Gatillo Fácil: “No existe justicia para nuestros hijos”
Por sexto año consecutivo, se realizó la Marcha Nacional Contra el Gatillo Fácil. Cientos de personas salieron a la calle en la ciudad de Córdoba para resistir al “estado policial”, exigiendo justicia por lxs pibxs.
Por Redacción La tinta
“Le decimos a los vecinos que nos disculpen si les tomamos las calles”, dice por micrófono una de las madres dirigiéndose a las personas que se asoman en los edificios, “pero tenemos que visibilizar la muerte de nuestros hijos, de verdad, vecina, nos están matando a nuestros hijos y no importa la clase social, pero los pobres no tenemos justicia”.
A las 16 horas, comenzó a concentrarse una gran cantidad de personas en Colón y General Paz. “Salimos a la calle transformando la tristeza en lucha. Salimos a hacer presente a nuestrxs pibxs, que son hijxs, hermanxs, sobrinxs, primxs, vecinxs y amiguxs”, escribieron en redes sociales desde la Coordinadora de Familiares de Víctimas de Gatillo Fácil. “Otra vez, invadimos las calles de la ciudad con nuestrxs cuerpxs y nuestros gritos”, señalaron.
Romina Ludueña es tía de Rodrigo Sánchez, asesinado en 2015 por la policía de Córdoba, y referente de la Coordinadora. Nos cuenta que convocaron a marchar entendiendo la importancia de “sacar los reclamos a la calle, teniendo en cuenta el protocolo sanitario. La gente no se quedó en su casa, somos muchos y eso es muy importante”. Explica que, en contexto de pandemia, la policía actúa con más impunidad, “hubo seis casos de gatillo fácil en Córdoba y en Colonia Caroya, directa o indirectamente, dos pibes perdieron la vida por una persecución brutal que sufrieron de parte de la policía”.
Después de la tradicional pegatina en altura con la cara de lxs pibxs, la columna dio los primeros pasos hacia la Casa de Gobierno. Lxs familiares encabezaron la marcha, la mayoría mujeres “de grandes ovarios”, diría el rapero Agustín MLC en una de sus intervenciones. Durante el recorrido, el micrófono estuvo abierto y algunxs familiares se acercaron a narrar las historias de quienes están en sus remeras, en los afiches, en los pedidos de justicia.
La marcha se desarrolló simultáneamente en distintos puntos del país. Los reclamos se extienden más allá del gatillo fácil y la muerte en lugares de encierro, exigiendo que paren las desapariciones en democracia y por trata, que se garantice el trabajo para lxs trabajadorxs sexuales y se deje de hostigar al colectivo LGBTTQ+.
“Agradezco a la Coordinadora que se puso al hombro esta marcha y vamos a estar acá. Estuvimos, estamos y estaremos, y esperemos que tampoco haya más pibes y pibas muertos por trata y narcotráfico”, expresó durante la marcha Viviana Alegre, madre de Facundo Rivera Alegre, desaparecido en 2012.
Se nombra a cada unx de los pibes y pibas para hacerlxs presentes. Adivinando lo que piensan muchxs, Romina expresa: “La lista es interminable, compañeres, eso demuestra que no son casos aislados, son asesinatos sistemáticos”.
“Escribo frases para desahogarme
me acuerdo de mis compañeros
que me cuidan del cielo”
dice Agustín MLC tirando rimas al llegar frente a Casa de Gobierno.
“Desde la primera movilización hasta la fecha, nada ha cambiado (…) aunque cambien los gobiernos y los mandos policiales, la represión sigue intacta”, empieza el documento de la Coordinadora. “En estos últimos cinco meses, solo en Córdoba, hubo más de 30 mil detenciones arbitrarias y ocho casos de gatillo fácil. En todo el país, son más de 90 asesinados por las fuerzas de seguridad desde el inicio de la cuarentena”, expresaron.
“Que haya juicio para todos, no para algunos, porque todos son seres humanos y todas somos madres que sufrimos por nuestros chicos, todos tenemos un dolor inmenso en el alma”, expresó Laura Cortez, mamá de Franco Amaya, fusilado por la policía en 2017.
En el documento de cierre, denunciaron que las causas son “cajoneadas” y que la impunidad también se sostiene desde el Poder Judicial porque “los fiscales y jueces intentan hacer pasar como defensa propia los asesinatos. Nuestras causas no avanzan o los procesos son más lentos y largos, y, para tener justicia, debemos llevar adelante una lucha interminable”, señalaron.
La remoción de la cúpula policial “no ayuda en nada, es una lavada de cara”, nos dice Romina y explica que “lo hicieron porque, lamentablemente, se cobró una vida de clase media y alta, de Valentino Blas Correas, pero cada 18 horas matan a un pibe a lo largo y ancho del país, y pasa desde hace muchos años. Aunque cambien las cúpulas y los gobiernos, los casos de represión, gatillo fácil y desaparición en democracia siguen existiendo”.
Cerca de las 19 horas, lxs familiares narraron las situaciones judiciales que atraviesan y comenzó la tradicional quema del momo, gigante muñeco que simboliza a la policía. Antes de eso, y a modo de cierre, reiteraron la exigencia de justicia y la promesa de seguir luchando por cada piba y cada pibe.
*Por Redacción La tinta / Imágenes: La tinta