Trabajadorxs y comunidades defienden la continuidad de los CAPS: “Los Centros de Salud son extensiones de la familia”
A partir del anuncio de la municipalización de los Centros de Salud de la Provincia, vecinas de diferentes barrios-ciudades de Córdoba se movilizan en defensa de las instituciones y sus equipos profesionales. Conversamos con una integrante del CAPS Ampliación Ferreyra sobre el trabajo territorial que sostienen desde hace más de 20 años.
La semana pasada, trabajadores y trabajadoras de los Centros de Atención Primaria de la Salud (CAPS), dependientes del Ministerio de Salud de la Provincia de Córdoba, recibieron la noticia de que la infraestructura pasaría a funcionar bajo la órbita municipal y que todo el personal debería reubicarse en hospitales provinciales. “Ante este embate (verticalista y autoritario) a la salud pública, particularmente a la atención primaria de la salud (y las trayectorias construidas con las comunidades), expresamos nuestro profundo malestar por la perspectiva incierta de sus trabajadorxs y de las comunidades”, señalaron, en un comunicado, profesionales afectadxs por la medida.
La respuesta de las comunidades no tardó el llegar. En Ciudad Evita, Ampliación Ferreyra, Ciudad de mis Sueños, Ciudad de los Niños y Angelelli, se convocaron en defensa de las instituciones barriales. “Son las mujeres las que se están movilizando y, a medida que se van enterando de esta decisión del gobierno, se van organizando para hacer tomas simbólicas de los espacios”, comenta a La tinta Paola Machinandiarena, trabajadora social, integrante del equipo de salud del CAPS Ampliación Ferreyra.
En los últimos días, ante la demanda de las vecinas, funcionarios provinciales se hicieron presentes en los Centros de Salud y firmaron actas compromiso donde garantizan que los CAPS van a continuar abiertos, que el personal no va a perder su trabajo y que el equipo continuará ejerciendo sus funciones en el mismo territorio. Sin embargo, el compromiso asumido no hace mención de tiempos ni proyecciones y, por lo tanto, la situación de trabajadorxs e instituciones sigue siendo incierta.
Como explica Paola, el problema no es, en sí mismo, depender del Estado municipal, sino “romper con todo lo que ya existe y funciona en los territorios, trasladar el 100% del personal y volver a empezar de cero”. A esto, se suma la falta de respuestas certeras en la comunicación oficial e informaciones cruzadas sobre el destino laboral de las personas involucradas. Por mencionar un ejemplo, la semana pasada, desde el Ministerio de Salud, dijeron a referentes trabajadorxs que quienes quisieran quedarse en los CAPS tenían que renunciar a la planta permanente o al contrato que tuviesen para pasar a ser monotributistas en la Municipalidad.
“Nos han puesto en una posición bastante jodida. De repente, tener que pensarnos en otros lugares, cerrar procesos o no cerrarlos, y no saber qué hacer. Hay muchos compañeros de los Centros de Salud con la tensión alta, ya hemos llorado, estamos enojados, a veces nos reímos. Es jugar también con la salud mental de quienes estamos trabajando en los territorios, en procesos hace 20, 10 o 5 años”, detalla Machinandiarena.
Diferentes instituciones y organizaciones, como la Federación Sindical de Profesionales de la Salud de la República Argentina, la Unión de Trabajadores de la Salud (UTS), la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), el Colegio de Profesionales en Servicio Social, el Colegio de Psicólogos y la Licenciatura en Trabajo Social de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Córdoba, expresaron su preocupación por la iniciativa del gobierno.
¿De qué se trata el trabajo de los CAPS?
Con excepción de dos casos, en Villa Boedo y en el Polo Integral de la Mujer, los Centros de Atención Primaria a la Salud están ubicados en los barrios-ciudad creados por la gestión de José Manuel de la Sota entre 2002 y 2008. “A muchos nos trasladaron a los barrios-ciudades junto con la población que estaba siendo trasladada ese mismo día. Entonces, tenemos muchos años de laburo en el territorio, tantos como la existencia del mismo barrio”, señala Paola y destaca el papel central de estas instituciones en la construcción de la identidad barrial a lo largo de todo este tiempo, en espacios que llegaron a reunir, por ejemplo, siete poblaciones de diferentes asentamientos, desplazadas de sus territorios originales.
