Tirar a matar: fotoperiodismo en la mira

Tirar a matar: fotoperiodismo en la mira
14 marzo, 2025 por Redacción La tinta

En los últimos meses, reporterxs gráficos han sido blanco de ataques sistemáticos por parte de las fuerzas de seguridad. La represión del gobierno de Javier Milei ha marcado un nuevo capítulo contra el derecho a la protesta y la libertad de prensa. Eloísa Molina, fotógrafa de La tinta, narra cómo la violencia institucional y la precarización laboral complican el ejercicio de la libertad de prensa en un clima de creciente hostilidad.

Por Soledad Sgarella y Verónika Ferrucci para La tinta

Eloísa Molina es cordobesa y vive en Buenos Aires desde hace varios años. Es fotógrafa e integra el equipo de La tinta. Desde que llegó a la gran ciudad en 2016, Elo hace coberturas de marchas, trabajo que también hacía en su Villa María natal. Aunque la de la reforma previsional del 2018, con Macri, era la manifestación más virulenta que había vivido, nota que, con Milei, es una escalada de violencia sin fin: “Yo creo que todo el tiempo están subiendo la vara. La represión va en aumento y hoy ya no me animo a salir sin el kit de seguridad. Yo amo mi profesión, pero cada vez estoy yendo con más miedo, que antes no lo tenía”. 

Su experiencia no es aislada: desde el inicio del gobierno de Javier Milei, lxs trabajadores de prensa han enfrentado agresiones sistemáticas que, como denuncia el Foro de Periodismo Argentino (FOPEA), provienen principalmente de figuras gubernamentales. Al cumplirse los primeros 100 días del gobierno de Milei, FOPEA reveló que el 40% de las agresiones a la prensa fueron perpetradas por miembros del gobierno, incluidos el presidente y sus ministros. Según los datos del relevamiento efectuado por el Monitoreo de Libertad de Expresión de FOPEA: «Si bien la táctica de tratar a la prensa como antagonista no es nueva en la historia del país, sí resultan preocupantes el tono agresivo escogido por Milei y sus partidarios, y la frecuencia de esos ataques». 

Tanto la Asociación de Reporterxs Gráficxs de la República Argentina (aRGra) como el Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SiPreBA) y la Federación Argentina de Trabajadores de Prensa (FATPREN), vienen denunciando la creciente ola de casos de violencia institucional hacia los reporteros gráficos desde el ascenso de LLA. “Somos gaseados, baleados… somos un objetivo en concreto y eso quiero que quede bien claro. Se están elevando denuncias hace un montón de tiempo y los jueces no hacen nada, no nos escuchan”, dice Eloísa.

El panorama no es exclusivo de Argentina. Cuando comenzó el estallido en Chile en 2019, vimos cómo los carabineros disparaban a los ojos con balas de goma y a pocos metros de distancia, a jóvenes, incluidos periodistas y reporteros. Después, se supo de este accionar sistemático, que se repitió en Colombia en 2021. 

Ayer, jueves 13, en la Conferencia de prensa por el ataque a Pablo Grillo en la marcha de jubilados, desde el CELS, indicaron: «La pistola lanza gases estaba prohibida como en gran parte del mundo y Bullrich lo derogó. Es un arma potencialmente letal”. En la reconstrucción de los hechos de la organización Mapa de la Policía ―gracias a la documentación de reporteros y al trabajo de peritos―, se demuestra la intencionalidad de las fuerzas de seguridad. Fue clara: tiraron a matar. «Estas pistolas, que están prohibidas en todo el mundo, son la misma que mató a Fuentealba y lo quiero remarcar por todo lo simbólico que eso tiene. Y, hoy, Pablo está grave”, recuerda Elo.

Desde aRGra, además de exigir la renuncia de Patricia Bullrich, recordaron la denuncia del 16 de diciembre de 2023, cuando una veintena de sus asociados fueron baleados y gaseados por las fuerzas de seguridad, a menos de una semana de asumir el actual gobierno. A comienzos del 2024, denunciaron por ilegal e inconstitucional el Protocolo de Seguridad instaurado por la ministra y alertaron del incremento de la violencia institucional e impunidad que traería. 

