La fe popular por la Virgen Morenita del Valle
Por Juan Cristian Castro para La tinta
Miles de creyentes se movilizan cada 8 de diciembre en San Fernando del Valle de Catamarca para rendir homenaje a la Virgen del Valle.
Se trata de fieles católicos -y no tanto- que todos los años participan de kilométricas peregrinaciones para agradecerle milagros a la Virgen Morenita. Salud, trabajo, vivienda y familia, entre otros.
La historia de la Virgen del Valle se remonta al siglo XVII. Se dice que un grupo de pescadores encontró una pequeña estatua en una gruta cerca del río del Valle, descubrimiento que fue interpretado como un signo divino. La noticia se esparció rápidamente entre la comunidad local.
Una de las acciones que más se le reconoce a la virgen es la protección de la ciudad en el histórico terremoto que ocurrió el 7 de septiembre de 2004. El sismo fue de 6,5° en la escala de Richter, provocó numerosos derrumbes, pero no se registraron víctimas fatales.
Al igual que otras vírgenes y santos populares, la patrona de Catamarca reúne en sí el sincretismo (no necesariamente simétrico) entre rituales y símbolos pertenecientes a culturas de la región, por un lado, y la fe católica, por otro.
Bajo un sol sofocante y temperaturas superiores a los cuarenta grados, miles de peregrinos -sobre todo, de provincias limítrofes- se trasladan hacia la Catedral de Catamarca para saludar la imagen de la virgen.
La procesión, ya sea a pie, de rodillas, en bicicleta o autos, significa un acto de fe, una expresión de intenciones y agradecimientos a la virgen por las bendiciones recibidas.
La devoción hacia ella es palpable en cada rincón del santuario, donde se observan ofrendas de agradecimiento y testimonios de los milagros concedidos.
