que nos han visto organizarnos, levantar la cabeza, que nos han vuelto más fuertes”, dicen en su carta.
El habitar de esta toma en particular es muy diverso: personas que alquilaban y que ya no pudieron más como consecuencia de la cuarentena, familias desocupadas o que vivían hacinadas, y muchas mujeres con hijes huyendo de situaciones de violencia. Son 100 hectáreas en el conurbano bonaerense, una de las zonas más calientes y conflictivas del país, en donde la marginación llega a niveles alarmantes. Hay múltiples personas y sociedades que se arrogan la titularidad de la tierra, pero todes están flojes de papeles. Un espacio inmenso sin uso se erigía en Guernica y hoy es, de golpe, un incipiente barrio organizado que construye comunidad y busca su dignidad.
La primera amenaza de desalojo se vivió de manera angustiante por la falta de información y el manejo mediático y político. Con esa presión e incertidumbre, se preparaban para resistir máquinas topadoras y policías. Cuando la información de la postergación llegó, respiraron. Dos semanas más para negociar. Pero las respuestas del Gobierno Provincial han sido escasas: algunos bolsones de comida, promesas vacías. No se ve la voluntad política de que el conflicto se resuelva por otra vía que no sea la judicial. Hoy, son “usurpadores”, un delito tipificado en el código penal. No hay un atisbo de humanidad en el análisis de las causas de las tomas de tierras en nuestro país. Siempre es una lucha entre pobres y propiedad privada.
Negociaciones que no son
Desde el gobierno de la provincia de Buenos Aires, afirman que están trabajando en un plan integral de hábitat, que resuelva no sólo este conflicto, sino todos los desatados desde la cuarentena y aquellos pendientes. Rubén Pascolini, subsecretario de Hábitat de la Comunidad de la provincia de Buenos Aires, manifestó que buscan un “desalojo acordado” entre el gobierno y las familias. Pretenden que quienes no son de Guernica sean relocalizades en sus lugares de origen. Trabajan en una mesa de articulación compuesta por los ministerios de Desarrollo de la Comunidad, Seguridad, Justicia y Derechos Humanos; la subsecretaría de Hábitat de la Comunidad, la subsecretaría de Políticas Sociales y los organismos de la Niñez y Adolescencia, la Defensoría del Pueblo de la provincia y la Universidad Nacional de La Plata.
En una postura contrapuesta, Berni, el ministro de Seguridad Bonaerense, sentenció: “Quien hace una toma debe ir preso”. Pero tanto el gobernador Axel Kicillof como la ministra de seguridad de la Nación, Sabrina Frederic, ven a las tomas de tierras como un resultado del déficit habitacional y no como un problema de seguridad. Andrés Larroque, ministro de Desarrollo de la Comunidad bonaerense, manifiesta que la única posibilidad de resolución es trabajar integralmente y buscar una opción concreta del lugar adonde podrían ir; mientras la intendenta de Presidenta Perón, Blanca Cantero, mantiene posturas muy cerradas a una negociación.
En el día de ayer, se multiplicaron reuniones entre funcionarios bonaerenses e intendentes. En principio, la propuesta con la que se trabaja es adquirir tierras en Guernica, cerca de la toma, para trasladar al menos a las 650 familias de Presidente Perón que fueron censadas por el Ministerio de Desarrollo de la Comunidad. La idea es evitar un asentamiento precario garantizando servicios y urbanización.
Lo que manifiesta la carta
Las mujeres organizadas de la toma de Guernica reclaman que, en esa mesa de diálogo, no existieron hasta ahora propuestas concretas. Plantean, además, que la idea de separarles por barrios o relocalizarles tampoco les cierra, porque son ahora un solo barrio que lucha por los mismos intereses. El gobierno provincial y la intendencia de Guernica han acercado algunos bolsones de comida que no alcanzan y les han rodeado de policía bonaerense que no se mueve del lugar. Para defenderse frente a una inminente incursión, hicieron zanjones en los costados de la toma.
“La policía nos amedrenta, la justicia nos condena, la intendenta Blanca Cantero nos ataca. La derecha nos criminaliza. Salen a movilizarse contra nuestro derecho a la vida digna, mientras defienden los intereses especulativos e inmobiliarios de unos pocos. Se ríen en la cara de nuestras necesidades. Quieren un mundo donde sólo tengan vivienda unos pocos y donde los niños pobres no puedan tener un hogar. Nosotras rechazamos sus planes indignos. Hay mucha necesidad aquí que ninguno de quienes nos criminalizan y nos tratan de delincuentes podría aguantar”, continúa la carta.
En Guernica, hay sentido de pertenencia, hay un querer estar juntes en ese pedacito de tierra que aprendieron a habitar y, hoy, más que nunca, quieren defender. Son las mujeres de esta toma las que están resignificando esta lucha y nos están pidiendo que las acompañemos: “Que, con los cuidados necesarios por la pandemia, acompañen nuestra movilización para que todo el país sepa que las mujeres de Guernica no están solas, que estamos dispuestas a resistir y que no bajaremos nuestros brazos”.
*Por Redacción La tinta / Imagen de portada: Leandro Teysseire.