Los Túneles cortados: incendios, infraestructura y turismo, el desafío de planificar el futuro de Pocho

Los Túneles cortados: incendios, infraestructura y turismo, el desafío de planificar el futuro de Pocho
21 noviembre, 2024 por Redacción La tinta

Los incendios que afectaron a Pocho en septiembre y octubre dejaron como saldo la clausura por tiempo indefinido de la ruta provincial 28 a la altura de los Túneles. Así se cerró un corredor turístico de gran importancia para la economía del departamento Pocho y de todo Traslasierra, impactando también en la vida cotidiana de la población de los llanos y de la Pampa de Pocho, lo cual desnuda limitaciones en la planificación del territorio. Vecinos autoconvocados se están organizando para reclamar una solución que les permita retomar sus actividades de cara a la temporada veraniega que se viene.

Por Sebastián Hissa y Nicolás Trivi para La tinta

CERRADO. El cartel advierte a un posible visitante que la oferta de carne de cabrito, empanadas o alguna bebida fresca está interrumpida. A la altura del último comedor sobre la ruta 28, la Policía Caminera está apostada y solo deja pasar a personal esencial (trabajadores de las áreas protegidas, personal médico, docentes). Ya pasó el fuego, por suerte, llovió bastante y se viene el verano, pero las perspectivas no son buenas.

La construcción de un atractivo 

Los Túneles de Pocho se empiezan a construir durante los años 30, como parte de la antigua ruta nacional 20, que unía Córdoba con La Rioja. La abrupta caída de la Sierra de Pocho obligó a diseñar un camino de cornisa con un efecto de “balcón” sobre los llanos. El movimiento de trabajadores e ingenieros de vialidad motivó a una de las familias de Las Palmas a poner una parrilla para darles de comer. Así nació el comedor Las Águilas, el más antiguo y concurrido de la zona. Hoy, es una empresa familiar que trabaja con agencias de viajes de Córdoba y Buenos Aires.

Imagen: Nicolás Trivi.

Durante décadas, los Túneles fueron un secreto a voces, un lugar único y de difícil acceso, por fuera de los circuitos masivos del turismo provincial. El camino de tierra y las distancias solo atraían a quienes disponían de buenos vehículos, y la barrera orográfica (con un desnivel de alrededor de 800 metros) era también una frontera social para la gente de Chancaní, en los llanos y de la Pampa de Pocho. Mientras tanto, el departamento Pocho presentaba los peores indicadores sociales y demográficos de Córdoba. Como diría el investigador Fernando Díaz Terreno, el norte de Traslasierra es un “espacio regional de postergación acumulada”.

Los años posteriores a la crisis del 2001 fueron de crecimiento del turismo a nivel nacional, a través de un nuevo papel del Estado como planificador de nuevos productos turísticos. Más allá de la pirotecnia electoral, es una lógica que se dio en los gobiernos nacionales y provinciales. Pero esto se vinculaba con otras dinámicas sociales: una demanda turística más fragmentada, acostumbrada a recorrer el país descubriendo lugares nuevos en períodos cortos. En ese marco, hay que entender la convocatoria de La Voz del Interior para elegir las maravillas naturales y artificiales de Córdoba en 2008, entre las que fue seleccionada la obra de los Túneles. Así se fue construyendo una nueva mirada sobre este lugar, buscando aprovechar su potencial turístico. Años después, comenzó el asfaltado de lo que ahora es la ruta provincial 28 desde Taninga hacia el oeste. En 2022, se inauguró el asfaltado y el mirador hasta el quinto túnel, con la promesa de seguir asfaltando hacia los llanos y llegar a Chancaní. Tal como hiciera el gobernador Cárcano hace más de un siglo, cuando inauguró el Camino de los Puentes Colgantes, la narrativa oficial igualaba asfalto con turismo y turismo con desarrollo. La promesa de la extensión del asfalto hacia el oeste no parece estar por cumplirse. De hecho, donde sí se está avanzando es en el tramo de la RP 28 que va de Taninga hacia Los Gigantes y Tanti, a la altura de Tala Cañada.

Así se fue gestando un corredor turístico que hoy figura en el abanico de opciones de agencias de Carlos Paz y Traslasierra, así como de otros puntos del país. Los fines de semana largos, el camino de cornisa se satura con autos y colectivos. El complemento de la vista es parar a comer cabrito (o chivito, como se lo llama ahora, desde la llegada de miles de turistas que usan esa denominación) en alguno de los más de diez comedores que han proliferado en los últimos años. Se trata de emprendimientos familiares de gente de la zona (que vivió toda su vida allí o se vino hace unos años a probar suerte y cambiar de estilo de vida), que forman parte de una economía campesina basada en la cría de cabras. “Nosotros somos la cara visible, pero hay toda una cadena detrás… nos beneficiamos todos”, señala Belén, a cargo del comedor Doña Florencia, a metros de donde hoy está apostada la Policía Caminera cortando el tránsito para quienes no son “esenciales”. Algunos comedores trabajan con animales que crían ellos mismos o sus familiares cercanos; otros son provistos por familias de Las Palmas o de Chancaní; y otros, frente a la alta demanda de temporada, traen cabritos de Cruz del Eje. A esto, se le agregan los puestos de artesanías y artículos regionales, en un circuito que incluye indirectamente (ya sea como proveedores de carne o quesos) a familias del otro lado de la Sierra de Pocho. La creación del Parque Nacional Traslasierra, en parte de lo que era la antigua estancia Pinas, también le dio otro dinamismo a la zona, ofreciendo puestos de trabajo directos e indirectos para jóvenes que quieren evitar el desarraigo. Para completar el panorama, a pesar de las condiciones de sequía, la zona venía zafando de los incendios forestales… hasta ahora.

Donde fuego hubo, problemas quedan

Como lamentablemente ya nos hemos acostumbrado, este año, también se sufrieron incendios forestales en distintos puntos de la provincia. Los focos que tardaron más tiempo en apagarse fueron justamente los que azotaron la Quebrada de la Mermela y las estribaciones occidentales de la Sierra de Pocho, afectando a la Reserva Provincial Chancaní y al Parque Nacional Traslasierra. La caída de una línea de alta tensión con nulo mantenimiento fue la causa de un fuego que quemó alrededor de 8 mil hectáreas y dejó sin electricidad a Chancaní y sus parajes cercanos durante cuatro días. “Hay un chico que trabaja con nosotros que perdió 70 cabritos que tenía congelados”, comenta Iliana, dueña del comedor Las Águilas.

Más allá de la participación de brigadistas de Parques Nacionales de todo el país, fue recién con las lluvias de octubre que las llamas se apagaron definitivamente. Como consecuencia, el tramo de la ruta 28 que baja de la Sierra a los llanos fue cortado para la circulación general, impidiendo la llegada de visitantes sueltos o en excursiones. De esta manera, se interrumpió la vía de comunicación interna de Pocho (entre Chancaní y Las Palmas), y se anuló el foco de atracción de turistas que le da dinámica a la zona. «Todo el mundo vive del turismo acá», asevera el jefe comunal de Las Palmas, Diego Tejeda, quien está haciendo gestiones en la zona y en la capital provincial para encontrar una solución que no sea el cierre pleno del camino durante todo el verano. 

La situación de los incendios y las lluvias generó la atención en relación con los posibles desprendimientos de la roca en el Camino de los Túneles. El “Informe del impacto de los incendios forestales en Camino de Los Túneles”, encargado por Vialidad provincial a la consultora Geo Vanguard, recomienda la “construcción de obras de drenaje y canalización de flujos en la parte alta de los taludes inestables”, así como también “comenzar inmediatamente las tareas de sostenimiento y remediación sobre el talud de la salida del Túnel 1 que presenta amenaza inminente de caídas”. Ante este informe, el cierre de la RP 28 en el tramo de los Túneles parece ser absolutamente necesario. No obstante, escuchando a la comunidad local, manifiestan que “siempre ha habido desmoronamientos, como pasa en la Cuesta de Brochero, siempre encontrás piedras en el camino”. En las conversaciones y entrevistas, se plantea la misma situación: siempre fue así y, en casi 100 años de los Túneles, nunca hubo un accidente. 

