Un festival feminista para llenar las ollas

Un festival feminista para llenar las ollas
5 junio, 2024 por Soledad Sgarella

Este sábado a la siesta, y en el marco del 3J #NiUnaMenos, las Alerta Feminista organizan un festival solidario en el Parque Sarmiento con la participación de Soul Bitches, Lore Giménez, Mercuriales, Lucre Ortiz y DJ Versátil. Porque el hambre es una forma de la violencia de género y porque las políticas de crueldad no cesan, hay un acuerdo feminista sobre lo urgente: el cuidado, el activismo y el sostenimiento de lo más básico, el alimento.

Un par de mujeres en un barrio, en otro barrio, más cerca y más lejos, se juntan. Abren sus casas, ponen de su bolsillo flaco. Juntan lo que pueden. Aportan lo que consiguen y dan de comer. “Ante la falta de alimentos, no enviados por el Gobierno nacional, la situación se agrava. La demanda aumenta y la comida no alcanza. Por lo que las estrategias para poder sostenerlo se complejizan. En algunos barrios, fue necesario disminuir los días en los que se entregaba comida; en otros, se fortalecieron herramientas de autogestión para poder garantizarlo. La economía popular y las trabajadoras de la rama sociocomunitaria le encuentran la vuelta para no dejar al pueblo solo. Porque si algo sabemos es que, en estos tiempos difíciles, la organización colectiva para hacerle frente a esta crisis es lo que nos va a salvar. Los comedores existen, resisten, luchan cotidianamente para fortalecer redes comunitarias que llegan donde el Estado no. El que desconoce esta realidad es porque está lejos y el que la niega es porque no quiere que las redes de solidaridad y organización existan”, dicen a La tinta Lucía Daniele y Sol Alamo, integrantes del Frente Transfeminismo Popular del Movimiento Evita.

Pero todo es poco, porque lo que pasa es mucho. Así, cientos, miles de comedores y copas de leche se sostienen. Decir “hacen magia” es una frase demasiado amable, irrespetuosa, para una realidad tan cruda. Abundan por estos días las noticias sobre la falta de mercadería en los comedores y la desidia estatal en galpones con 5 millones de kilos de alimentos acumulados, algunos a punto de vencer. «Va a llegar un momento donde la gente se va a morir de hambre. De alguna manera, va a decidir algo para no morirse. No necesito intervenir. Alguien lo va a resolver», expresó la semana pasada el presidente Javier Milei en la Universidad de Stanford en Estados Unidos. La política de crueldad banaliza el hambre.

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Imagen: Movimiento Evita

Desde diciembre que no se ejecuta la partida de los programas para los comedores, dependiente del ahora nuevo gran Ministerio de Capital Humano. Los argumentos varían y cambian cada semana. El único programa en pie de las políticas alimentarias complementarias es la Tarjeta Alimentar, que cubre una asistencia acotada para niños y niñas de hasta 14 años. Ayer, el Informe del Observatorio de la Deuda Social de la UCA reveló datos alarmantes: la pobreza aumentó al 55,5% en los primeros meses de 2024 y afecta a casi 25 millones de argentinos. Alrededor de 8 millones están en estado de extrema pobreza, por debajo de la Canasta Básica Alimentaria. La indigencia se eleva al 17,5%. En Argentina, la inseguridad alimentaria total para áreas urbanas alcanza al 24,7% de las personas, al 20,8% de los hogares (alrededor de 3,7 millones de viviendas) y al 32,2% de los niños, niñas y adolescentes. 

Mientras el show del hambre y la entrega de alimentos se amplifica cada día, con nuevos elementos de disputa política, pero, sobre todo, de falta de gestión y ―a estas alturas― de humanidad, hace frío y hay hambre en los barrios. En nuestro país, hay 34.782 comedores populares que cuentan con 134.449 colaboradores, indicaron desde Alerta Feminista, un espacio intersectorial cordobés que reúne identidades y pertenencias diversas, con compañeras construyendo una perspectiva feminista en más de 50 organizaciones sociales, sindicales, académicas, barriales, de la cultura y el deporte de Córdoba. Desde esa heterogeneidad, expresan: “Hay un acuerdo sobre lo importante, lo urgente y lo imprescindible: la unidad, el activismo del feminismo y el sostenimiento de lo más básico. Hoy, el hambre”. 