Pepe Mateos fue uno de los que tomó la foto donde Pablo Grillo está tirado en el piso, ya herido. Es el mismo fotógrafo de la icónica imagen de Kosteki y Santillán, y que lleva más de dos décadas documentando los contextos de crisis social en el país. “En la historia de la fotografía, la rutina diaria de él como reportero gráfico dejó en claro que el trabajo periodístico es también un medio para llegar a la verdad y la justicia. Fue cuando, en la mañana del 26 de junio de 2002, en medio de las balas, los gases lacrimógenos, en un rincón de la estación de trenes de Avellaneda, logró captar cómo Maximiliano Kosteki y Darío Santillán eran asesinados por la policía a cargo del comisario Alfredo Fanchiotti, un hecho desmentido por el gobierno de ese entonces”, expresaron en Anfibia.

represion-pablo-grillo-marcha-jubilados-ph-pepe-mateos
Imagen: Pepe Mateos.

Eloísa da su testimonio: “A las 17:40, di aviso de que la cámara ya no me funcionaba, diez minutos después de lo sucedido a Pablo Grillo. Yo estaba en la vereda, más o menos a la altura de donde estaba sacando la foto Pablo cuando le dispararon. Me acerqué, le saqué un par de fotos, estaban esperando la ambulancia, y me fui porque estaba todo muy violento. En ese momento, recién estaba empezando a avanzar gendarmería. En la esquina siguiente, nos agrupamos un par de fotógrafxs. En las represiones ―que cada vez son más frecuentes―, espontáneamente buscamos entre colegas puntos donde creemos que puede ser estratégico sacar buenas imágenes. Nos ves y te das cuenta de que somos un grupo de trabajadores haciendo nuestra tarea”, cuenta Elo.

“Nos abarrotamos en una esquina que daba a la calle principal del conflicto, la Hipólito Irigoyen, a un costado del Congreso, donde estaba Pablo. De ahí, teníamos un punto donde sacar de cerca a la gendarmería que avanzaba con el camión hidrante. En ese lugar, estábamos estratégicamente solo nosotros. El camión nos apuntó directamente y nos bañaron íntegros, como baldazos de agua muy fría, y estábamos muy cerca. Hubo una clara intención de arrebato a la libertad de prensa. No es un caso aislado”. 

La fotógrafa recuerda que su reflejo fue proteger la cámara, pero “quedó completamente mojada y ya no pude seguir trabajando. El riesgo es constante». Salieron corriendo después del agua: «Todo el tiempo tenés la posibilidad de que algo vuele en el aire, te pegue, el tema es dónde está la intención y es la de reprimirnos a quienes somos prensa».

En los momentos de represión, la adrenalina y las corridas tiñen todo de confusión, relata la fotoperiodista. “Te vas acurrucando en lugares para intentar sacar una imagen y, en ese momento, pasan miles de cosas. Es una situación desesperante, tenés que elegir qué enfocás, qué poner en el encuadre, qué dejar afuera. Yo no vi el momento cuando tiran la bala, pero estaba a metros. Tenés que tener mil ojos, sobre todo, para cuidar tu integridad”.

La novedad es la forma en que hay que ir a cubrir, señala y añade que es la primera vez que va equipada, a pesar de que ya venía viendo que todxs usaban el kit de protección y que hoy se ha vuelto algo obligatorio para garantizar la integridad física. 

kit-prensa-represion-marchas-eloisa-molina
Imagen: Eloísa Molina.

“Están atacando constantemente lo que hacemos, buscando excusas para demonizarnos, se defenestra nuestro trabajo. Por ejemplo, a Pablo, lo menospreciaron por ser militante kirchnerista. Yo realmente agradezco que tengo por detrás quien me respalda. La tinta, que amo con todo mi corazón y que me puse la camiseta desde el primer día, para tener voz, para hoy contar todo esto. Hay muchxs que son freelance, que trabajan por su cuenta, que son anónimos y queda en la nada. Es importante reivindicar el laburo, porque estamos muy precarizados, ponemos millones de pesos en la calle y, aunque realmente lo hacemos por convicción ideológica, nos tenemos que ganar el mango. Por ejemplo, yo, hoy en día, no tengo ni para pagarme un seguro”.


En esta marcha, afirma Elo, dos cuestiones salieron a la luz: la “persecuta” puntual y violenta que se hace a lxs trabajadorxs de prensa, y la situación de precariedad laboral.


Por último, Eloísa concluye que la situación está muy lejos de mejorar. «Estamos cada vez más expuestos y la represión sigue escalando. No sé cuánto más resistiremos bajo este contexto de agresiones constantes y desprotección».

*Por Soledad Sgarella y Verónika Ferrucci para La tinta / Imagen de portada: Eloísa Molina para La tinta.

Suscribite-a-La-tinta

Palabras claves: fotoperiodismo, marcha de jubilados, represión policial

Compartir: