¿Es posible construir iglesias más inclusivas y libres de violencias?
La organización Católicas por el Derecho a Decidir Argentina lanza «Teologías feministas: espiritualidades en resistencia«, un libro que propone herramientas para identificar, visibilizar y denunciar la violencia contra las mujeres y disidencias, y las estructuras patriarcales dentro del cristianismo, a través de la mirada de seis teólogas latinoamericanas. En un contexto donde los discursos de odio y la discriminación prevalecen, este volumen comparte alternativas inclusivas y liberadoras, fomentando un diálogo crítico que busca transformar las prácticas religiosas y promover la dignidad de todas las personas. En diálogo con Luján Farfán, integrante de CDD, se abordan los retos y horizontes de las teologías feministas en la construcción de un espacio espiritual más justo.
El año pasado, la organización Católicas por el Derecho a Decidir Argentina (CDD) publicó Teologías feministas: espiritualidades en resistencia, el decimotercer volumen de la colección “Religión, Género y Sexualidad”. En la publicación, seis teólogas latinoamericanas (Marilú Rojas Salazar, Ivone Gebara, Lucía Riba, María de los Ángeles Roberto, Nancy Elizabeth Bedford y Jocabed Reina Solano Miselis) se disponen “a mirar los feminismos desde una perspectiva teológica y a las teologías desde una perspectiva feminista”, escriben desde diferentes experiencias en sus territorios y ponen sobre la mesa la diversidad que existe hacia dentro del cristianismo.
Nos comunicamos con Luján Farfán Ramos, integrante del área de Diálogo Ecuménico e Interreligioso de CDD. Junto a Natalia Rodríguez, fueron las encargadas de seleccionar y convocar a las autoras, y presentarán la publicación, esta vez, en Capital Federal, después de haber estado en otras provincias.
Como explicitan desde CDD, los debates teológicos son significativos en la medida en que ofrezcan alternativas a los fundamentalismos religiosos, a los discursos de odio, discriminaciones, violencias y abusos en las iglesias y demás instituciones cristianas.
¿Es posible construir iglesias más inclusivas y libres de violencias? Para las Católicas por el Derecho de Decidir, no solamente es posible, sino necesario.
Pero Luján enfatiza en algo que sabemos y que siempre será necesario remarcar: «Apostar por la construcción de espacios así implica romper con estructuras que históricamente oprimieron a determinados grupos o personas, y nuestro trabajo es poner el enfoque en una fe que realmente promueva la construcción de espacios inclusivos, que promueva la dignidad y los derechos de cada una de las personas, que cada unx pueda vivir en estos espacios de manera plena y que pueda integrar todos los aspectos de su vida desde su espiritualidad también».
Por supuesto, aclara, este horizonte a construir es un gran desafío y, sobre todo, teniendo en cuenta que «las estructuras tradicionales de la Iglesia y, en especial, la católica apostólica romana ha sido históricamente androcéntrica y patriarcal, con lecturas o interpretaciones bíblicas, y un quehacer teológico súper machista, en donde los varones siempre han tenido el poder a la hora de tomar decisiones dentro de la institución. Y el lugar que ocupamos las mujeres, y las disidencias sexuales mucho más, ha sido marginado completamente. Un trabajo de sostenimiento de la institución, que siempre fue llevado a cabo por las mujeres y que no se reconoce”, dice Farfán.
Justamente ahí, dicen las CDD, es donde entran a jugar las teologías feministas que son “estas otras relecturas, estas otras interpretaciones desde una perspectiva de género, que nos aportan herramientas para crear esos espacios de resistencia y transformación dentro de las instituciones”. Como explican en diálogo con La tinta, las teologías feministas son teologías críticas, que cuestionan las lógicas y estructuras hegemónicas ―patriarcales y machistas―, y nos ayudan a deconstruir muchos de esos mitos o mandatos que fueron internalizados por todos los creyentes y por la sociedad en general, sobre todo, en nuestro país, donde tiene que ver más que nada con la moral sexual, muy permeada por los mandatos de la Iglesia católica apostólica romana.
«El libro explora, entre otras cosas, la espiritualidad feminista descolonial, la culpa religiosa impuesta a las mujeres, la violencia de género y la necesidad de una nueva hermenéutica bíblica que desafíe las interpretaciones tradicionales. Los estragos de las teologías patriarcales en los cuerpos de las mujeres, las huellas de dolor, de culpa, de castigos y de subordinación se hacen visibles a la luz de otras ‘revelaciones‘ que dicen: esto que vivimos no es designio divino, esto no es amor, esto puede y debe ser transformado”, escriben.
Las teologías feministas, entonces, ofrecen horizontes de posibilidad para superar la misoginia en los ámbitos religiosos, identificar y desarmar los discursos de odio disfrazados de buenos valores, de fe y creencias “puras” que limitan la participación plena de mujeres en las estructuras de poder de las instituciones. Teologías Feministas: espiritualidades en resistencia, dice Lujan, propone herramientas para identificar, visibilizar y denunciar la violencia contra las mujeres y disidencias que existe dentro de las instituciones, y abre puertas hacia una mirada muchas veces silenciada en la historia de la Iglesia, esta historia de resistencia.
«Las espiritualidades feministas desafían todas esas estructuras de poder que son las que terminaron sosteniendo nuestra opresión en nombre de la fe. Nosotras siempre decimos que, muchas veces, se usa la Biblia no para liberar, sino para oprimir. Entonces, las teologías feministas ofrecen esta otra mirada para poder vivir una fe liberadora, para poder construir esos espacios de transformación que soñamos y, en ese sentido, aportar a la construcción de un mundo mejor», cuenta Lujan y hace hincapié en que las teologías feministas nos invitan a construir en comunidad ese camino: «Estamos en una época en donde hace falta poder identificar y construir, apostar por espacios donde poner nuestra esperanza y, para nosotras, esos espacios son espacios de fe, en donde se vive de una manera más inclusiva, más justa y más liberadora».
¿Se puede hablar sobre espiritualidades en clave feminista o quizás interpelar a personas que no están tan atravesadas por experiencias que tienen que ver con lo espiritual o lo religioso? «Existe esta otra forma de vivir la espiritualidad que no oprime, sino que libera y creo que, en primera instancia, lo más importante es poder encontrarse con la otra, entender que ese encuentro es potente y transformador, que escuchar las experiencias de muchas mujeres o de personas de la diversidad que fueron excluidas, que han vivido experiencias a través de la culpa, encontrarnos y escuchar esos testimonios nos da la posibilidad de repensarnos. Desde los feminismos, siempre decimos que venimos a transformarlo todo y, en el ámbito de la espiritualidad, también. Celebrar nuestra vida, nuestro cuerpo, el placer, la conexión con la tierra y con las demás personas nos habilita también a poder construir espacios de encuentro y diálogo donde poder compartir experiencias de todo tipo. Vivimos una espiritualidad encarnada, o sea, es algo que nos atraviesa permanentemente en todos los aspectos de nuestra vida”, concluye Farfán.
Presentación en Buenos Aires: 1° de noviembre a las 17 h en el Centro Cultural Paco Urondo, con el apoyo del Instituto de Investigaciones de Estudios de Género de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, junto con algunas de las teólogas que escribieron en el libro.
*Por Soledad Sgarella para La tinta / Imagen de portada: CDD.