Ahora bien, con un aumento exponencial de visitantes por la obra del asfalto y construcción de miradores, con el impulso de la provincia a esta Ruta Escénica, una de las más importantes de la provincia, si no la más concurrida, ¿no era dable planificar estrategias previamente para no exponer a comunidades históricamente marginadas a una nueva situación de aislamiento? Las expectativas de cierre más favorables son de seis meses, mientras que algunos técnicos han llegado a hablar de dos años. Lo cierto es que algunos vecinos trabajadores de Las Palmas han comenzado a migrar a Córdoba en busca de trabajo porque la fuente laboral principal está bloqueada. 

“Teníamos reservas de gente de varios lugares del país, pero cuando se enteran de que no se puede llegar a los Túneles, deciden no venir”, comenta Leticia, rosarina que se vino hace unos años y abrió el Parador Ruta 28, apuntando al público motero. Ella está participando del espacio de Vecinos Autoconvocados, que realizaron una caravana de vehículos a Salsacate el pasado 15 de noviembre, entre otras iniciativas que buscan destrabar la situación cuanto antes. Quienes han invertido recursos, tiempo y esfuerzo en generar una fuente de trabajo genuina no pueden conformarse con un subsidio por tiempo indefinido.

Pensando alternativas

La situación desnuda las limitaciones en la planificación del territorio. Tirar una cinta asfáltica y esperar que los melones se acomoden solos no es generar desarrollo económico. Y una vez que la obra ya está hecha y se genera una nueva dinámica en la zona más allá del turismo (con una dentista de Salsacate que atendía gente en Chancaní y ahora tiene que dar una vuelta larguísima por Villa Dolores, por ejemplo), esta no se puede cortar así nomás, sin causar problemas de todo tipo. “Estamos proponiendo que, a medida que se arregle el camino, se pueda ir abriendo al público, aunque sea media calzada”, apunta el jefe comunal. Otra posibilidad es permitir la circulación a gente de la zona, más allá del personal mal llamado “esencial”.

En principio, se requiere que haya canales de comunicación entre la comunidad y el Estado provincial, y entre sus diferentes poderes y dependencias: comunas, Legislatura provincial, Vialidad provincial, Secretaría de Ambiente y Agencia Córdoba Turismo. Se trata de un problema complejo donde entran en juego aristas ambientales, económicas y sociales, con el turismo como disparador.  

A pesar de todo, esta coyuntura crítica no deja de ser una oportunidad para pensar alternativas al estado actual del corredor turístico, que presenta rasgos de masificación no favorables. Por empezar, este es el momento de definir criterios para la circulación de vehículos, que evite la saturación de los miradores y posibles accidentes, así como de regular el paso de colectivos de dos pisos. También es momento de mejorar la señalética en puntos específicos, como la Escuela secundaria n.° 384. 

Por otro lado, a mediano plazo, vale la pena el ejercicio de pensar qué otros atractivos se pueden aprovechar en una región con un paisaje único y muchísima historia. Los volcanes, los campos de palmeras Caranday, las iglesias coloniales de Las Palmas y Villa de Pocho, el balneario de Salsacate, entre otros, pueden ser excelentes productos turísticos. Tal vez no atraigan la misma cantidad de gente que la vista panorámica de los Túneles, pero son una excelente excusa para que al menos una parte de ese público masivo se quede unos días más o un plan B para momentos de crisis. 

*Por Sebastián Hissa y Nicolás Trivi para La tinta / Imagen de portada: Nicolás Trivi.

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Palabras claves: incendios forestales, Traslasierra

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