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Imagen: MTE

Ante lo que parece cinismo o ignorancia, recordamos e insistimos: los comedores que sostienen los movimientos populares son espacios sociocomunitarios llevados adelante por trabajadorxs de la economía popular. En los comedores, confluyen un abanico de problemáticas que superan ampliamente el mero ejercicio de resolver lo alimentario, ya que funcionan como primera línea de respuesta ante lo urgente. Situaciones de consumo, de violencias por motivos de género, problemáticas vinculadas a la salud, a la educación. Es decir, no se reduce a una sola problemática, sino que hablamos de una integralidad de situaciones que se abarcan. Son espacios de resolución, pero, fundamentalmente, de organización y de construcción de comunidad. Es por esto que molesta tanto”, remarcan desde el Movimiento Evita.

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Imagen: Movimiento Evita

Ayelén Vadillo, integrante de Alerta, explica que decidieron hacer un festival solidario en el marco del Ni Una Menos para consolidar y organizar las redes construidas y como forma de hacer frente a la política de crueldad y ajuste que se ejerce sobre los sectores más vulnerables, de los cuales las principales afectadas son las niñeces, mujeres y disidencias. “A la política del individualismo y del sálvese quien pueda, nuestra respuesta es volver a generar espacios colectivos, organizados y solidarios que nos permitan seguir caminando hacia la construcción de una sociedad más justa e igualitaria”, detalló.

Las integrantes del Frente Transfeminismo Popular subrayan el estado crítico e indignante de los comedores, merenderos y copas de leche: “No solo se ha desabastecido a esos espacios, sino que además se está llevando adelante una campaña de estigmatización, criminalización y odio en un nivel horroroso y por demás injusto. Desde que asumió el Gobierno nacional, se encargó de ubicar como enemigos a los movimientos populares y, en ese marco, han desplegado miles de mentiras para justificar su plan de ajuste sobre los sectores más humildes. Parece una burla, pero lo que nos queda claro es que no les molesta entregar el alimento, lo que les molesta es que en esos espacios exista organización comunitaria”.

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Imagen: MTE

Débora Koraj es trabajadora de la economía popular, referente de MTE e integrante de Alerta Feminista: “Este 3J seguimos luchando y visibilizando las violencias de este nuevo gobierno. Vaciando los comedores y no reconociendo nuestros salarios. Hacemos un trabajo no remunerado, ponemos nuestros corazones para ayudar a los que más necesitan, pero, en vez de ser reconocidas como trabajadoras, nos estigmatizan diciendo que no trabajamos, que somos chorras de alimento, que no existimos. Me gustaría que salgan y recorran los barrios populares para ver toda la contención que brindamos y que sí entregamos los alimentos, que sí recibimos violencia económica, psicológica, abandono del Estado y muchas de nuestras vecinas han sufrido violencia física”.

Las crisis económicas, sociales y políticas recaen con más fuerza sobre las mujeres y disidencias, sobre quienes históricamente cuidan. La solidaridad y las redes que los feminismos vienen tejiendo en los territorios demuestra que la organización vecinal, barrial, es la que para la olla en estos momentos de corrimiento del Estado y deshumanidad, y también son quienes acompañan las violencias, las precariedades en los cuerpos, las tristezas.

Para el festival, se invita a colaborar con un alimento no perecedero que será donado a comedores populares de nuestra provincia. La cita es este sábado 8 de junio, de 14 a 18 h en el Parque Sarmiento (frente al Rosedal). Entrada libre y gratuita. Con la participación de Soul Bitches, Lore Giménez, Mercuriales, Lucre Ortiz y DJ Versátil.

*Por Soledad Sgarella para La tinta / Imagen de portada: MTE.

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Palabras claves: Alerta Feminista, feminismo, Ni una menos, olla popular

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