Una de las características de los CAPS es el trabajo multidisciplinar e interdisciplinar de sus equipos de trabajo: no solamente hay medicina y enfermería, sino también profesionales de odontología, psicología, trabajo social y nutrición. Además, las personas tienen formación en Atención Primera de la Salud (APS) y, antes, muchas de ellas fueron parte del programa provincial Salud Familiar o del programa de Médicos Comunitarios de Nación, que terminó de cerrarse recientemente en Córdoba.
“Tener formación de APS implica no solamente estar adentro del Centro de Salud, sino que construimos redes o mesas de trabajo con las otras instituciones y con las organizaciones de los barrios en espacios estables, sostenidos en el tiempo. Participamos de los Consejos de Niñez y de Adolescencia de la Municipalidad, formamos parte de Consejos de Jóvenes, estamos en mesas de covisión de la salud, en distintos espacios de red. Pero, además, desarrollamos tareas comunitarias. Muchos de los CAPS tienen espacios de asesorías escolares, espacios de educación sexual integral junto con las escuelas, espacios de ludoteca, grupos de mujeres, huertas comunitarias, espacios de soberanía alimentaria, distintos proyectos de acuerdo a cada barrio, su impronta, su lógica de laburo”, explica la trabajadora social de Ampliación Ferreyra.
“Hacia adentro del Centro de Salud, se trabaja mucho la promoción y la prevención, el control de crecimiento y desarrollo se hace de manera interdisciplinaria, al igual que los controles de embarazo. A pesar de todas las limitaciones que tenemos, como, por ejemplo, no tener sala de espera. Pero, al tener la posibilidad de la interdisciplina, podés construir espacios de prevención y de acompañamiento tanto individual, familiar y comunitario. No solamente se hace la entrega del método anticonceptivo, sino que se trabaja en la promoción de la salud sexual, trabajamos la IVE y la ILE. En Ampliación Ferreyra, desde este año, tenemos abierto el consultorio de hormonización para las personas trans y, así, muchas otras cosas que hemos ido construyendo a lo largo de todos estos años y que no son solamente recibir una persona dentro de un consultorio, resolver la consulta y que se vaya a su casa”.
Hasta el momento, no hay pronunciamientos que expliquen la intención de impedir la continuidad de estos procesos que, como repasa Paola, se nutren de la experiencia sostenida en el tiempo: 17 años del taller de ESI, 12 años en el Consejo de Jóvenes, 8 años del desayuno mensual para personas con diabetes, 9 años del espacio de soberanía alimentaria en Ciudad de mis Sueños; y muchas más diversas experiencias de salud colectiva. “Siempre cosas para mejorar, pero eso no significa romper todo y empezar de cero”, refuerza la trabajadora.
La situación de incertidumbre se suma a la crisis en materia de salud que, además de afectar las condiciones laborales de los trabajadores, se traduce en recortes presupuestarios y escasez de insumos: “Desde diciembre, hay cosas que no recibimos con regularidad como sí lo hacíamos antes. Del programa Remediar, pasamos de recibir siete cajas de medicamentos por mes a recibir una. La última caja de anticonceptivos de Nación llegó el 2 de enero. Al misoprostol lo recibimos ahora desde la Provincia porque la Nación no mandó nunca más. Y, así, todo lo que venía regularmente del Ministerio de Salud de la Nación ya no viene de ahí, entonces, estamos funcionando a los ponchazos con cosas que va comprando la Provincia y que no tiene la logística de Remediar, que era impresionante porque abastecía desde Buenos Aires a los centros de salud de todo el país”.
Las dificultades económicas se complementan con otra crisis en el plano simbólico y cultural: “Hay un cambio de paradigma y una gran avanzada anti derechos humanos, un montón de cosas que creíamos saldadas y que no están siendo así, que va a haber que salir a defenderlas o perderlas”, expresa Paola.
Dentro del complejo panorama, la movilización de las comunidades, en cada barrio donde las vecinas están defendiendo los CAPS, permite registros que dan cuenta del trabajo sostenido: “Nos dicen que el equipo de salud las abraza. Es cierto, en los equipos de salud, cuando construís un vínculo con el territorio y, sobre todo, cuando hay multidisciplina, cuando está la posibilidad de encontrarnos desde otro lugar, los abrazos aparecen y hace 20 años que nos venimos abrazando. Y otra cosa que decían es que los Centros de Salud son como extensiones de la familia, son parte de la vida cotidiana, con las puteadas y con las buenas cosas, con todo, pero son parte de la familia. Entonces, se trata de romper eso también”, concluye Paola.
*Por Redacción La tinta / Imagen de portada: Ramiro Pereyra/ La voz.