El MTE lanzó la campaña solidaria «Ningun pibe con hambre»
Cuando el Estado se retira y gestiona con políticas de crueldad, como no mandar alimentos a los comedores, la organización y la solidaridad es la salida para sostener las realidades de muchas familias. Los comedores comunitarios, una vez más, están en la primera línea y con mucho esfuerzo preparan un plato de comida. El MTE lanzó una campaña solidaria contra el hambre. Conocé la propuesta y cómo podés colaborar.
La situación es preocupante. Cada día, más familias no llegan a fin de mes ni a cubrir la canasta básica y se tienen que saltear alguna comida. Nada indica que esto podría mejorar en lo que del Estado depende. Los alimentos siguen sin repartirse ni la leche enviada mediante la fundación CONIN está llegando a destino. Desde diciembre, no se ejecuta la partida de los programas para los comedores que dependen del gran y ambicioso Ministerio de Capital Humano. A medida que pasan los meses, la realidad se agudiza y, con este frío, todo se vuelve más cruel. Semanas atrás, el Informe del Observatorio de la Deuda Social de la UCA reveló que la pobreza aumentó al 55,5% en los primeros meses de 2024 y afecta a casi 25 millones; 8 millones están en estado de extrema pobreza, por debajo de la Canasta Básica Alimentaria, la indigencia se eleva al 17,5% y 7 de cada 10 niños y niñas están en la pobreza.
“Las partidas de alimentos de Nación se cortaron en diciembre. La leche que ordenó la Justicia a distribuir semanas atrás, mediante CONIN que no tiene alcance en todo el país y, a su vez, la entregan a otras fundaciones y no a los comedores. Por ejemplo, en Córdoba, lo hicieron mediante la ONG Vaso, pero la leche no llegó. Tampoco estamos recibiendo las partidas de alimentos secos desde la provincia. Lo único que quedó es la Tarjeta Activa, pero que no está habilitada todos los meses. La última vez fue en marzo, con 100.000 pesos por comedor y solo se puede usar en los comercios adheridos, que son pocos”, cuenta Viviana Lamas, del Comedor Wawas Warmi de barrio Nueva Esperanza, en Argüello, que forma parte de la red de comedores del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE).
Están haciendo 230 porciones que entregan para familias completas. En diciembre, hacían 140. Ya no solamente se acercan madres para que sus niñes reciban un plato de comida, ahora también ven llegar a hombres, abuelos y abuelas. “Aumentó mucho la convocatoria de gente que se acerca buscando comer y lo terrible es que no podemos dar respuesta”.
Pasaron de repartir de lunes a viernes a hacerlo una sola vez por semana porque no tienen mercadería. “A muchas familias no les alcanza el dinero para comer y no consiguen trabajo. Y a nosotras no nos alcanza la mercadería para cocinar como antes. Las cocineras ponemos de nuestro bolsillo lo que podemos, alguna vecina se acerca con un aceite o un paquete de fideos, pedimos en comercios de la zona”, detalla Viviana.
La economía popular y las trabajadoras de la rama sociocomunitaria le encuentran la vuelta, siempre son primera línea y le ponen el cuerpo para que la vida sea mejor. “Está difícil, pero acá, en el barrio, tenemos la suerte de que trabajan varias organizaciones y nos pusimos de acuerdo para cubrir todos los días con un plato de comida o merienda. Cada espacio se hace cargo de un día y, al menos así, la familia tiene resuelta la merienda y la cena de cuatro días a la semana”, dice Viviana, cocinera del Wawas Warmi.
Las cocineras comunitarias hacen un trabajo de cuidado históricamente no reconocido, que asiste y contiene en las peores crisis. Ahora, además, son estigmatizadas, poniendo en duda el trabajo, la gestión de los comedores y el uso de la mercadería. La perversidad y el desconocimiento es absoluto. En el comedor Wawas Warmi, las que cocinan son pocas. Cuenta Viviana que eran 16 sosteniendo el comedor y toda la gestión del mismo, beneficiarias del Potenciar Trabajo, y agrega: “El plan que está implementando el Estado nacional es desfinanciar a las organizaciones y eliminar las redes. Nosotras trabajamos por el Potenciar y cumplimos un horario por eso. Además de querer eliminarlo, a muchas les dieron arbitrariamente la baja. Ahora, quedamos 9 y en todos los comedores se repite lo mismo. Entre las que quedamos, nos vamos a organizando, rotamos los días de trabajo, el resto nos dedicamos a buscar donaciones, llegarnos hasta los almacenes y verdulerías, que siempre con algo nos ayudan, y así vamos juntando para el grupo que le toca cocinar”.
La red de siempre, colectiva y solidaria que se teje en los barrios se sigue organizando. El Movimiento de Trabajadores Excluidos lanzó la Campaña solidaria nacional «Ningún pibe con hambre», “para abastecer de alimentos a espacios que trabajan el desarrollo integral de las infancias y sus familias en los barrios populares. Porque nuestros espacios no dan abasto para cubrir la demanda y nos la ingeniamos para cocinar cada vez más con menos recursos”, expresaron desde el MTE.
La red de espacios comunitarios del MTE incluye lugares en todo el país donde hijos e hijas de los trabajadores de la economía popular pueden desarrollar actividades educativas, deportivas, musicales, recreativas, didácticas y lúdicas. El primer espacio sociocomunitario surgió posterior a la crisis del 2001 y, a lo largo de estos años, el trabajo se extendió a diferentes ramas de la economía popular, se federalizó y fueron surgiendo otras demandas y necesidades, y nació la red. Hoy, cuentan con Centros Comunitarios, CIRAS (Centros Infantiles de Recreación y Aprendizaje), espacios deportivos, orquestas infantiles y comedores, ollas populares y merenderos. Conocé la propuesta y todos los comedores que integran la red ingresando a la web.
Apelan a la solidaridad de la gente para tener con qué cocinar mediante una donación mensual; los montos varían dependiendo cuánto puede cada quien.
“Desconocen la importancia de los comedores y somos la primera línea siempre. En pandemia, también, atendimos a la gente a la que no llegaban con las políticas públicas. Y no solo es un tema nacional, creemos que la Provincia también tiene que hacerse cargo de la problemática del hambre. Estamos ante una situación de emergencia alimentaria, por más que lo quieran ocultar o desacreditar. Vayan a los barrios y véanlo. Con un pequeño granito de arena, podemos hacer que muchos ancianos y niños que son los más vulnerables ahora puedan recibir un plato de comida”, concluye Viviana.
*Por Redacción La tinta / Imagen de portada: MTE.