Son las cooperativas las que salvarán el futuro
Por Ignacio Vila para Revista Periodismo por venir
“En 1795, fue fundada la Sociedad Industrial Anti Fábrica de Hull (Inglaterra). Los motivos para su asociación expresaban: “Nosotros, los habitantes pobres de este pueblos, hemos sufrido muchos trabajos y penalidades, con motivo del precio exorbitante de la harina y creemos que es necesario que tomemos toda precaución para precavernos en el futuro contra los avances de los hombres codiciosos y despiadados”. En conformidad con esto, se propusieron establecer un molino, para proveerse de harina. La municipalidad les concedió el permiso. El molino fue construido y llegaron a sumar a más de 4000 socios, principalmente, trabajadores. Los empresarios molineros se esforzaron en destruir la Sociedad entablando acción judicial contra ella, pero la tentativa fue resistida con éxito. La Sociedad comenzó a producir harina y la vende a los socios a precio de mercado, dividiendo anualmente la ganancia entre los accionistas, conforme con la cantidad consumida de harina en la familia de cada socio. (Del libro El Ahorro de Samuel Smiles, escrito en 1875).
Hace más de 200 años, trabajadores de todo el mundo, cansados de ser estafados a diario por pequeños grupos de la sociedad, encontraron una maravillosa forma de satisfacer sus necesidades materiales sin la intervención de lxs grandes empresarixs ni del Estado. Cansadxs de no tener una vivienda o de pagar alquileres muy costosos, del aumento del precio de la comida, de trabajar a destajo a cambio de poco dinero, de no tener luz eléctrica o agua potable, o de no poder viajar correctamente. De esta acumulación de injusticias, lxs trabajadores, en cada rincón del planeta, hemos sido capaces de desarrollar nuestra propia herramienta de desarrollo económico: la cooperativa.
Son las organizaciones cooperativas las que generan trabajo digno, comercio justo, viviendas, sistemas de transporte, gestionan medios de comunicación populares, servicios de electricidad, provisión de agua, de telefonía, de internet, producción de alimentos y muchas otras actividades.
En julio de 1995, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el Día Internacional de las Cooperativas, a conmemorarse el primer sábado de julio de todos los años, y, desde ahí, lxs cooperativistxs de todo el mundo reivindicamos este día para honrar la construcción histórica de un movimiento que no para de crecer a nivel mundial.
¿Hay cooperativas que abandonaron sus principios? Sin dudas. ¿Hay cooperativas que fracasaron? Por supuesto. Sin embargo, nada de esto limita la capacidad que tenemos lxs trabajadores de juntarnos, soñar y llevar adelante el desarrollo que pensemos, sin explotar a nadie.
Nuestra situación actual no dista demasiado de la realidad que vivían lxs trabajadores en el origen de nuestro movimiento: la plata no alcanza, los alimentos aumentan, la vivienda propia es casi un imposible, entre otras necesidades. Ante problemas similares, podemos aplicar soluciones similares. La pandemia no ha hecho más que exponer más claramente que el actual sistema económico no da respuestas a las necesidades de los pueblos. Los récords de cosechas compiten con el aumento de los hambrientos. El proceso de “inclusión financiera” coincide con niveles de endeudamientos familiares inéditos. Los avances tecnológicos nos ofrecen alimentos que no alimentan, máquinas que nos expulsan de nuestros trabajos y artefactos que se rompen cada vez más rápido.
Son las cooperativas las que salvarán el futuro. ¡Feliz día!
#DiaInternacionalDeLasCooperativas
*Por Ignacio Vila para Revista Periodismo por venir / Imagen de portada: A/D.